InformeMafias de trata de personas han puesto la mira en migrantes venezolanas que llegan diariamente al país en busca de oportunidades. Zonas como 'La Pampa', en Madre de Dios, son el destino de estas víctimas de explotación sexual, captadas con engaños y la promesa de un trabajo bien remunerado.,Mafias de trata al acecho de venezolanas,"No solo me ofrecieron un trabajo, sino la posibilidad de reencontrarme con mis hijos, tú sabes, ayudarme a traerlos (de Venezuela), pagar sus pasajes, su estadía y yo iba poder devolverles el dinero poco a poco. Era una oferta que no podía rechazar". A mediados de abril, 'Danae', de 37 años, fue rescatada de una red de trata de personas cuando era trasladada de Lima a Cusco en un bus interprovincial. Junto a otras dos venezolanas y una ecuatoriana, esta joven madre había sido captada con engaños por una supuesta agencia de empleos en San Juan de Lurigancho. Mil quinientos soles mensuales y la opción de devolver "en cómodas cuotas" los gastos generados a la agencia, hacían la propuesta inmejorable. Demasiado para ser verdad. "Nos dijeron que iríamos como meseras a un restaurante campestre en las afueras de Puerto Maldonado, que ganaríamos buenas propinas y podríamos enviar remesas a nuestras familias", señala 'Beatriz', otra de las jóvenes rescatadas, en su declaración al Ministerio Público. La verdad, sin embargo, distaba mucho de eso. La supuesta agencia de empleo les había conseguido un puesto como 'ficheras' o damas de compañía en uno de los 'prostibares' de 'La Pampa', la zona de minería ilegal en la selva de Madre de Dios, donde la vida y la libertad de las personas se compra con oro. Marco Jesús Sánchez y Ávila García Ávalos, sujetos encargados de trasladar a las extranjeras, fueron detenidos como cómplices de la red de trata que opera desde Lima. En su defensa, ambos alegaron que su trabajo consistía únicamente en llevar a las chicas a Madre de Dios y que desconocían lo que pudiera ocurrir después. Así suelen terminar las investigaciones por trata en nuestro país. No por nada le llaman "delito invisible", debido a la complejidad que significa probar que alguien lo está cometiendo o, peor aún, porque la mayoría de agraviados(as) no denuncia y desconoce que está siendo víctima. Atrapadas y endeudadas Sólo un par de semanas después del rescate en el Cusco, la Dirección Contra la Trata de Personas y Tráfico de Migrantes (Dirctptim), en coordinación con el Ministerio Público, realizó un operativo en 'La Pampa' e intervino más de diez locales ubicados cerca del kilómetro 108 de la Carretera Interoceánica. Este trabajo permitió el rescate de 96 personas, entre ellas 93 peruanas y 2 venezolanas mayores de edad, además de un adolescente peruano que era víctima de explotación laboral. También fueron detenidos Senón Condori Labra (35), Mónica Medina Zegarra (21), Javier Quispe Mamani (27), Esmeralda Benitez Cutipa (18), entre otros, por administrar los locales y fomentar la explotación sexual. El operativo permitió conocer que mujeres venezolanas van llegando cada vez más a este sector de la selva, captadas por redes de tratantes que trabajan de la mano con los mineros ilegales e incluso son protegidos por estos. Ávidas de un trabajo, las víctimas son sometidas a un régimen conocido como el 'enganche', un sistema esclavista y denigrante basado en la generación de deudas y castigos. "Como ocurría antes con las peruanas, ahora las venezolanas también llegan por esta zona, la mayoría de veces con engaños. Les prometen una buena paga, su estadía el primer mes y hasta les pagan sus pasajes. Una vez llegadas a esta zona deben trabajar en lo que les toque, así no sea el trabajo ofrecido, pues tienen que devolver la inversión al tratante", explica Luis Alberto Sánchez Villarán, titular de la Fiscalía Especializada en delitos de trata de personas de Madre de Dios. La situación de vulnerabilidad en que se encuentran estas víctimas, no sólo por su necesidad económica, sino por encontrarse desamparadas en un lugar inhóspito, lejos de los suyos, donde gobierna la ley del más fuerte, es aprovechada por estos criminales. "Hay que aclarar que los tratantes y mineros ilegales, que trabajan de manera conjunta, no discriminan a sus víctimas por nacionalidad, ni por raza, ni por ninguna razón. Si se está registrando más víctimas venezolanas este año es porque al llegar más personas de esa nacionalidad al país, con una necesidad económica, hay más víctimas potenciales para explotar", agrega Sánchez. Enemigo en casa Pero el problema de la trata de venezolanos no se limita a zonas como 'La Pampa', incluso en Lima se han reportado casos este año. El más sonado fue descubierto a fines de abril, cuando detectives de la Dirincri capturaron a Heinyareli Daleska Flores García (18) y su novio Brandon Alexander Sandía Martínez (19), ambos venezolanos, por explotar sexualmente a cuatro menores de su misma nacionalidad. Las víctimas, de 16 y 17 años estuvieron secuestradas durante varios días en un departamento en Los Olivos y eran ofrecidas por 300 soles. Sus captores las trajeron con engaños desde Colombia, donde se encontraban varadas y sin empleo, luego de adulterar sus documentos y ofrecerles trabajo en Lima. "Muchos de los tratantes son venezolanos, ellos se encargan de captar a las víctimas aprovechándose del hecho de ser paisanos y de que supuestamente van a ayudarlos a instalarse en nuestro país. Su manera más común de hacerlo es a través del internet y las redes sociales", explica el coronel PNP José Capa, jefe de la Dirctptim. Asimismo, Capa advierte que muchos de estos casos no se llegan a convertir en denuncias por falta de información de parte de las víctimas, que al encontrarse en un país ajeno no saben a quién acudir ni donde reportar su situación. "Es importante que sepan sobre la línea gratuita 1818 del Ministerio del Interior, donde se recepcionará su denuncia de forma anónima", añade. Explotación laboral Más allá de la explotación sexual, que es quizá la modalidad más grave y denigrante de la trata de personas, cabe resaltar que existe la trata con fines de explotación laboral y esta es posiblemente la que más sufren los migrantes venezolanos (y la que menos se denuncia), pues son contratados para trabajos mal remunerados y en jornadas que sobrepasan las ocho horas. Según cifras de la ONG Capital Humano y Social Alternativo (CHS Alternativo), en lo que va del 2018 solo se habría reportado un caso en Lima, donde la víctima, una mujer de 30 años, fue despojada de sus documentos y obligada a jornadas extensas de trabajo vendiendo café de manera ambulatoria, para saldar su deuda generada con el tratante por pasajes y estadía. "Las cifras que se manejan son inexactas, ya que solo en Lima hay miles de venezolanos realizando labores por un salario menor al mínimo y en condiciones que no son las mismas que para los peruanos. Cuando se da un fenómeno de migración irregular o masiva, como en este caso, se abre una oportunidad para los tratantes y hay que luchar desde la prevención contra eso", señala Ricardo Valdés, presidente de CHS Alternativo. Según un reciente estudio de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en el Perú, 24% de venezolanos encuestados en Lima indicó haberse sentido discriminados, de ellos 88.6% discriminados por su nacionalidad y 36.1% dijeron haber sentido esa discriminación en su centro de trabajo. Cifras que no debemos ignorar.