Domingo

“Nos faltan implementos. Terminamos apagando el fuego con ramas, con lampas, con lo que hay a mano”

En primera línea. Los incendios forestales de las últimas semanas han afectado a 22 regiones de todo el país dejando víctimas humanas, y daños a la vida silvestre y al medioambiente. Conversamos con bomberos de distintas regiones sobre cómo han enfrentado las emergencias, muchas veces sin las herramientas y el equipo adecuado. Estos son sus testimonios.

El más reciente incendio en que Percy Castañeda, jefe de bomberos de Amazonas, estuvo presente se registró en la provincia de Luya, uno de los más grandes de las últimas semanas. Un avión Spartan de la FAP sobrevoló la zona para lanzar agua desde el aire, pero el humo y los fuertes vientos impidieron el éxito de la misión. El fuego debió ser combatido desde tierra y se controló después de días.

Cuenta el oficial que en la región los incendios empezaron hace unos tres meses y desde entonces han sido miles las hectáreas de terrenos afectadas. Hoy Amazonas está declarada en emergencia. También dice que en el 90% de los casos, los incendios son causados por acción humana. Por quienes hacen rozos (quema de terreno para la próxima siembra) o por quienes prenden fuego en zonas agrestes o no productivas pensando que con eso va a venir la lluvia.

“No se dan cuenta que al quemar una loma o un cerro, el fuego puede avanzar a zonas agrícolas o ganaderas, o con animales silvestres. O también avanzar a zonas pobladas, o de turismo como ha pasado en Luya”, dice. El humo incluso nubló la vecina ciudad de Chachapoyas, donde él vive. El control de los incendios es difícil porque, como ya pasó en años anteriores, no tienen los implementos y equipos personales necesarios para combatir incendios forestales. 

“Las herramientas y los equipos de protección personal son distintos a los usados en un incendio estructural o urbano. El uniforme rojo que ves en cualquier incendio pesa doce, catorce kilos, no podemos llevarlos a un incendio forestal. En Luya hemos tenido que caminar dos, tres, hasta cinco horas para llegar a los focos del fuego porque es bosque. Hasta los zapatos deben ser distintos”, cuenta el capitán Castañeda.

En esa esforzada labor para apagar el fuego que ha acabado con grandes áreas boscosas y puso en peligro zonas turístico-arqueológicas como los sarcófagos de Lengate, las brigadas de bomberos y otros voluntarios han combatido las lenguas de fuego con lo que tenían. 

“Siempre nos faltan implementos: EPPs, herramientas, vehículos para desplazarnos. Para un incendio forestal se usa batefuegos (una pala de caucho para sofocar los puntos de fuego golpeando con fuerza), hachas pulanski (que sirve para cortar madera y hacer zanjas a la vez), antorchas, rastrillos y palas, todas con características especiales. Terminamos apagando incendios con ramas, con lampas, con machetes, con lo que tenemos a mano, porque no hay implementos”, comenta.

Percy Castañeda, Comandante de bomberos de Amazonas, saliendo de uno de los incendios. Foto: Difusión

Percy Castañeda, Comandante de bomberos de Amazonas, saliendo de uno de los incendios. Foto: Difusión

 El capitán Castañeda recuerda que desde hace dos décadas combate incendios forestales todos los años y que, desde entonces, nada ha cambiado en el tema de equipos. Para él ya es hora de que el gobierno los dote de los implementos necesarios y que incluso el Cuerpo de Bomberos del Perú tenga un helicóptero para atacar incendios forestales como ocurre en otros países.

“El cielo siempre azul de Chachapoyas por estos días es gris, y parte de los bosques que antes podíamos ver están quemados”, dice con tristeza. Por estas fechas otros incendios son combatidos en  Lamud, en la misma provincia de Luya. “Esperemos que cuando lleguen las lluvias no se olviden de este tema y de los bomberos”, precisa Castañeda.

