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El primer monje shaolín de Latinoamérica es peruano: conoce la historia de Walter Zuazo

Walter Zuazo ha dedicado casi toda su vida a aprender Kung Fu. El peruano ha viajado alrededor del mundo para difundir dicha disciplina y, en 2010, se volvió el primer monje shaolín latinoamericano. Hoy busca promover este arte marcial en toda Sudamérica.

Walter Zuazo tiene más de 60 años y comenzó a practicar artes marciales desde muy niño. Foto: composición LR/Francisco Claros/La República/cortesía
Walter Zuazo tiene más de 60 años y comenzó a practicar artes marciales desde muy niño. Foto: composición LR/Francisco Claros/La República/cortesía

La presencia de Walter Zuazo no suele pasar desapercibida en las calles de Lima. De hecho, llevar siempre un traje budista —que se compone de una túnica y pantalones de color azafrán o plomo— genera curiosidad. "He ido al Barrio Chino y la gente me pide fotos", señaló a La República. A veces, los transeúntes atraídos por su vestimenta le consultan quién es o a qué se dedica. Zuazo, también denominado Shi Heng Yi, es el primer monje shaolín latinoamericano y el único peruano en haber sido ordenado monje superior en el famoso Templo Shaolín de China.

Cuando entrenaba en Nueva York, sus maestros solían elogiar su determinación. "Your spirit is very high" ("Tu espíritu es muy alto"), le decían alabando su fortaleza espiritual. Él creció en La Victoria y ha recorrido varios países del mundo para promover el Kung Fu. Actualmente, vive en el distrito limeño donde pasó su infancia y lleva una vida monástica: practica el celibato, rechaza la violencia, ejerce la disciplina y el autocontrol. Su misión es, además, crear una Federación Sudamericana de Shaolín.

¿Quién es Walter Zuazo, el primer monje shaolín latinoamericano?

Walter Zuazo tenía 10 años cuando perdió por goleada un partido de fútbol ante unos niños de un barrio vecino. Por si la derrota no fuese suficiente, él y sus amigos de Balconcillo fueron golpeados. "Quedé picón", dijo. Adolorido, pensó en sus héroes de la infancia: Bruce Lee, Jimmy Wang Yu y David Carradine. Todos expertos en artes marciales. Había visto sus películas y admiraba su talento. Si hubiese sabido Kung Fu como ellos, habría podido defenderse. Poco tiempo después, comenzó a practicar artes marciales.

Zuazo proviene de una familia de deportistas y es el menor de nueve hermanos. El mayor entrenaba Kung Fu, pero por un accidente lo dejó. Su madre era una exitosa profesora de vóley de La Victoria, mientras que sus tíos practicaban el boxeo. Además, como si el destino lo tuviera arreglado, su tatarabuela nació en China.

Walter Suazo monje shaolin

Walter Zuazo se convirtió en el primer monje shaolín latinoamericano en 2010. Foto: composición LR/Walter Zuazo/cortesía

El deporte no fue lo único que le llevó a practicar Kung Fu. También, le interesó su filosofía. "Siempre tuve inclinación hacia la mística y el esoterismo. Cuando fui más joven, pasé por muchas escuelas: la Gnosis, el Mahikari, los rosacruces y, ahora, soy budista", señaló. Se volvió un maestro de artes marciales y ganó varios torneos en Lima, hasta que a los 21 años se mudó a Venezuela.

Walter Zuazo se casó y tuvo dos hijos en el país Sudamericano. Trabajaba como entrenador y solía ganar los campeonatos en los que concursaba. Cuando no conseguía empleo como maestro de artes marciales, laboraba de mesonero en restaurantes. "Probaba de todo para poder subsistir, pero mi vocación era el Kung Fu", agregó.

¿Cómo Walter Zuazo se convirtió en el primer monje shaolín latinoamericano?

En 1992, viajó a Puerto Rico, Canadá y Estados Unidos para competir. En 1996, llegó a Nueva York y se asentó en el barrio de Flushing. Descubrió que, a pocos metros de su vivienda, había un monasterio Shaolín. Sin pensarlo dos veces, se inscribió. Quedó maravillado por el estilo de vida de los monjes. "Ese nivel (del templo) no había en toda Sudamérica", señaló.

Zuazo quiso dejar el monasterio el primer año, pero por diversos motivos siguió entrenando. En cierto momento, decidió alejarse del templo, pero uno de sus maestros le dijo: "¡You have to learn more! ¡You have to stay!". "Tienes que aprender más", esta frase lo marcó. Así fue cómo llegó a entrenar durante 14 años, entre 1994 y 2010.

En su último año, se le convocó a una reunión. Como los monjes hablaban chino, él no les entendía. Solo escuchaba su nombre. Pensó que había hecho algo malo. Para su sorpresa, le dijeron que calificaba para ser monje shaolín y le preguntaron si lo deseaba. "La piel se me puso como de gallina. Entré en shock. '¿Qué?¿Cómo?¿Yo?'", relató.

Walter Suazo monje shaolin

Walter Zuazo fue ordenado monje superior en abril de 2023, en China. Foto: Walter Zuazo/cortesía

Tuvo un minuto para dar su respuesta. Jamás se propuso serlo. Sabía que los monjes shaolín no tienen relaciones sexuales ni visten de civil, tampoco consumen bebidas alcohólicas y siguen una dieta vegetariana. Él ya se había separado de su pareja, viajado por muchas ciudades y dominaba el inglés. Así que aceptó.

Tras ser ordenado, recibió el nombre Shi Heng Yi, que significa "por siempre el número 1". Recientemente, fue designado en China como monje superior y su denominación cambió de carácter. Ahora, su significado es "confiar en la permanencia".

¿Cómo es la vida de Walter Zuazo como monje shaolín?

Walter Zuazo ha enseñado el shaolín en Chile, Colombia, Argentina, Bolivia, Uruguay, Paraguay y otros países. A diario, se levanta a las 4.00 a. m., medita y hace su liturgia. Su misión es, como primer monje shaolín latinoamericano, implementar una Federación Sudamericana de Shaolín y construir un templo en Perú.

Walter Zuazo

Walter Suazo busca crear la Federación Sudamericana de Shaolin en la región. Foto: Walter Zuazo/cortesía

También, tiene discípulos en Lima, a los que les enseña Kung Fu. Además, acaba de regresar de China. Fue el único peruano de un grupo de 400 personas conformado por 398 monjes chinos y uno que es ciudadano de África. Conoció al abad Shi Yongxin y le sorprendió el respeto y afecto que les tiene el pueblo local. Por ello, busca difundir esta filosofía en Sudamérica, ya que sabe que no solo consiste en dominar las artes marciales, sino también permite llevar una vida centrada en la "paz, armonía y bondad", según declaró.