
Augusto Tamayo: "He cumplido mi servicio cinematográfico"
El director filma la película 'La Perricholi' y nos habla de los proyectos con los que “terminará su carrera”. También opina de la nueva ley de cine. “Hay un grado de incertidumbre”.

Augusto Tamayo ha cumplido cinco décadas dedicadas al cine. Por estos días, está inmerso en el rodaje de La Perricholi, película que será protagonizada por Andrea Luna. En la alfombra roja de los Premios Platino, en Madrid, hablamos con el cineasta, quien fue jurado de las series que competían en España. El director de La fuga del Chacal coincidió con productores iberoamericanos y comentó que es importante la presencia peruana en ese evento. “No solo para uno, sino en general para cada país. Se abren oportunidades”.
¿Estos eventos pueden fomentar las coproducciones?
Sí, y hay unos programas de FIACINE para promocionar talentos. Seleccionan 10 de cada país para que puedan venir a talleres y puedan tener entrenamiento. Hay empresas que están buscando talento en Iberoamérica. Entonces, todo eso que uno puede llevar al Perú y ofrecer a los jóvenes resulta beneficioso. En FIACINE hay dos programas importantes de promoción, a los que pueden acceder con becas y subsidios para venir a España o a otro lado. Hay una sobre efectos especiales que se va a implementar, con auspicios y dinero internacional.
Son cosas que aún faltan en Perú. No tenemos una escuela de cine, por ejemplo. En medio de ello, se aprobó la nueva ley de cine, ¿qué le parece?
Yo tengo 50 años y he vivido todas las situaciones imaginables con relación al cine. Hay un grado de indeterminación e incertidumbre. Momentos en que parece y momentos en que a veces siente uno que va a desaparecer. En los años 90 parecía que el cine desaparecía. Bueno, hay unos artículos en la nueva ley que son cuestionables, que son los que han cuestionado más el gremio de los cineastas. Pero, por ejemplo, hay esa apertura a la posibilidad de inversión privada por un estímulo económico de poder descontar el impuesto, que creo que puede ser positivo. Como en todo, hay sombras, a veces grandes, pero hay algunas luces, a veces más pequeñas. Esperemos que las sombras y las luces se equilibren y que esto contribuya al desarrollo y no a su perjuicio.
¿No le parece peligroso que, de pronto, no se acepten ciertos guiones y sea una puerta a la censura?
Me temo que ese es uno de los peligros señalados. Ha existido, porque el cine peruano aparece durante un gobierno militar; o sea, ya lo hemos vivido. No sé si en el mismo grado o peor, pero sí hemos pasado por censuras y prohibiciones. Cabe la posibilidad de que eso suceda y esa es una de las preocupaciones mayores con respecto a la nueva generación.
“No voy a renunciar a nada de lo que me he propuesto como cineasta”
Está filmando La Perricholi, ¿cuál es su punto de vista acerca del personaje?
Bueno, yo tenía cinco personajes femeninos desde hace muchísimo tiempo. Yo quiero hacer personajes grandes, que se generan importancia por sí mismos, por lo que se embarcan y lo que buscan; tienen objetivos trascendentes. Y entonces, tenía este ciclo, ya he hecho dos que son Flora (Tristán) y Santa Rosa. Los otros dos personajes femeninos que a mí me han llamado la atención desde joven son Francisca Pizarro, que la podemos llamar la primera mestiza, un signo de identidad de los peruanos, y la Mariscala.
Mónica Sánchez dijo que se podía hacer una película sobre Francisca Zubiaga. De hecho, aparece en la película La herencia de Flora.
La tengo, tengo el guion. Si hago La Perricholi, que siempre es una incertidumbre saber si uno la va a terminar, los otros dos proyectos serían Francisca Pizarro y Francisca Zubiaga. Y, bueno, hay que confiar que uno podrá culminar aquello que uno comienza.
Bueno, pero ambos personajes podrían ser “censurables” para un sector.
Desde que comencé, he tratado de hacer lo que me parece. He tenido suerte, nunca he hecho algo que no quise, nunca he hecho nada sino al servicio. No sé si esto es un poquito de vanidad, solo he hecho lo que he querido. Nunca he tenido que hacer algo que alguien me obligó y nunca he tenido a nadie que me haya impedido hasta ahora. Pero uno no sabe — con las realidades históricas y políticas en todas partes del mundo que estamos viendo — en un país como el Perú son impredecibles. Yo voy a hacer lo que me nazca con honestidad, lo que yo piense que debo hacer, que me toca hacer como cineasta peruano, con la temática y el proyecto que yo tengo de crear historias que reflejen identidad, que construyan un poco una imagen de nuestra identidad histórica, pero también la de ahora. Los otros proyectos que tengo también abordan lo mismo; tengo un proyecto sobre el poeta (José María) Eguren, y tengo una adaptación de un cuento de Arguedas.
Va a incomodar a la derecha, entonces.
(Sonríe) A estas alturas de mi vida ya no pienso en términos ideológicos; hago lo que siento que me toca, lo que me nace, lo que creo y con honestidad. Si algo pasa, ya lo enfrentaré en su momento, pero yo no voy a renunciar a mi misión, a mi concepto, a nada de lo que yo me he propuesto no solo como cineasta, sino como escritor e historiador.
¿Participará en las futuras mesas de trabajo?
No, no he coordinado. Yo me entregué a la política cinematográfica durante cuarenta y tantos años, he ido al Congreso infinidad de veces. Yo tengo 71 años y todavía sigo, pero tengo estos proyectos personales y no sé cuánto tiempo de actividad tenga. Todavía estoy enérgico. Pienso que he cumplido — antes había un servicio que se llamaba servicio militar obligatorio — yo he cumplido mi servicio cinematográfico, me he entregado bastante a los gremios, he conducido varios, voy a seguir orientándome un poco más a tratar de cumplir este conjunto de proyectos, de películas y de libros que tengo. No me voy a escabullir, pero quiero orientarme estos años que tengo a terminar mi carrera.