Cultural

Puro retrato: trazo y fuego

Libro objeto. Más de cien personalidades del Perú y del mundo bajo la penetrante mirada del pintor Bruno Portuguez.

Taller. Bruno Portuguez Nolasco en su espacio de trabajo en Chorrillos. Foto: difusión
Taller. Bruno Portuguez Nolasco en su espacio de trabajo en Chorrillos. Foto: difusión

El destacado pintor peruano Bruno Portuguez Nolasco presenta el cuarto libro de su colección Retratos de viento y fuego (Lumbreras Ediciones) este lunes 17 en Brisas del Titicaca Centro Cultural (jr. Héroes de Tarapacá 168, ubicado a media cuadra de la plaza Bolognesi, en el centro de Lima) a las 7 de la noche. Presentarán el libro el sociólogo y académico Wilfredo Kapsoli y los escritores Danilo Sánchez Lihón y Roberto Reyes Tarazona.

Estamos ante un trabajo ambicioso que tiene tanto de talento artístico como de documento histórico. Nos referimos a 114 retratos entre personalidades peruanas y extranjeras. De lejos, el libro resulta vistoso, pero de cerca se percibe el fuego del trazo de Portuguez. Personajes como Túpac Amaru, Micaela Bastidas, César Vallejo, Víctor Humareda, Julio C. Tello, Abraham Valdelomar, José María Arguedas, José Olaya, Martín Adán, Óscar Colchado, Blanca Varela y Julio Ramón Ribeyro, por citar algunos entre los nacionales; y José de San Martín, Bernardo O’Higgins, José Martí, Pancho Villa, Ana Frank, Tomás Borge, Julian Assange, entre otros, por el lado de personajes del mundo, revelan a un artista que va más allá del dominio de la técnica del retrato.

¿En qué descansa la poética de Portuguez? La respuesta no es compleja. Esto dice el artista en el capítulo “Apuntes sobre el retrato”: “El retrato artístico es la imagen o representación de los rasgos físicos y psicológicos de una persona o de un grupo de ellas, interpretado libremente por su creador”.

La obra de Portuguez muestra una cercanía, un nervio visual reflejado en los gestos de sus personajes, a los que confiere de una intensidad oscura en el despliegue cromático, elevando de esta manera el carácter de los mismos, o, dicho de otra forma: así les otorga humanidad. Ahí yace lo de la interpretación libre del hacedor, porque sus retratados, si bien parten del imaginario cultural y popular, tienen las propias señas de su creador.

En el colegio, Portuguez emprende su actividad artística y tiempo después estudia en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Lima. Cuando egresa, decide viajar por todo el Perú. En bus, tolva de camión o a pie, Portuguez lleva consigo un cuaderno de notas, más óleos y telas, con el fin de registrar a los peruanos y peruanas anónimos. De ese contacto, nace la luz personal de su propuesta, la honestidad que la distingue. Un maestro. (GRO).