Carlos Gassols: “Estamos así como país por la falta de cultura absoluta”
Primer actor. Destacado en cine y teatro, el artista de 94 años ha cumplido nueve décadas dedicado al arte y repasa su carrera. “Yo trabajé por amor al teatro, mi generación fue así”.
Carlos Gassols (94) recuerda con exactitud la primera vez que subió a un escenario y lo que pensó cuando se salió del guion. Tenía cuatro años y había insistido en que podía hacer una aparición en la opereta La Geisha: cargaría un cojín grande y lo entregaría. “Caminas, lo dejas y te vas. Eso es todo”, le dijeron. “Pero como era chico pisé la punta del cojín y me caí. No me reí, pero ya no me acordaba qué tenía que hacer y me fui. ¡Fue una gran carcajada del público! (ríe). Tal es así que en la siguiente canción hice lo mismo porque me gustó la risa. Entonces, mi papá me dijo: ‘está muy bien que se rían, pero has hecho muy mal, el actor tiene que hacer lo que le han dicho que haga’. Él era el director”.
El primer actor nos recibe en la casa en la que vive desde 1976 y que compró con su esposa, la recordada actriz Herta Cárdenas. “Me gustaría hacer teatro, pero ya tengo cierta dificultad”, nos comenta. Está acompañado de enfermeras que son como parte de su familia. “¿Cuál es mi rutina ahora? Pues escribo y estoy escribiendo canciones”. Tiene en las manos el libro de memorias que publicó en 2018, Mi vida en el teatro, pero señala que no lleva la cuenta de los personajes que hizo porque “sería muy difícil” o “imposible”, ya que recorrió el Perú desde niño con la Compañía Infantil Hermanos Gassols. “Hace mucho me dijeron que iba más de 150 obras, no lo sé”.
Vivió en Argentina y continuó su carrera. En Perú fundó Histrión, pero hubo momentos en que no tenía trabajo. “Cuando no nos llamaban, con Herta hacíamos de todo y hasta hacíamos comerciales de cerveza. Recuerdo que después nos mandaban a nuestra casa bastantes cervezas (ríe). Es que todo lo hacíamos bien, cumplíamos bien”.
En la última década, Gassols ha sido conductor de un programa de radio, actor, dramaturgo y ha asistido con frecuencia a los teatros como espectador. Y quizá, los mayores éxitos en cuanto a público los ha tenido con la película Viejos amigos (2014)con Ricardo Blume y Enrique Victoria y en el teatro Vivir es formidable (2018) con Osvaldo Cattone. “Me agradan los reconocimientos, pero más que vengan de gente que no me conoce, sobre todo si es por el teatro”, comentaba en ese entonces cuando la obra del Teatro Marsano tuvo un lleno total. Un año después fue protagonista de una alfombra roja por el reestreno de Caídos del cielo.
En la sala de su casa hay varias instantáneas de su carrera y afiches junto a cuadros y fotografías de su esposa, de su única hija y de su nieta. “Vivir es formidable fue la última gran obra en la que actué”, comenta y se enorgullece de haber compaginado las tablas con la conducción de ‘El invitado del aire’. El programa duró casi 20 años en Radio Nacional y hasta el 2022 grabó un podcast. “Yo he trabajado por amor al teatro, así ha sido mi generación. Y, recuerdo que mi mamá –yo era el menor, el engreído– nos dijo en una gira con la compañía: ‘Ustedes se llaman Gassols, pero nadie es superior al otro, así que ténganlo presente. Son iguales que los otros actores, nadie es mejor que otro’. Así fue y así nos hemos acostumbrado”.
Gassols nos habla de una larga lista de actores y actrices que admira, a los que ha visto actuar en los últimos años. De Hollywood admira a Cate Blanchett y la compara con Ingrid Bergman. También sugiere que no deberíamos dejar de mencionar a los peruanos que triunfaron en los grandes festivales de cine. “Gianfranco Brero ganó San Sebastián, hay que decirlo siempre porque la gente no sabe”, señala sobre el protagonista de Tinta roja. Pero Gassols, que fue parte de esa película, no menciona que él también ganó en el Pacific Meridian International Film Festival como mejor actor en 2011 por la película Octubre.
A pesar de que Alberto Ísola lo describió como un “verdadero maestro, en el sentido más cabal de la palabra”, él no cree que sea mejor, al contrario, dice que uno “nunca deja de aprender”. Por eso, después de varias temporadas haciendo teatro, estudió en la Escuela de Arte Dramático. “Decíamos: ‘Somos actores ya, para qué nos van a poner en una escuela’. Pero Guillermo Ugarte Chamorro nos convenció, era una manera diferente de aprender. Fue la mejor escuela que se hizo. No hubo ninguna mejor en Perú”.
Gassols nos adelanta que tiene una canción que espera que sea cantada por Tania Libertad. “Qué pena que no pueda llegar a su voz, sino la cantaría. Cantado por ella debe escucharse muy bonito”, nos dice y entona: “Llora mi alma agobiada por los dolores, evocando a la autora de mi tristeza. Vago sin rumbo fijo...”.
El actor ha cambiado su rutina, pero no deja de escribir. Nunca se imaginó lejos del arte. “Es mentira”, responde cuando le preguntamos si era cierto que pudo dedicarse al fútbol profesional al igual que su hermano Fernando. “Solo pasó en una oportunidad (estar en un amistoso). Pero sí es cierto que jugaba fútbol y jugaba bien con el pie izquierdo. Admiraba a Lolo Fernández. Pero el teatro... el teatro es diferente”.
“Me sacaron porque no quise hacer un programa”
Gassols no quiere hablar solo de su carrera. Como cada día, lee los periódicos y ha anotado las cosas que le causan indignación. “En nuestro país estamos hartos de crímenes, de sicarios, de malos policías y de las drogas. Estamos detenidos en eso en vez de dedicarnos a la educación y al arte. Tenemos artistas tan importantes, pero aquí nadie hace teatro como lo hacen en Argentina. Aquí el teatro no le importa a nadie. Estamos como estamos como país por eso, por la falta de cultura absoluta. Por eso tenemos a la señora Boluarte que hace lo que le da la gana, engañó a todo el mundo con Otárola. Y Castillo es otro sinvergüenza. El Congreso es lo mismo que el Ejecutivo, es el peor que ha habido. Ellos han hecho esto y se siguen burlando del Perú”.
Los que han trabajado con Gassols hablan también de su espíritu combativo, dispuesto a luchar por los derechos de sus colegas. Podía ir a una gerencia para pedir que les subieran los sueldos a sus compañeros. “Yo lo hice porque me parecía que era justo. Los otros tenían miedo”.
En otro momento, lo condicionaron a aceptar un programa con el que no estaba de acuerdo. “Fue un cambio de Gobierno y me dijeron: ‘Bueno, tendrás que hacerlo’. Yo le dije: ‘¿Es una obligación? Entonces no lo hago’. No lo hice y me sacaron, querían que haga un programa que no me gustaba”.
¿Tiene un sueño pendiente como actor, dramaturgo...?
¿Para mí? No. Pero lo que falta hacer, lo que quiero que se haga, lo tienen que hacer las mujeres y los hombres y es lograr ese Perú ideal, “apostar por la unión” como lo he escrito (nos lee la canción ‘Himno del Bicentenario’). Alguna vez estuve satisfecho cuando salió un presidente, cuando los peruanos sacamos a los sinvergüenzas. Después todo se malogró. La gente cambia totalmente porque el poder es muy fuerte. El poder del dinero, el poder del que consigue las cosas, del que ahora tiene todo.