Selección peruana, orgullo nacional
Para seguir aplaudiendo. La selección peruana hizo un buen partido pero cayó 3-1 ante Brasil en la final de la Copa América y quedó como subcampeón del torneo. Everton, Gabriel Jesús y Richarlison anotaron para el Scratch, mientras que Paolo Guerrero descontó para la Bicolor.
Por: Angelo Torres
Aplaudan aunque duela. Aplaudan por el esfuerzo hecho, por el orgullo de llegar a una final –para muchos– impensada. Alienten a Paolo Guerrero, el capitán eterno con la cinta indeleble, a Pedro Gallese por cada intervención salvadora, a Carlos Zambrano que vuelve a rugir como un ‘León’ en la defensa. Aunque hemos perdido el partido, hemos ganado. Aunque parezca contradictorio, confuso o incomprendido, este equipo vale más que una copa, que un trofeo o título.
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Aunque no han campeonado, igual son unos ganadores. Esta selección que hizo al hincha pasar de la depresión al delirio constante en dos años de ensueño donde se consigue una clasificación al Mundial después de 36 años para ahora dar el salto de calidad que es llegar hasta la final de la Copa América. A ser el segundo mejor equipo de Sudamérica entre tantas selecciones top como Argentina, Uruguay o Chile, a quienes dejamos en el camino y hasta acabamos con el reinado de los sureños.
Se podría buscar culpables como el VAR –que cobra un penal polémico al final– o señalar al chileno Roberto Tobar pero quedaría como excusas o victimizarse ante un Brasil que se mostró superior y que tuvo jerarquía y oficio en los momentos claves, supo cuándo golpear y también cuándo aguantar. Perú dio pelea con sus propios argumentos, con fútbol y desequilibrio cuando tuvo espacios, pero terminaba complicado por la asfixiante marca del ‘Scratch’ que mantiene su estadística sin errores de siempre campeonar el torneo cuando son anfitriones.
Si Grecia en el 2004 se tumbaba al anfitrión Portugal con un joven Cristiano Ronaldo en la final de la Eurocopa, Perú buscaba una hazaña del tamaño del Maracaná como lo hicieron los charrúas hace 69 años y que obligó a que cambiaran el color de su camiseta de blanco a amarillo. Los primeros minutos del partido hicieron pensar en el gran golpe por el arranque con el balón y algunos tiros al arco pero después se fue equilibrando.
El recuerdo del 5-0 dejó muchas lecciones que se aprendieron en un curso acelerado de reacción dictado por Ricard Gareca, aunque Everton, que parece un huracán por una banda, iba subiendo de categoría. Capaz de llevarse todo a su paso, Luis Advíncula quedó varias veces expuesto ante un extremo con pinta de reggaetonero, lleno de tatuajes y con un ritmo inconfundible. Un velocista lleno de talento que todavía juega en Brasil pero que pronto estará en algún grande de Europa.
Él conectó un centro de Gabriel Jesús que fue otro peligro constante para abrir el marcador cuando Perú mejor jugaba. Brasil intentaba golpear de nuevo pero Perú estaba concentrado y el renacer de la ilusión volvió cuando el réferi cobró penal después de una mano de Thiago Silva en el área.
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Entonces Paolo Guerrero encendió la franja con un penal pateado con clase para meterse en la historia como uno de los máximos goleadores en la historia de la Copa y el artillero de esta edición. Con 35 años, el líder enseñaba el camino hasta un trofeo esquivo durante más de cuatro décadas y tumbaba la marca de Alisson, al que le marcaban después de 889 minutos –9 partidos en total–. Era el primer gol recibido por Brasil en el torneo y también lo confundía mientras todos los peruanos en el estadio rugían y en Lima se daba movimientos telúricos de alegría.
Pero un partido tan importante se iba a definir en detalles y una mala salida de un impreciso Yotún acaba en el segundo gol de Brasil cuando también se tropiezan Tapia y Zambrano en el camino para que Gabriel Jesús sea el ángel brasileño del triunfo, aunque en el complemento pasa a un rol de villano al ver la tarjeta roja y dejar con uno menos al ‘Scratch’ cuando faltaban 20 minutos para el final. El murmullo pensando en un cambio de destino atraían a los fantasmas del ‘Maracanazo’ del 50 pero Tite replanteaba sus fichas para no perder territorio.
Gareca también se la jugó al cambiar el sistema (4-4-2) más ofensivo al sumar a Raúl Ruidíaz en ataque pero no tuvo mucho efecto ni ocasiones claras. Cuando la presión aumentaba con el final cerca, Tobar cobra un polémico penal a Everton que tras revisión del VAR anota Richarlison para confirmar el triunfo brasileño y su noveno trofeo en el estante.
El partido acaba pero todos siguen con la frente en alto, extenuados del esfuerzo, tan cerca de la gloria esquiva esta vez, aunque el verdadero triunfo es que ahora todos quieren ponerse la franja nuevamente en el pecho con orgullo. Aplaudan a Perú, el subcampeón de América, una selección renacida de la mano de Ricardo Gareca, el arquitecto de este sueño loco que se ha convertido en realidad tumbando mitos y estadísticas para ser ahora un equipo respetado. Este equipo vale más que un título, vale un Perú.
Las cifras
1975 fue la última vez que Perú había clasificado a la final del torneo.
889 minutos estuvo invicto Alisson. Paolo Guerrero acabó con su racha.
Semáforo
Yotún. Impreciso en los pases, perdió balones en salida que costó el segundo tanto de Brasil.
Zambrano. Uno de los más regulares del Perú, peleó con Firmino y G. Jesús. No les dejó espacios a los rivales.
Everton. El conductor del ataque brasileño. Cada vez que quiso se paseó por la banda derecha.