Domingo

Diez años de ausencia

Percy Ruiz Salazar falleció un 22 de junio de 2013 cuando ocupaba el cargo de editor del Suplemento Domingo de La República. Dejó un legado que hasta hoy se extraña.

Percy y periodistas de este suplemento en diciembre de 2012. Foto: La República
Percy y periodistas de este suplemento en diciembre de 2012. Foto: La República

La memoria nos trae la imagen de Percy Ruiz como el periodista serio, concentrado, que al minuto siguiente podía sorprenderte con un comentario inteligente, con chispa, y hacerte sonreír. Durante muchos años fue el jefe de informaciones de la edición diaria de La República, y era el editor de Domingo cuando nos dejó, a los 51 años, sorpresivamente.

Son diez años de ausencia, pero Percy sigue siendo una presencia constante en los recuerdos de los amigos que compartieron -compartimos- redacción con él. Tomó las riendas de este suplemento mientras se hacía un rediseño de nuestras páginas para ponerlo a tono con los tiempos. Y se encargó de llevar a buen puerto el encargo.

Lo precedían sus cualidades de organizador disciplinado, desplegadas en la jefatura de informaciones del diario. Había sido reportero, cronista de revista y jefe de sección, y conocía a fondo los recursos del buen periodismo. Era, por eso, un editor confiable en la búsqueda de temas novedosos o el tono que debíamos buscar para las notas.

El 2009, por ejemplo, cuando en EEUU empezaba la crisis de los diarios impresos, participó de una visita por varios medios norteamericanos -entre ellos el New York Times y el Washington Post- y vio de cerca los problemas y las soluciones que tenían para reinventarse: la necesidad de la convergencia de los medios (impreso, redes, radio y televisión) y seguir haciendo buen periodismo. Una ruta que La República ha seguido.

“Al margen del medio o soporte –papel, online, radio o televisión- hay que continuar verificando los datos, contrastando las declaraciones, consultando varias fuentes, en resumen, ofreciendo información que sea confiable, veraz y que sea propia porque, esa es la única fórmula que nos asegura un espacio, una vigencia en el futuro...”, le dijo Percy en una entrevista a Mario Munive, exeditor de este diario, en tiempos en los que ya se empezaba a hablar aquí de temas como la convergencia.

Más allá del ámbito del periodismo también fue muy ordenado. Su hermana Jessica recuerda que le llamaba la atención cómo se organizaba para atender las tareas del trabajo, y darse tiempo para su familia (su esposa Elsa y sus dos hijas), y también para sus padres y sus hermanos. Por eso el golpe de su temprana partida fue terrible para todos ellos.

“Son diez años del momento más difícil para nuestra familia. Para nosotros hay un antes y un después de su partida. Para mí fue impactante porque lo vi un día y me dijo: ‘Nos vemos el lunes’ y se puso mal el fin de semana”. Y ya no se recuperó. Ella lo recuerda como el hermano serio, pero bonachón y comprensivo. “Siempre tenía comentarios que me hacían reír”.

Elsa Úrsula, su esposa, puso hace unos días en su Facebook una frase hermosa y emotiva: “Tengo dos pedacitos de eternidad soplándome a cada paso. La gracia de mi madre que me tiene sujeta mientras cruzo las pistas de mi vida, y la voz eterna y maravillosa del hombre que decidió acompañarme más allá del tiempo y del espacio. Amor que le dicen”.

Su familia lo recordará con una misa en la Parroquia Señor de la Divina Misericordia (Parque de la Amistad - Surco) a las 8:40 p.m. del jueves 22 de junio. Muchos de sus amigos y colegas lo recuerdan, lo recordamos, como el periodista alto y serio que imponía respeto cuando de trabajo se trataba, y también como el amigo de frases inteligentes y precisas, medio en serio medio en broma, que soltaba en circunstancias distendidas. Diez años de ausencia, Percy, pero siempre presente.