Inmigrante cubana es obligada a separarse de su familia tras ser deportada por ICE: "No se lleven a mi hija"
Heidy Sánchez, una inmigrante cubana deportada desde Florida, enfrenta la difícil realidad de haber sido separada de su familia tras un procedimiento del ICE.
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Florida es uno de los principales estados de EEUU en albergar inmigrantes. Heidy Sánchez, una inmigrante cubana, es una de ellos, quien, tras trabajar arduamente y dedicarse a darle lo mejor a su familia, convirtió dicho estado en su hogar. Sin embargo, Sánchez fue deportada abruptamente en un procedimiento impulsado por el ICE, separándose de su hija y esposo. Tras construir un hogar en Tampa y haber solicitado asilo en 2019, Sánchez nunca imaginó que sería separada de su familia después de haber trabajado arduamente en Florida.
Esta deportación resalta la polémica política migratoria de la administración de Trump y su enfoque hacia los inmigrantes. A pesar de que su hija y esposo son ciudadanos estadounidenses, la intervención del ICE resultó en su expulsión a Cuba, un país donde las condiciones de vida, año tras año, se vuelven cada vez más difíciles.
La lucha por el sueño americano y el costo personal de la inmigrante cubana
Gracias al programa "Permanecer en México", Sánchez llegó a Estados Unidos en 2019. Sin embargo, durante meses, no pudo presentarse a su cita con inmigración por las amenazas de los cárteles que extorsionaban y secuestraban a cubanos, amenazando su paso seguro hacia la frontera. Cuando finalmente cruzó, un agente de inmigración le permitió quedarse tras exponer que su vida corría peligro. Luego de 9 meses bajo custodia, fue liberada y pudo reunirse con su familia en Tampa, donde estudió para ser asistente de enfermería y tuvo a su hija.
No obstante, la política de inmigración, cada vez más restrictiva con los inmigrantes en Estados Unidos, empezó a afectar sus opciones legales. En 2019, una audiencia de inmigración que no se concretó comenzó a poner en riesgo su permanencia en el país. Pese a que Sánchez no posee antecedentes legales, como una multa o un arresto, el gobierno estadounidense avanzó en su deportación en abril, a pesar de los esfuerzos legales para evitarlo.
La separación de su hija y la respuesta del DHS
El 21 de abril, cuando Sánchez llegó a una cita programada con el ICE, se le informó que sería detenida. Acompañada por su hija Kailyn y su abogado, los agentes le indicaron que debía entregar a su hija a familiares mientras ella sería arrestada. “Les dije: ‘No se lleven a mi hija’”. Sin embargo, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) negó que se le impidiera llevarse a su hija. Según Tricia McLaughlin, subsecretaria del DHS, la seguridad de los niños es una prioridad y la separación fue manejada conforme a los protocolos establecidos.
La abogada de Sánchez, Claudia Cañizares, señaló que la forma en que el ICE gestionó la detención fue "turbia" y que obstaculizaron su acceso para brindarle apoyo legal antes de la deportación. Finalmente, Heidy fue subida a un vuelo a Cuba, separándose de su hija y esposo sin una audiencia que pudiera haber detenido su deportación.
La difícil adaptación a Cuba y la esperanza de reunificación
Tras su deportación, Heidy Sánchez se enfrentó a una nueva realidad en Cuba, un país que ya no reconocía como su hogar tras años de vida en Florida. Su familia reside en una casa en ruinas en las afueras de La Habana, donde las condiciones de vida empeoran debido a los constantes cortes de electricidad y la escasez de recursos. Además, la cobertura de telefonía es tan deficiente que Sánchez debe subir al techo de la casa para intentar comunicarse con su familia en Estados Unidos.
El dolor de Sánchez es profundo, especialmente por la separación de su hija, a quien amamantaba antes de su deportación. A través de grabaciones de voz, su esposo intenta consolar a Kailyn, quien ha sufrido convulsiones y problemas para dormir desde que su madre fue llevada lejos. "Yo sufro, pero sé que ella sufre más", sostuvo Sánchez al referirse a su hija.





















