Nishme Súmar: “El teatro puede ser un lugar de lucha, un agente político importante”
La directora artística del teatro La Plaza dirige una comedia que interpela sobre el concepto de justicia e inclusión. "¿En qué democracia vivimos si existe tanta violencia?", comenta.

En la sala de una familia de clase media alta hay ciudadanos y ‘bárbaros’. La obra Temis (la diosa de la justicia) nos presenta a cuatro hermanos dueños de una exitosa empresa que enarbola la bandera de la inclusión, pero la llegada de una “nueva hermana” revela lo que piensan de la justicia. Nishme Súmar dirige esta comedia descrita como “actual e incómoda”. La puesta en escena continúa un ciclo tras el estreno de Proyecto Ugaz, sobre la investigación al Sodalicio. “Una de las cosas que me hace sentir orgullosa de formar parte del equipo es su gran capacidad de riesgo. Las temáticas que estamos abordando no son sencillas, no son políticamente correctas, hablamos de la Iglesia católica, hablamos de salud mental, reflexionamos acerca del ejercicio de la justicia y de la situación de la mujer”.
¿Cuánto tiene que ver el contexto con la cartelera de este año de La Plaza?
De hecho, no es una coincidencia. En estos tiempos en los que estamos todos tan abrumados y hastiados con todo lo que pasa en el mundo, pero al mismo tiempo refugiados en la tecnología, escapamos a través de las redes, precisamente por eso es tan importante que ahora desde el arte podamos reflexionar sobre las cosas que nos preocupan y hacerlo sin filtros. Para mí, volver a esa esencia del ser humano, esa capacidad de unirse bajo el mismo techo, siendo todos iguales, es una oportunidad muy privilegiada y debemos aprovechar estos espacios ahora.
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Temis es más política de lo que parece.
No es un tipo de obra que yo suelo hacer, pero esta obra me cautivó por muchas razones. La primera es porque creo que es un material muy original, muy inteligente. Generalmente tendemos a ver obras en las que el opresor y el oprimido están, claramente, definidos. Pero esta obra es casi un tratado filosófico sobre el concepto de justicia, ¿no? Lo otro es que me sentí absolutamente incómoda frente al material, reflejaban muchas cosas mías, de mi entorno cercano, de la burbuja en la que habito, y eso me pareció muy importante, colocarme en ese lugar de riesgo y de preguntas y no tantas certezas.

Qué hay? - Teatro La Plaza
La obra nos dice que la justicia es una buena noticia para algunos, pero devastadora para otros. ¿Son organizaciones, pero también ciudadanos que abogan por la igualdad siempre y cuando no les ‘afecte’?
Sí, porque una de las cosas que le pasa a la familia que entra en crisis una vez que aparece esta hermana nueva, es lo que le pasa también al espectador, porque devela nuestra profunda inconsistencia, no solo de las empresas que hacen uso político de la inclusión cuando les conviene, pero a nivel estructural no han hecho un cambio. Pasa en la sociedad, que muchos enarbolamos la bandera de la inclusión, confundiéndola con justicia, nos autodenominamos progresistas, pero al momento en el que se tocan nuestros privilegios, saltamos, y ya todo comienza a ensombrecerse; aparecen miedos y aparecen prejuicios. Cada espectador tendrá su propia hipótesis, pero para nosotros es algo así como la justicia no depende de dioses ni de políticos, depende de los ciudadanos. Depende de que cada uno haga un trabajo concienzudo para vivir en una sociedad un poco más igualitaria, menos hipócrita y menos disfrazada de tendencias demócratas.
Temis tiene mucho simbolismo. Digamos el padre sería el presidente que traicionó a sus votantes y los hijos serían ciudadanos de izquierda, centro, derecha, ¿no?
(Sonríe) Coincido plenamente contigo. La familia es un modelo de sociedad. Es un modelo del país y se puede hacer un paralelo con un país. Al final de esta obra no terminas de saber si estos hermanos son ciudadanos o son bárbaros. ¿De qué depende? ¿Qué tan en democracia vivimos si existe tanta violencia? Es delicioso tener una obra que te genera tantas preguntas.
-El cine y el teatro siguen siendo espacios combativos. ¿Qué ha significado que Proyecto Ugaz tenga el apoyo del papa León?
-Bueno, ha sido un hito, un orgullo porque es como una constatación de lo que el arte puede generar y puede ser un lugar de lucha y comprometido con lo que pasa en el mundo no solo un lugar de entretenimiento y diversión sino también un agente político muy importante. La carta enviada por el papa León directamente, dirigida a Paola (Ugaz), a los periodistas, al elenco de la obra y al teatro de La Plaza ha sido una huella que va a quedar muy fuerte en nosotros y es un impulso para seguir apostando por estas temáticas. El teatro no está desligado de lo que nos pasa socialmente, no puede estar desligado, tenemos que recordar el poder que tiene el arte para llegar a las personas y para convocar. Como era a los inicios, ¿no? Alrededor del fuego para contar historias, para contar lo que nos pasa y reflexionar. Ese ritual irrepetible hace que las personas con diferentes puntos de vista, idiosincrasias o procedencias nos reunamos.














