Raúl Ruidíaz: la vez que la 'U' lo rechazó, su regreso para salvar la categoría y su polémica salida del club
Ruidíaz es el décimo máximo goleador de la 'U'. Pero en la historia de la 'Pulga' con el club crema no solo se cuentan campeonatos o récords, también existen decepciones, regresos triunfales y promesas rotas.
El regreso de Raúl Ruidíaz a Universitario de Deportes parece cada vez más algo probable. Luego de 8 años de su último partido, parece que la hinchada merengue no olvidó su tres etapas con la camiseta crema ni ha dejado de extrañar sus goles. Aunque puede que sí haya olvidado lo difícil que fue para la 'Pulga' tomar el puesto de '9' o lo que significó su regreso en uno de los peores momentos de la institución. Esta es la historia de la compleja relación entre Ruidíaz y el club de su vida.
Cuando los jugadores de su generación ―los jotitas― eran considerados héroes nacionales, Raúl Ruidíaz decidió abandonar el fútbol y estudiar contabilidad. Un entrenador de las divisiones menores de Universitario le dijo que no tenía las condiciones necesarias para un delantero. Muy chato. Muy flaco. Quizás en una posición diferente. En unas ambiciones diferentes. Sus discretos 1.69 no calzaban con la idea de un futuro '9' a las expectativas del club.
La 'U' fundó su historia tomando como ídolo al '9' clásico. Grande, fuerte, plantado en el área, armado de un juego de pura potencia frente al arco. Un tanque de campo abierto a la espera de soltar un cañonazo. Los máximos delanteros de su historia han cumplido casi todos con esta condición, a la hinchada le gustan los jugadores de esta condición. En Alianza Lima sueñan con Cueto, en la U con Lolo. ¿Qué opciones tiene un 9 sin estas características?
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Todavía no un '9'
Samuel Eugenio ―figura de los cremas en los años ochenta y técnico de sus divisiones menores― pensó lo mismo cuando el chato al que iban a enfrentar sus entrenados le dijo que jugaba de '9'. Pero lo pensó porque no se acordaba de que él era el hábil niño de zapatos rojos del que todos hablaban en el colegio donde trabajaba. El arquero de su división se lo dijo: “Es él”. Y el tres veces campeón con Universitario se encargó de todas las gestiones para repatriar a su delantero.
El 4 de octubre del 2009, Juan Reynoso lo hizo debutar ante Total Chalaco. El 24 de octubre de 2009 fue su primer gol, en la victoria por 3-1 ante Melgar. Pero aún no era un '9'. La U aún no estaba lista para confiar en él. El ‘Cabezón’ lo usaba de una especie de extremo con llegada al área. En su primer año en el fútbol profesional marcó 3 goles.
Los goles de Ruidíaz en el fútbol peruano nunca fueron potentes. Traviesos, encaradores, colocados al ángulo, pero no balonazos que rompen arcos. Cuanto más cerca estuvo de marcar un gol de tradición crema fue en su año debut. En la primera final de su vida. Un cañonazo detrás de la línea del área que reventó contra la última esquina del arco de Alianza Lima.
Su oportunidad para ocupar la posición de '9' llegó con Chemo del Solar. Por ese entonces, el retraso en los pagos era algo constante en Ate. Ello, unido a una seguidilla de lesiones de los centrodelanteros, hizo que el técnico pidiera voluntarios para ocupar la posición. Ruidíaz vio la oportunidad de su vida y decidió dar un pasó adelante para tomarla.
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Raúl Ruidíaz en sus primeros años con la camiseta crema. Foto: Andina
Primera experiencia afuera
A fines del 2011, con 17 goles marcados en Universitario, la 'Pulga' fichó por la Universidad de Chile de Jorge Sampaoli. La competencia con los otros delanteros, Ángelo Henríquez y Junior Fernández, lo relegó a ser una pieza de cambio que, sin embargo, casi siempre funcionaba. 8 goles y un recordado penal de picada en Libertadores fueron los recuerdos que dejó en el cuadro azul antes de irse al Coritiba. La Serie A brasileña fue la gran decepción de su carrera. Una experiencia que pasó rápido para volver a su lugar seguro.
El 2013, año de su primer regreso a Universitario, Ruidíaz marcó 21 goles, fue el máximo goleador del torneo y salió elegido como el mejor jugador en la gala de cierre del campeonato. Pero lo más significativo: llevó a la ‘U’ de Ángel Comizzo a levantar la estrella 26.
