Víctor Rostaing: “La mística que tiene la camiseta de Alianza Lima es grande”
El exdelantero fue tres veces campeón con Alianza Lima y es descendiente de Juan y Miguel Rostaing, ídolos de la institución blanquiazul.
Cuando uno investiga la voluminosa historia de Alianza Lima, encuentra que la familia Rostaing le ha proporcionado grandes jugadores al club blanquiazul, los cuales se volvieron ídolos y referentes de la institución.
Juan y Miguel ‘Quemao’ Rostaing fueron, por ejemplo, fundamentales para volverlo popular al Alianza Lima en sus primera décadas. Ellos venían de un barrio humilde y eran afroperuanos, elementos determinantes para la identificación del equipo con el pueblo.
El sociólogo Martín Benavides explica en su libro Una pelota de trapo, un corazón blanquiazul que mucha gente tomaba como suya una victoria íntima, porque los futbolistas eran también obreros como ellos y participaban en actividades que el pueblo organizaba en búsqueda de “incorporarse a la vida pública del país”.
A su turno, la comunidad afrodescendiente, una de las más golpeadas antes de obtener su libertad, se identificó rápidamente con el club porque sus máximas figuras eran personas de color. Recordemos, también, que a pesar de su liberación, se seguían dedicando a trabajos modestos, por lo que no tenían el mejor estatus; una victoria de Alianza Lima ante un elenco de ricos, también representaba un triunfo simbólico para ellos.
“Las derrotas de la vida cotidiana (de los afroperuanos) eran atenuadas por la capacidad de ganar en la ‘cancha’. Esto permitía generar espacios de reconocimiento en medio de su situación de inferioridad económica y social. No debe sorprender la fuerte identificación de la población negra con el Alianza Lima (…) cuando jugaba el Alianza, jugaba la familia”, detalla Benavides.
Víctor Rostaing continuó el legado de su padre (Juan) y de su tío (Miguel). Estuvo en el plantel victoriano durante casi toda la década de los 60 y consiguió tres títulos. Conversamos con él sobre su trayectoria, su familia, y la actualidad de Alianza Lima.
- ¿En qué momento decide que el fútbol es lo suyo?
De la selección de mi colegio (educación secundaria), pasé a la Academia Soriano. De ahí, jugué por el Mariscal Sucre en el año 1961. Tenía 19. Después, pasé al Alianza Lima donde jugué nueve años, hasta 1969. Al salir del Alianza, jugué segunda profesional por el Ciclista Lima. Luego pasé a Cienciano en 1972 y jugué la Copa Perú, la cual nos permitió subir a primera para 1973. Tras ello, me retiré del fútbol.
- Para usted, ¿cuáles fueron sus mejores temporadas?
Las de 1962 y 1963. Fuimos bicampeones. En diciembre de 1962, le ganamos a la ‘U’ por 5 a 0. Hice dos goles, ‘Perico’ León otros dos y ‘Pitín’ Zegarra uno. En 1963, volvimos a campeonar, pero en 1964 quedamos subcampeones. En 1965, logramos nuevamente el título.
- Desde el 66 hasta el 74, hay una sequía de títulos, ¿por qué el equipo no pudo clasificarse nuevamente campeón pese a sus grandes jugadores?
Para 1966, yo ya era suplente de Teófilo Cubillas. Salimos de la delantera Tenemás, Valle y yo. Entraron Tiriza y Julio Baylón, por lo que cambió la ofensiva y hubo una sequía. Parece que no se podía armar el equipo, porque en la idea de don Jaime de Almeida había muchas figuras y algunos no jugaban para el equipo, sino para su ilusión de (destacar) cada uno. Parece que fue por eso que no se campeonó desde el 66 hasta el 74.
- ¿Qué recuerdos tiene de don Jaime de Almeida?
Además de haber sido un gran entrenador y un gran jugador porque estuvo en el Flamengo, como persona fue maravillosa. Era un gran conocedor del fútbol peruano.
- Usted era diestro, pero jugaba por la izquierda…
Jugaba de interior izquierdo, pero era diestro. Me acostumbré tanto a jugar por la izquierda que ya pateaba bien con ese pie. (…) Yo vine de Mariscal Sucre de interior derecho, pero como en esa posición estaba ‘Pitín’ Zegarra, don Jaime De Almeyda me cambió; puso a ‘Perico’ de nueve y yo de ’10′.
- ¿Quién lo apodó a usted ‘Caballo Loco’?
Me lo puso ‘Pocho’ Rospigliosi por el temperamento que tenía. Era fuerte e iba al choque seguido. Cuando chocaba me podía caer, pero me levantaba rápido e iba nuevamente a chocar. Ese era mi fútbol: rápido y fuerte para el choque.
- ¿Qué le ha significado a usted pertenecer a una gran generación en la que había jugadores como ‘Perico’ y ‘Pitín’?
Fue una época muy linda porque siempre campeonábamos. Además, jugué con grandes futbolistas como Adolfo Donayre, Juan de la Vega, Enrique Tenemás, el ‘Mono’ Valle, y en el arco estaba un arquero hábil como Rodolfo Bazán.
- Don Víctor, pero usted también es un sucesor de una gran delantera aliancista…
Tuve una gran amistad con muchos de ellos, sobre todo con ‘Huaqui’ Gómez Sánchez, Félix Castillo, Roberto Castillo, Emilio Salinas, Valeriano López, etc. Éramos muy amigos, aunque ellos tenían más amistad con mi papá, porque yo era más joven. Venían a veces a visitarlo aquí donde sigo viviendo; recuerdo que también ha venido Cornelio Heredia y Guillermo Delgado. (…)
Estas casas se las dieron a exjugadores. Por acá vivía José María Lavalle, Demetrio Neyra; yo nací en estas viviendas. (…) Para mí, el mejor jugador que vi fue ‘Huaqui’ Gómez Sánchez, por cierto.
