James Ehnes o la pasión por el violín
El canadiense James Ehnes y la Orquesta Deutsche Kammerphilharmonie Bremen estarán este jueves 9 en el Teatro Municipal de Lima. La República conversa con el reputado músico.

El violín es, quizá, el instrumento más difícil de tocar. Dominarlo no solo requiere de disciplina, sino igualmente de perseverancia. Incluso cumpliendo ambos requisitos, no hay garantía de que se vaya a llegar a buen puerto. Pero ese es el costo que hay que pagar para alcanzar un sonido que dialoga, sencillamente, con la plenitud. Dicho esto, destaquemos la presencia en Lima de uno de los violinistas más importantes de la actualidad, que viene precedido de un reconocimiento al que debemos prestar atención. A saber, ha ganado en dos ocasiones el Grammy (2008: por el álbum Korngold, Barber, Walton; y en 2019 por Concierto para violín de Aaron Jay Kernis). Nos referimos al violinista canadiense James Ehnes, quien este jueves 9 de octubre se estará presentando, junto a la reputada Orquesta Deutsche Kammerphilharmonie Bremen, en el Teatro Municipal de Lima, espacio que, en lo que respecta a este 2025, se ha posicionado como el más sólido para la llamada música culta, que por ser tal, no está direccionada únicamente a los conocedores.
Beethoven es una presencia importante en la vida y trayectoria de Ehnes. Al respecto, el violinista dice:
“Beethoven ha sido fundamental en mi vida musical y me siento muy afortunado de haber dedicado tanto tiempo a sus obras. El concierto de Beethoven es posiblemente el que más he interpretado en mi carrera, y he tenido el privilegio de interpretar y grabar tanto el ciclo de sonatas para violín y piano como los cuartetos de cuerda”.

Orquesta Deutsche Kammerphilharmonie Bremen, con la dirección de Riccardo Minasi. Foto: Julia Baier.
El músico se refiere al “Concierto para violín en re mayor”, del cual señala que “no es solo uno de los grandes conciertos para violín, sino una de las grandes obras maestras de la música. Es un gran honor y una gran responsabilidad haber sido el encargado de dar vida a esta pieza. Lo encuentro una experiencia profundamente gratificante y edificante”.
Llama del mismo modo la atención el instrumento que toca el músico canadiense, el cual es parte de su marca creativa, aunque a él no le guste tanto que se le asocie con el mismo, pero resulta imposible porque ese instrumento tiene historia y resonancia. Nos referimos al Stradivarius ex-Marsick de 1715, violín que perteneció al violinista belga Martin Pierre Marsick, el cual tiene tres siglos. Es un violín que acompaña a Ehnes por más de 25 años.
“Amo profundamente mi violín, pero no influye en mis interpretaciones; su función es servir al violinista, ¡no al revés! Este violín ofrece una gama enorme y prácticamente ilimitada de opciones musicales y tonales, por lo que tocarlo siempre es un placer e inspiración”.


