Raúl Ruidíaz en su presentación en la Universidad de Chile. Foto: Universidad de Chile
Nunca jugaré por otro club en Perú
Jugar por un único club en tú país es la promesa de un hincha, pero no la de un profesional. Más aún cuándo el único club porque el que quisieras jugar no pasa por sus mejores momentos económicos e institucionales. En el 2015, Ruidíaz ya llevaba 57 goles con Universitario y Melgar cumplía 100 años de vida. En Arequipa querían recibir su centenario con un equipo lleno de nombres poderosos del fútbol peruano. Juan Reynoso, técnico que lo hizo debutar en primera y Jhon Galliquio, Rainer Torres y Piero Alva, excompañeros suyos, fueron quizás las razones que empujaron a la 'Pulga' a dejarse de romanticismos. Su representante, David Pezúa, señaló problemas para llegar un acuerdo con el administrador de Universitario, Fernando Bravo de la Rueda, y un cómodo contrato con el ‘Dominó’.
La adaptación es una de las grandes cualidades que se le pide a los futbolistas modernos. Poder jugar en otras ligas, con otros climas, con otras hinchadas. Si bien en su llegada a México y Estados Unidos la rápida adaptación fue uno de sus puntos más altos, en Perú no le sucedió lo mismo. Los 2,350 metros sobre el nivel del mar no se parecían en nada al clima del Monumental y el rojo de la camiseta de Melgar posee tonalidades más oscuras que el guinda de Universitario. 5 goles en 15 partidos fueron una cifra bastante baja que no se molestó en revertir.
Raúl Ruidíaz cuando vestía la camiseta de Melgar, el otro club en el que jugó en Perú. Foto: El Pueblo
Para mitad de año, su agente y la directiva de Melgar se sentaron a negociar su salida del club. En la prensa se decía que la 'Pulga' ya tenía un acuerdo de palabra para volver a la ‘U’. Y también se dijo que pagó 140 000 dólares de su propio bolsillo en la cláusula de rescisión. Él no lo negó ni nadie salió a desmentir. Lo cierto es que abandonó a los rojinegros y volvió a un equipo que se acercaba peligrosamente a los últimos lugares de la tabla. Ruidiaz, tan solo en el clausura de ese año, marcó 12 goles, Universitario terminó en los puestos altos de la tabla y clasificó a la Sudamericana.
Un adiós complicado
Cuando culminó la primera parte del campeonato peruano del 2016, Ruidiaz llevaba 80 goles en Universitario e ingresó al puesto 10 de máximos goleadores del club. Puede que fuera su ingreso a la Historia o que la oferta que, durante muchos años se especuló que era inminente, por fin llegó. Monarcas Morelia, de la primera división del fútbol mexicano, buscaba ficharlo para el inicio de la Liga MX. Su agente y Ruidíaz se mostraron conformes con la propuesta, cosa que no pasó con la administración de Universitario. Según el agente del futbolista, rechazaron hasta dos ofertas del club mexicano.
Poco tiempo antes, la administración dirigida por Luis y Humberto Leguía había comprado a Melgar el 80% del pase de Ruidíaz por 100.000 euros. Desde Ate indicaron que la oferta de Morelia no los satisfacía y por documento dieron por concluida la negociación. Entonces, desde la otra parte apelaron a una cláusula que estipulaba en el contrato se daba por resuelto con la condición de que la oferta de un club extranjero sea de, mínimo, 100 mil euros. Monarcas Morelia envió el pago de 105.000 euros y la 'Pulga' arribó a Michoacán para firmar por su nuevo club.
Rudíaz y sus últimos años con la camiseta de Universitario. Foto: AFP
Ese mismo año, Universitario sólo pudo cobrar la mitad del monto por el fichaje de Edison Flores al Aalborg B. K. La administración tampoco renovó el contrato de Miguel Trauco, que terminó saliendo gratis meses después al Flamengo.
Raúl Ruidíaz se fue de Universitario a mediados del 2016. En el 2019, recibió un pequeño homenaje en el Monumental. Para la construcción del gimnasio del Centro de Alto Rendimiento, Manuel Barreto indicó que recibieron una contribución de parte de la 'Pulga'. Cada vez que le preguntaron dijo que soñaba con volver. Nunca dijo cuándo.
Quizás en una fecha especial.