Cultural

Las artes populares han perdido a Luis Repetto

Homenaje. El historiador y museólogo, director del Museo de Artes y Tradiciones Populares del Instituto Riva Agüero, falleció ayer víctima del coronavirus.

Historiador. Luis Repetto intenta ponerse una máscara, pieza familiar en su trabajo de campo.
Historiador. Luis Repetto intenta ponerse una máscara, pieza familiar en su trabajo de campo.

La cultura y las artes populares pierden a un hombre que no solo buscó estudiarlas, rescatarlas, sino también trabajó para abrirles puertas y ponerlas en valor. Luis Repetto Málaga, historiador de Arte, museólogo especializado en arte popular y etnografía amazónica, falleció ayer víctima del coronavirus.

Días atrás se tuvo noticia de su delicado estado de salud y de su lucha contra el Covid-19, al que, lamentablemente, no pudo vencer. Su muerte enluta a la cultura en los campos académicos, pero también en las márgenes de la cultura popular. Lucho, como era más conocido entre sus colegas y amigos, supo trabajar bien en ambos campos.

Era un profesional entusiasta, poseía una maestría en museología en la Escuela de Conservación Restauración y Museografía Manuel del Castillo Negrete, en México, así también ocupó la presidencia del ICOMLAC, Organización Regional para América Latina y el Caribe del Consejo Internacional de Museos. Es decir, tuvo todos los créditos académicos y por eso mismo, en los años noventa, fue director del Instituto Nacional de Cultura, hoy Ministerio de Cultura.

Desde el Riva Agüero

Nunca se cansó de promover la valoración de nuestros bienes patrimoniales, así lo demostró con el programa ‘Museos puertas abiertas’, que desde el 2010 conducía en TV Perú.

Pero la gran obra de Lucho Repetto la realizó como director del Museo de Artes y Tradiciones Populares del Instituto Riva Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Desde esa allí trabajó para rescatar las artes populares de todas las regiones del país. Es más, nos atrevemos a decir, Repetto supo en el corazón de esta institución, continuando la obra de Mildred Merino de Zela, darles un lugar a las expresiones del arte popular.

No olvidamos su trabajo en el cementerio Presbítero Maestro, que él no veía como un espacio de la muerte, sino como espacio de cultura, es decir, como un museo.

No le faltó razón, allí, en el cementerio, existen insospechadas obras de artes esculpidas en las tumbas y lápidas; la poesía fluye sabia, irónica, sentimental, cinceladas en los epitafios. Ante esa belleza, Lucho Repetto nos abrió los ojos en los circuitos y paseos nocturnos que solía organizar en el cementerio.

Muchas veces sorprendía con sus hallazgos, seguro comprados con la suya. Solía abrir su mochila para mostrarnos un juguete antiquísimo, un pieza textil o de cerámica o cualquier otra pieza de arte popular, y decía, feliz, “para el museo del Riva Agüero”.

Esa pasión por las artes y tradiciones populares es reconocida por el antropólogo y exviceministro de Interculturalidad José Carlos Vilcapoma: “Cuando trabajó para el Pacto Andino, hoy Comunidad Andina, recopiló dichos y decires andinos en cuatro volúmenes, que muestra la sabiduría tradicional de nuestros pueblos. Un gran aporte a nuestro país”.

Asimismo, agrega, ha realizado muestras sobre las vestimentas de las pallas de Corongo, de los shipibos, del huaylas, así como artesanía popular.

Juan Ossio, exministro de Cultura, señala: “Tenemos que agradecerle su gran contribución al desarrollo cultural de nuestro país. Era una persona de gran versatilidad para ingresar a distintos campos. Era un hombre que nos supo enseñar el valor de nuestros museos y el valor de las obras de los artesanos que están en las provincias”.

Ossio, además, dice que Repetto fue un pionero en recoger materiales y conservarlos en el museo de artes tradicionales. “Y por su gran carisma -comenta-, logró que muchos coleccionistas donen piezas para ese museo”. Todo eso hemos perdido con la muerte de Lucho Repetto.