El país en llamas

Desde Ucayali, otra de las regiones declaradas en emergencia, el comandante de bomberos Peter Meza, responsable regional, señala que la zona más crítica en los últimos días ha estado en los caseríos de Nuevo Belén y Belén de Judá, en Nueva Requena, donde hay un incendio forestal que hasta el cierre de esta nota llevaba prendido cerca de veinte días.

A comienzos de semana las lenguas de fuego eran muy altas, por lo que se coordinó apoyo aéreo. “El fin de semana vamos a combatir el fuego por tierra y aire, y esperamos que podamos controlarlo totalmente”, dice. También comenta que ya han identificado 48 focos de calor que podrían entrar en desarrollo en los proximos días. “Tomamos previsiones junto al Ejército, gobierno regional e Indeci”, explica.

El domingo pasado, justamente cuando retornaba de uno de los incendios en un convoy de seis camionetas, vivió momentos de gran peligro junto a sus acompañantes.

“A las 8 de la noche, cuando volvíamos de uno de los incendios quedamos atrapados en la carreterra por las llamas -que habían vuelto a aparecer en una zona ya apagada- y el humo. Retrocedimos hasta una zona segura y buscamos salir por una ruta alterna”, cuenta. A veces pasa que un foco ya controlado se vuelve a activar.

Ahora el comandante Meza sigue coordinando el apoyo en implementos con las autoridades regionales y nacionales, porque tampoco cuentan con los equipos necesarios para estas emergencias. Esta vez, la situación se tornó tan crítica que Pucallpa se oscureció por el humo.

Por su parte, en Iquitos, el subteniente de bomberos, José Luis Orbe, señala que en los últimos días han tenido que hacer frente a incendios de mediana magnitud que se declararon en la carretera que conecta Nauta con Iquitos. Allí, a lo largo de la vía, la población tiene huertos donde cultivan algunos productos. Y hay casas y familias que estaban en peligro ante el avance de las llamas.

“Primero tuvimos que evacuar a las personas, que no querían irse por querer salvar algunas de sus cosas, y después ya empezamos a controlar el fuego”, cuenta el subteniente. 

El principal peligro de los incendios cercanos a zonas urbanas son las viviendas. Como en los testimonios previos, Orbe señala que no cuentan con los implementos y herramientas necesarias para emergencias forestales, y que de darse el caso de un incendio de gran magnitud, como los que hoy se presentan en otras regiones, quizá no podrían controlarlo.

Subteniente de bomberos de Iquitos, José Luis Orbe. Allí han detenido incendios que se acercaban a zonas pobladas. Foto: Difusión.

Subteniente de bomberos de Iquitos, José Luis Orbe. Allí han detenido incendios que se acercaban a zonas pobladas. Foto: Difusión.

“Incluso ahora no estamos usando el úniforme rojo porque son pesados y no ayudan en el terreno, con este calor. Usamos pantalón, botas y un polo de faena para poder trabajar y movilizarnos rápido”, cuenta.  “En Iquitos las temperaturas están muy altas y los terrenos agrestes y pastizales están secos. Eso permite que las llamas avancen muy rápido ante un foco de fuego”, advierte. En su caso, cree que el cambio climático influye en que cada vez haya más incendios en zonas boscosas.

 En Puno, el comandante Jhon Zea, jefe regional de los bomberos, señala que las últimas semanas enfrentaron incendios que destruyeron grandes zonas de totorales frente a las islas de los Uros,  y en Mañazo, Totorani, y Laraqueri. 

Zea señala que este es un problema de hace mucho tiempo que se agravó este año. También dice que los incendios los inician personas e hizo un llamado a la educación preventiva. “Nosotros tenemos identificadas las zonas de riesgo. Las autoridades deberían trabajar no solo en apagar los incendios, sino en concientizar a la gente”. Actualmente las provincias de Sandia, Chucuito y Juli enfrentan estos incendios.