Belén: la navidad más triste
La fiesta más universal de la cristiandad se vive con dolor en Belén, la ciudad palestina donde nació Jesús de Nazareth. Peruanos que viven allí nos cuentan cómo son estos días y cómo los ha afectado la guerra que lleva adelante Israel en Gaza
Si la Navidad debe ser un tiempo de paz y amor, para Isaac Zorob, peruano palestino radicado en Belén, Cisjordania, este año “no va a haber Navidad” allí. La guerra y las muertes que ocurren en la Franja de Gaza tras la ofensiva israelí para castigar el ataque de Hamás han sumido a la ciudad donde nació el cristianismo en la tristeza y la crisis económica. “Cuando ves lo que está ocurriendo en Gaza, tanta muerte, no podemos celebrar nada”, reflexiona.
Isaac vive en Belén desde 1994 con su esposa y sus tres hijos. Cuenta que en años anteriores por estas fechas la ciudad estaba adornada con motivos navideños y se celebraban ceremonias tradicionales. Pero las autoridades han cancelado los festejos este año. No está el gran árbol que se levantaba en la plaza del Pesebre ni se iluminará la ciudad ni se ha instalado su mercado navideño en la calle de la Estrella.
“Incluso los boys scouts de todos los grupos y ciudades, que siempre reciben al patriarca (latino de Jerusalén) cuando llega para entrar a la Iglesia de la Natividad —donde nació Jesús—, no van a salir este año. El patriarca va a entrar solo y su visita será breve”, explica.
PUEDES VER: Oro y diamante
Isaac, que en Lima tuvo una fábrica de confección de ropa, pero debió irse tras la brutal crisis económica del primer gobierno de Alan García, abrió en Belén un restaurante que era muy visitado por autoridades y comensales. Pero debió cerrarlo el 2000 por la intifada que estalló ese año. Luego abrió un restaurante de pollo a la brasa para llevar. Pero la pandemia del Covid-19 y este año la guerra en Gaza lo han afectado. A él y a todos en la ciudad.
“Incluso durante la pandemia podía tener ingresos con la pollería para cubrir los gastos familiares, pero con la situación actual el próximo mes voy a tener que cerrar porque no sacamos ni para pagar el alquiler”, cuenta.
Belén depende en gran parte del turismo, pero este año, por los bombardeos en Gaza y las extremas medidas de seguridad en territorio israelí, los visitantes no han llegado. Desde octubre, turistas y peregrinos empezaban a arribar, pero hoy los hoteles, los restaurantes, los locales de souvenirs y las calles lucen vacíos, sin el movimiento de otros años. Las personas que trabajaban en Israel hoy tampoco pueden hacerlo por restricciones en el acceso.
“Es muy triste todo lo que está pasando. Mueren personas en Gaza, muchos niños. Y de octubre a diciembre había trabajo, pero hoy hemos perdido todo”, comenta Isaac.
PUEDES VER: El sinuoso camino de las heliconias
Triste realidad
Palestina está conformada por Cisjordania y la Franja de Gaza, separadas por territorio israelí. Por estos días, la imagen de un niño Jesús cubierto con la kufiya palestina y descansando sobre un pesebre hecho con escombros de roca recibe a los fieles en la Iglesia Evangélica Luterana de la Natividad, en Belén. Es el símbolo de lo que sienten los palestinos que viven en esa ciudad de Cisjordania, por lo que está ocurriendo en Gaza.
“Si Jesús naciera hoy, lo haría debajo de los escombros de una casa en Gaza”, ha dicho Munther Isaac, pastor de esa Iglesia.
El sentimiento es ese. La peruano palestina Lourdes Zeidan Hani, que vive en Belén desde 1994, dice conmovida que están de luto por la guerra que está ocurriendo, y que el lugar donde nació Jesús hace más de 2.000 años vive en una situación similar a la que entonces se vivió con el Imperio romano.
“Cómo podemos celebrar cuando miles de niños mueren. Es luto total en todo el país y lo debería de ser en todo el mundo. Belén es el lugar donde millones de peregrinos llegan para tomar la bendicion del Señor, pero este año no hay festejos, las calles están tristes. Solo hay lágrimas”, comenta.
Lourdes Zeidan Hani junto a sus hijos en la Iglesia de la Natividad, en Belén. e Isaac Zorob, dueño de una pollería en Belén, con sus tres hijos.
Las operaciones militares de Israel en la Franja de Gaza han causado hasta el momento unas 20.000 víctimas, de las cuales por lo menos 14.000 son mujeres y niños, según cifras de las autoridades palestinas. Aunque se ubica en Cisjordania, Belén ha sido muy golpeada porque depende del turismo. Y tras la pandemia, cuando ya empezaba a recuperarse, nuevamente el acceso a la ciudad se hizo imposible por cuestiones de seguridad.
Dos millones de visitantes llegan anualmente a Belén, pero este año no están ahí. Lourdes cuenta que ella también trabajaba parte de su tiempo en labores turísticas.
PUEDES VER: Oro que mata y contamina
“Estar sin turismo significa estar sin trabajo. Yo trabajo como guía en mi tiempo libre y tenía reservados hasta grupos peruanos, pero ahora todo está cancelado. Mi familia es un ejemplo pequeño de lo que está pasando: mi hermano con dos hijos está sin trabajo. Si esta situación se mantiene mucho más, no va a poder comprar incluso el pan”, señala.
Belén tiene 30.000 habitantes y concentra alrededor de medio centenar de iglesias e instituciones cristianas. Se ubica a unos 10 kilómetros de Jerusalén. Está rodeada por asentamientos israelíes y vive una tensa calma.
Cuenta Isaac Zorob que siempre hay problemas para desplazarse porque hay controles permanentes y algunas vías son cerradas. Para llegar de un punto a otro hay que hacer largos rodeos y muchas veces no se puede llegar a donde uno se dirige porque no te dejan pasar.
Hoy la plaza del Pesebre, frente a la Iglesia de la Natividad, luce vacía. En años anteriores hubiera estado llena de visitantes. Los hoteleros reciben cancelaciones incluso de las reservas hechas para el 2024 porque nadie sabe hasta cuándo durará la guerra. El pastor Munther Isaac, de la iglesia que tiene al niño Jesús en un pesebre de escombros, ha dicho que su esperanza está en su unidad como pueblo.
Son días tristes en Belén, escenario de uno de los episodios capitales del cristianismo un 24 de diciembre. Isaac Zorob me dice que se reunirán en familia, sin otros parientes, porque al ver lo que pasa en Gaza no dan ganas de hacer nada. Lourdes se pregunta: “¿Cómo puede ser que todo el mundo celebre la Navidad y el lugar donde ocurrió el milagro del nacimiento no lo celebre?”. Solo queda tener fe en que la paz llegue en algún momento.