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Cultural

Celebremos a Pilar Dughi, una gran escritora peruana

La reedición de su primer libro y el reciente numero de una revista dedicada a su obra, son motivos suficientes para recorrer la trayectoria de esta imprescindible autora.

Pilar Dughi.
Pilar Dughi.

Entre los libros que se publicaron en el 2024, año generoso en calidad, uno despertó un especial entusiasmo por parte de los lectores, al punto que la prensa cultural no demoró en hacer eco de su aparición. Si hay una obra que merece conocerse, apreciarse y, en especial, difundirse lo más que se pueda, esa obra es precisamente la de Pilar Dughi (1956 – 2006).

El tiempo pasa volando, ya son casi 20 años de la partida de esta escritora que dejó una obra que sigue consolidándose en el tiempo, con nuevos críticos que se ocupan de ella, con pulcras ediciones de sus títulos y, principalmente, con nuevos lectores.

Por eso genera entusiasmo Pilar Dughi. Si bien ella ya no está, es su obra la que sigue suscitando preguntas y asombro. Es una obra que tiene el poder de hablarle al lector. Pilar Dughi toca y cuestiona. Pilar Dughi es una de las pocas cosas honestas que le han pasado a la narrativa peruana contemporánea.

A finales del año pasado, la editorial Pesopluma reeditó el primer cuentario de Pilar Dughi: La premeditación y el azar, publicado en 1989 por Colmillo Blanco. Así es: hace 35 años. La presente edición cuenta con el prólogo y las notas del escritor Tadeo Palacios.

Pilar Dughi tenía 33 años cuando publicó La premeditación y el azar. Escribió sus cuentos en una de las etapas más oscuras de la historia política peruana y en ese escenario se hizo de un nombre. A saber, en 1987, como bien consigna Palacios, quedó finalista en el concurso El Cuento de las 1000 Palabras de la revista Caretas con el relato “La escena incompleta”, incluido en su primer cuentario. Lo mismo sucedió con los cuentos “Uno de los trece” y “El canto de la mariposa”, publicados en 1986 en la revista La casa de cartón. ¿Por qué hacemos este rastreo? Fácil: a estas alturas, Pilar Dughi es interesante hasta en su prehistoria. Esta edición de Pesopluma permite indagar en el cómo Pilar Dughi se hizo escritora.

Nos hallamos ante un primer libro marcado por la madurez de oficio. No se percibe en él ningún atisbo de apuro, que colegimos mediante la seguridad de la prosa y la profundidad temática. En sus páginas hay una voz (ya se detecta el tono narrativo) presente en cada uno de los 15 cuentos, pero ello no nos libra de encontrar algunas irregularidades a causa de la excesiva cautela de la autora al momento de narrar, pecando de cerebral en situaciones que merecían un mayor nervio emocional. Pienso en los cuentos “El canto de la mariposa”, “Uno de los trece” y “La víspera”. Pero subrayemos las cimas: “La noche de Walpurgis”, “El desayuno”, “El mensaje” y el homónimo de la publicación.

Lo cierto es que un libro de esta factura, ciñéndonos a los caprichos de la especulación, la estaría rompiendo y formando magisterio de haberse publicado en estos años del nuevo siglo. Por eso es importante esta edición de Pesopluma. La estructura de su edición permite ir más allá del texto y entrar a la cocina narrativa de la autora. Si hay algún autor en ciernes o algún escritor cuajado que ha entrado a la zona gris de no tener nada que decir pese a que escribe muy bien, La premeditación y el azar es la llave. En otras palabras: es posible aprender a narrar con este libro. La manera en que la escritora aborda registros tan distintos, como lo realista y lo fantástico, sin que se perciba el crash en el discurso colectivo, aparte de excelencia literaria, es un ejemplo contundente de su magisterio. Desde sus inicios, Pilar Dughi escribía con la sencillez de quien se sabía una gran escritora.

Otro ejemplo del interés por Pilar Dughi, es el reciente número de la revista Círculo de lectores, dirigida por el narrador Gabriel Rimachi. El octavo número de la publicación está dedicado a su obra y no deja de llamar la atención lo que se dice de ella como persona gracias a los textos de Mario Bellatin y Jorge Valenzuela, sus compañeros generacionales. Bellatin evoca su compromiso con la literatura y, por su parte, Valenzuela destaca su intención por mostrar desde sus primeros textos una escritura asexuada, un registro que no dependa del género. Acierta Valenzuela, lo que expresa es posible constatarlo en su primer cuentario. A lo expuesto, añadamos otro factor, impresionista pero válido: la escritura de Pilar Dughi no aburre, en su tersura había un equilibrio entre el asunto y la forma.

¿Acaso en el 2024 y en lo que va del 2025 se celebra algo relacionado a Pilar Dughi como para que en corto tiempo tengamos dos publicaciones dedicadas a su poética? Una simple mirada a la data oficial, nos señala que no hay motivo. Entonces, ¿por qué salen estas publicaciones? En silencio, viene creciendo la lectoría de Pilar Dughi. Toda gran obra literaria o, en todo caso, toda obra llamada a quedar, viene acompañada de un rumor, el rumor del lector. Quienes hemos tenido la oportunidad de leer toda la obra de Pilar Dughi, lo hicimos a cuenta de ese rumor que no es más que la sana recomendación del lector.

