Protocolo para volver al barrio
De vuelta al barrio, la exitosa serie de América Televisión, vuelve en su cuarta temporada. ¿Cómo han hecho para grabar con el COVID-19 en el Perú? ¿Cuáles han sido las medidas de seguridad que han tomado? En esta nota sus protagonistas y productores cuentan cómo es grabar en pandemia y adelantan que la serie vuelve más seductora que nunca.
El día que Paul Martín volvió a las grabaciones en De vuelta al barrio, la serie de América Televisión que protagoniza, tuvo sentimientos encontrados: de un lado estaba la alegría por reencontrarse con los compañeros de trabajo que no veía varios meses y por el otro tener que mantener la distancia y no poder saludarse como antes de que llegara el COVID-19. “Yo soy mucho de compartir, pero de hecho, desde que comenzamos hasta ahora, toda esta estadía se ha vuelto más individual. Ahora paso mucho más tiempo solo que antes”, cuenta Paul.
Todo el elenco de De vuelta al Barrio regresó a grabar la cuarta temporada de la serie en los estudios del canal en Pachacámac, en la quincena de julio. Por eso debieron -y deben- respetar estrictos protocolos de seguridad para prevenir y asegurar que el rodaje no tenga casos de contagio.
Cuenta Estela Redhead, productora general de la serie, que en marzo ya tenían ocho capítulos grabados de esta cuarta temporada, pero debieron parar por la cuarentena decretada por el gobierno. Cuando el canal les planteó el regreso, ella, que había salido poco durante los meses que pararon, llegó con un poco de temor a los estudios de Pachacámac pero pronto se tranquilizó.
“El canal nos invitó a conocer el protocolo dentro de los estudios y fue gratificante ver cómo se estaba manejando. Era todo un circuito con mucha seguridad”, dice Estela. En principio todos los actores y el equipo técnico y de producción han pasado por pruebas que aseguren que no tienen COVID-19. Y hay dos protocolos de seguridad: el del canal, que es para el ingreso a los ambientes de grabación; y el de la serie, que tiene su propio protocolo al momento de grabar.
De vuelta al barrio tiene un ingreso solo para ellos, y al entrar se les toma la temperatura, hay zonas para el lavado de manos y una cabina de desinfección con ozono. El ingreso, señalizado, los lleva hasta las zonas donde van a grabar –el barrio contruido allí y otro estudio- y de allí no se mueven hasta el fin de la jornada. No se cruzan con otras producciones.
Rodaje seguro
La teleserie, ambientada en los años 70, tiene 25 actores que deben trabajar sin mascarilla. Y con todo el equipo técnico, son como 90 personas. “¿Cómo hacemos con tantas personas para no cruzarnos tanto, respetar la distancia, lavarnos las manos?”, se preguntaba la productora general. Organizaron su protocolo dentro de la serie.
“Nosotros trabajamos con dos unidades de grabación. Le decimos unidad Coqui por el director Coqui Tapia y unidad Toño por el director Toño Vega. Cada uno trabaja independiente del otro. Le pedimos al canal que duplique toda la logística que teníamos antes: más camerinos, más baños, otro salón de maquillaje, otro de vestuario. Así, cuando ambas unidades graban a la vez, cada uno lo hace independientemente y sin contacto”, explica Estela.
Gigio (Aranda) ha reescrito capítulos para que en las escenas participen menos personajes. Los directores han encontrado una fórmula para hacer escenas con cinco, seis personas, manteniendo la distancia. En algunos casos, los personajes que están de espaldas a la cámara usan mascarillas.
A los actores les hacen pruebas rápidas cada quince días y una molecular al mes. “Hasta ahora nadie se ha contagiado. Y hay cinco personas que les llamamos policías, que son los veedores de cuidar que se cumpla el protocolo”, dice Estela.
“Y ¿cómo han hecho con los abrazos, los besos?”, preguntamos. “Es un trabajo difícil, porque el actor trabaja con la cercanía. No se puede hacer besos, abrazos, pero hay una muy buena solución que la tienes que ver al aire. Se van a matar de risa. La historia está muy buena, muy divertida”, cuenta Estela.
Durante los meses que estuvo sin grabar, Paul Martín tuvo mucho cuidado, y nunca se expuso. Cuando lo llamaron para volver, no tuvo temor sino una gran alegría. Ensaya con sus compañeros con la mascarilla puesta y solo se la saca para grabar, como todos. También cuenta que si graban en interiores se abren todas las ventanas de la locación.
“Las anteriores temporadas nos fue bien, pero esta es especial. El tiempo que hemos parado nos sirvió para tomar impulso. La serie está muy buena, con mucho ritmo. Hemos llegado con una gran energía. Los productores que han visto los capítulos nos cuentan que está alucinante”, adelanta.
Paul llega y se va de la grabación en su auto. Y al llegar a casa continúa el protocolo: cambiarse la ropa, tomar un baño. “Hay que seguir cuidándonos y esperar que todas las actividades se reactiven para que mucha gente vuelva a su trabajo. Nosotros somos muy afortunados de poder trabajar”, señala.
Presentes y ausentes
Esta cuarta temporada en De vuelta al barrio, con pandemia de por medio, inicia con nuevos ingresos y también con personajes que no pueden estar por ser población en riesgo. Entre las que ha llegado está Magdyel Ugaz, para quien, volver a trabajar con viejos conocidos “ha sido un regalo que le ha dado la vida” en momentos tan difíciles.
“Mi personaje es una chica que se quiere y se celebra, que baila sola, es honesta, tiene sueños y es muy independiente”, cuenta. Será “la Chafloque” en la serie. “Los protocolos son exhaustivos. Es difícil porque hay cercanía, pero la vida de las personas está en juego y hay que tener cuidado”, comenta.
No estarán en esta temporada Adolfo Chuiman, Ivonne Fraysinet, Ana María Jordán y Teddy Guzmán, por ser población en riesgo. No podrían estar en las grabaciones. El guionista Gigio Aranda intentó hasta el final incorporarlos a la historia pero no quisieron exponerlos por lo peligroso del coronavirus.
También se ha habilitado dos comedores para el barrio y dos para el estudio. El elenco y el equipo técnico trae su almuerzo. Tienen mesas personales separadas unas de otras. Los técnicos tienen un bus que los traslada hasta Pachacámac y los regresa a sus casas. “En el bus hay divisiones con micas”, dice la productora general.
Estela es parte del comité COVID de América TV y conoce bien los riesgos. “A todo el elenco les digo que se cuiden al salir de aquí, los llamo el fin de semana, les pido que me llamen al menor indicio de fiebre, dolor de cabeza, dolor de garganta. Hay un médico que los puede ver. Todos se cuidan”, cuenta.
La serie se estrena el 28 de setiembre. Para Estela, han cumplido con sacar un buen producto. “Será una hora de entretenimiento, de distraer al televidente del problema sanitario, económico”, dice. “Yo hago esto emocionada. Lo que nos enseña esta pandemia es a pensar en el aquí y el ahora”, afirma Magdyel. “Nos da gusto darle alegría a la gente, llegar a sus casas en un momento tan difícil, tan duro. Eso nos hace muy felices”, remata Paul.