Andrea Ghez se convierte en la cuarta mujer en la historia en ganar el Nobel de Física
La astrónoma estadounidense recibió el reconocimiento por los descubrimientos sobre los agujeros negros y su relación con la Teoría de la Relatividad.
La estadounidense Andrea Ghez, junto al británico Roger Penrose y el alemán Reinhard Genzel, recibió el Nobel de Física 2020 por sus descubrimientos sobre los agujeros negros y su relación con la Teoría de la Relatividad, así como por hallar lo que sería uno de estos en el centro de la Vía Láctea.
Es así como Ghez se convierte en la cuarta mujer en la historia en ganar este premio, otorgado por la Real Academia de las Ciencias Sueca en Estocolmo, después de Marie Curie, en 1903; Maria Goeppert-Mayer, en 1963 y Donna Strickland, en 2018.
Andrea Ghez en una conferencia de TED: la búsqueda de un agujero negro supermasivo | Fotocaptura: TED
Andrea Ghez, de 55 años, es astrónoma y académica de la Universidad de Los Ángeles. Fue premiada, en específico, por su trabajo en el “descubrimiento de un objeto compacto supermasivo en el centro de nuestra galaxia”, de acuerdo a la fundación Nobel.
La entrega de este premio a la astrónoma estadounidense destaca el rol de las mujeres en un ámbito donde, por lo general, se resalta el trabajo masculino. “Espero que esto pueda inspirar a otras mujeres a que entren en este campo”, declaró Ghez en conferencia de prensa, según el diario El País.
“¿Qué es un agujero negro? No lo sabemos”, explicó la astrónoma vía telefónica durante el acto de anuncio de los premios. “El hecho de que no sepamos qué hay dentro de ellos es parte de la intriga que nos hace avanzar en la tarea de entender el mundo físico”.
A inicios de los 90, Ghez y Genzel descubrieron un agujero negro oculto en nuestra galaxia. El equipo de la astrónoma usó los telescopios ópticos de los observatorios astronómicos de Mauna Kea, Hawai, y el de Genzel; los del Observatorio Europeo Austral, Chile, para estudiar, durante años, el movimiento de las estrellas en el centro de la Vía Láctea.
Ambos equipos mostraron que la velocidad con que se desplazan las estrellas solo podía deberse a la fuerza de gravedad de una masa compacta invisible para los telescopios ópticos: el agujero negro supermasivo Sagitario A*.