En el año 2017, la editorial Campo Letrado nos regaló Todos los cuentos. Esa publicación es un acontecimiento por la sencilla razón de que los libros de Pilar Dughi venían siendo esquivos para no pocos lectores. Aparte del cuentario consignado líneas arriba, hallamos en este volumen Ave de la noche (1995). Aquí Dughi confirma lo que intuíamos en su primer libro: su señalado oficio, pero al que añade un elemento más: la profundización en la condición humana de sus personajes. Al respecto, suele destacarse que en estos cuentos (15 también) la autora puso de manifiesto sus conocimientos de psiquiatría, pero la relectura nos brinda otro panorama: el poco favor que se le hace asociándola con esta disciplina, que se justifica en la biodata, pero no en la experiencia literaria. Aquí nos preguntamos lo siguiente, inquietud que la mayoría sentimos con los cuentos de Julio Ramón Ribeyro y el primer cuentario de Guillermo Niño de Guzmán: ¿qué cuento es el menos bueno? Razones no faltan, en cada texto la autora impone presencia gracias a su mirada y oído privilegiados, y a su oceánico saber humanístico. Su capacidad para escrutar la vemos en los pequeños y grandes detalles, no necesariamente asociados a la cotidianidad, como sí en su libro debut. Hablamos de un libro consagratorio, justificado en cuentos como “Lector in Fabula”, “Orbe Novo” (ojo a la contundencia de su brevedad, la misma que en el primer cuentario se mostraba de irregular), “Conciliación”, “Parábola de Cervantes y Lope”, “Dime sí”, “Las chicas de la yogurtería”, “Naranjos y limoneros” y “El cazador”. Por cierto, este libro ganó, en 1997, el premio de la Asociación Peruano Japonesa.

En el año 2008, dos años después de su partida, se publicó La horda primitiva, cuentario póstumo en el que hallamos las confluencias de los senderos recorridos en los dos títulos precedentes. Si el primero se identificaba por la seguridad de la prosa, el segundo por la sugerencia de la voz (y la mirada), en el tercero se afianza el tema. Hay, pues, un aliento a descomposición anímica, que no solo debemos relacionarla con la metáfora de la enfermedad. Sea por las situaciones contadas y el perfil de los personajes, Dughi nos muestra un mural de la degradación. Por otra parte, aunque este título no exhiba el maravilloso y engañoso voltaje verbal de La premeditación y el azar, somos tranquilos espectadores de un dominio narrativo en estado de gracia. Seguramente, para muchos este no es su mejor libro, sin embargo, para quien escribe estas líneas lo es. La perfección formal (y no solo me refiero a las leyes a cumplir en un género tan jodido como el cuento), la claridad de la prosa y los constantes guiños al lector que nos llevan a buscar un diálogo de influencia con la tradición narrativa del hastío que hallamos en Bartleby de Melville y los relatos de El muro de Sartre, nos brindan un aspecto que pocos libros peruanos de ficción ofrecen y que lo alinean con La premeditación y el azar: la posibilidad de aprender a narrar. Si el “exceso” (para la media en cuentarios) en número de cuentos era su marca, ahora nos entrega siete textos que transitan entre el encapsulamiento de la dictadura de la novela corta y la perfección poética. Cuentos como “A mí no me importa”, “Los guiños del destino”, “¿Alguna novedad?” y “Aeda” nos obligan a realizar más de una lectura simbólica.

En la sección de Cuentos no recogidos en libros solo tenemos uno: “Solitarios bajo la nube estival”, publicado en el primer número de la revista Diégesis (2001). Este cuento cumple con mostrarnos las ilusiones perdidas de los jóvenes de la generación de la protagonista, la del ochenta; sin embargo, no podemos equipararlo con aquellos que sí fueron publicados en libro. No hay que pensarlo tanto: Todos los cuentos es una de las mayores publicaciones de la década pasada en Perú.

En 1998, nuestra autora publicó Puñales escondidos, título con el que obtuvo, en 1997, el primer lugar del Premio de Novela Corta del Banco Central de Reserva del Perú. Esta novela, recuerdo, circuló en fotocopias durante años. La autora ya era una voz respetada y en esta ocasión nos ofreció un contrapunto narrativo pautado por la crisis existencial de Fina Artadi, su protagonista: trabajadora de un banco que decide investigar un caso de estafa a la par que debe lidiar con su destrozado mundo interior.

Hemos precisado líneas atrás que la escritura de Pilar Dughi no aburría. Esa característica la vemos en toda su magnitud en esta novela que Cocodrilo Ediciones rescató en el 2017.

En la poética de Pilar Dughi, este debe ser el título que más dialoga con la tradición de la novela negra y del policial. Lectora voraz y mujer con una inteligencia privilegiada, de acuerdo a los testimonios de quienes la conocieron, no cayó en los planteamientos formales de esa tradición, sino que hizo suya la sustancia de aquella: la interacción de los personajes y la tensión que construyen.

Detrás de una editorial independiente, hay un lector. La referencia no es gratuita. Sin las editoriales independientes, no estaríamos hablando de la vigencia de Pilar Dughi.

Por este motivo, extraña que ningún libro suyo haya salido en una editorial grande. Pilar Dughi no necesita de una editorial poderosa para legitimar su valía, pero sí requiere de su logística de distribución y de reimpresión, aspectos que hasta ahora pocas editoriales independientes pueden cumplir. Basta mostrar sus libros para que estos, paulatinamente, encuentren a su lector.

En La República hemos estado incidiendo en la sugerencia, basada en la lectura, de que habría que prestar una especial atención a los autores y artistas que aparecieron en la década del 80, la mayoría de ellos, en la actualidad, en plena madurez creativa. Como dijimos: Pilar Dughi formó parte de esta generación, con la que se identificaba.

De haber superado el cáncer de páncreas, vale preguntarse por el tipo de obra que habría escrito. Pero lo que escribió y publicó, basta y sobra para catalogarla como una voz insustituible de la tradición narrativa peruana.

Si aún no la lees, busca sus libros en librerías y en plataformas. Si ya la has leído, no te hagas problemas:  reléela. Pilar Dughi pertenece a ese linaje de creadores que siempre tiene algo que decir.