- ¿Y qué opina del hermano mayor de ‘Huaqui’, el ‘Tábano’ Gómez Sánchez?
Carlos… Pero no lo llegué a ver porque él se fue a jugar a Boca Juniors. Según mi padre, era extraordinario. Mi papá Juan y otras personas decían que Carlos era el mejor. Pero yo no lo había visto. Para mí era imposible que fuera mejor que ‘Huaqui’ por su flexibilidad y velocidad. Como él no creo haber visto a nadie.
- ¿Conversaba mucho con su papá sobre Alianza Lima?
Hablábamos muy poco. Con el que tenía mayor comunicación era con mi tío Miguel. Mi papá era un poco seco conmigo. Él campeonó seis veces con Alianza Lima. (…) Mi papá me puso la banda de campeón de 1962 y ahí fue Félix Fuentes, Cornelio Heredia, Julio Quintana, Filomeno García, Juan Valdivieso, Adelfo Magallanes y Máximo Lobatón para ponernos la banda.
No hablaba mucho de fútbol. Igual se sintió orgulloso, porque salí varias veces campeón, pero era un poco difícil, ya que no me demostraba mucho su cariño. Aunque con sus amigos hablaba muy bien de mí, a mí no me lo demostraba mucho; ese fue el error de mi viejo.
- Así eran los hombres de esa época, un poco duros o serios…
Te puedo contar una anécdota en ese sentido. Cuando debuté por el Mariscal Sucre, mi mamá me hacía mimos, pero mi papá le decía a ella: ‘Oye, tu hijo va a debutar en primera, no va a descubrir el América. Déjalo que vaya a jugar, qué tantos mimos. Que vaya no más de frente y que sea hombre’. Es un anhelo que tu papá te demuestre algo. Por ejemplo, estoy orgulloso que mi nieto Jeremy esté jugando en primera con la calidad que lo está haciendo y que él solo se haya hecho un camino. Mi papá no. Ese era el error de los viejos antiguos.
- Con respecto de sus sucesores, hay cuatros generaciones de Rostaing…
Claro. Mi hijo, Martín Rostaing, campeonó con el Ciclista Lima para subir a primera. Era volante de contención; era derecho como todos los Rostaing: mi tío, mi papá, yo, mi hijo Martín, y ahora Jeremy. (…) Un gran sueño es ver a mi nieto Jeremy con la camiseta de Alianza Lima.
- Don Víctor, Nicómedes Santa Cruz dedica una décima a Alianza Lima, en la que menciona a su papá, Juan Rostaing, ¿qué le genera ello?
Él también venía a la casa de mi papá. Era aliancista a morir. (…) Es una nota de orgullo porque hemos sobresalido decentemente en el fútbol y nunca hemos tenido actos de indisciplina. En Alianza Lima me he portado siempre con honestidad y humildad.
(…)
Mi papá me decía también: ‘A mí me ha hecho un vals Pinglo Alva, el mejor compositor; y me lo canta Óscar Avilés, la primera guitarra del Perú. Cuando llegues a eso, ahí me puedes hablar’. Qué grandes cosas le pasaron a mi papá.
- ¿Su papá le llegó a contar de Alejandro Villanueva?
¡Uy, sí! Me contaba que era extraordinario como jugador y persona, pero era un poco bohemio. Aunque en esa época todos eran bohemios. Según mi viejo, se juntaban con Espinel y Felipe Pinglo Alva. La música con el fútbol siempre han ido de la mano; y, aparte, los criollos siempre han sido aliancistas. Villanueva era muy criollo y divertido.
- ¿Cómo vivió el descenso de Alianza Lima?
Una gran pena ver a jugadores que no tenían ganas de luchar por una camiseta. Uno debe poner el pundonor en un juego, pero no lo hicieron. Jugaron con desgano a pesar de ganar tanta plata. No me explico el porqué de tanto desgano. Aparte que se creen la última chupada del mango y no son nada, porque a un club se le defiende con el alma y corazón. Solo le faltaba un punto y en cuatro partidos no lo hicieron; eso es falta de calidad y sobre todo de (disculpa la mala palabra) huevos. Hasta ahora no me repongo de la baja de Alianza Lima. Ojalá que contraten buenos jugadores y subamos, Pero ahora están haciendo las cosas mal porque no pueden darle de baja a un tipo como Leao Butrón que es Alianza Lima a morir, en todas sus expresiones y gestos. Y a Ballón le renuevan…(…) No me explico.
- ¿Y el momento en el que su nieto Jeremy se salvó del descenso con Carlos Stein?
En el tema familiar lo viví con alegría. Un día antes de que Stein jugara con Universitario, le dije: ‘¿Sabes qué, Jeremy? Todos nosotros los Rostaing le hemos hecho goles a la U y ojalá que tú lo hagas’; y justo hace gol. Él es un chico con mucha humildad y mucha clase.
- ¿Qué mensaje le puede dar al hincha?
Que tengan la debida calma. La mística que tiene esta camiseta es muy grande y ojalá que los jugadores que vengan absorban esa calidad que han tenido grandes futbolistas, no solamente de mi tiempo, sino de mi señor padre, de Cornelio Heredia, Guillermo Delgado, Félix Castillo. Ojalá que tenga años para vivir eso y se haga realidad.
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