Kusi Kusi, la función de títeres ha terminado
Despedida. Gastón Aramayo y Victoria Morales se dedicaron más de 50 años al arte de marionetas. Hoy, su teatro, ubicado en La cabaña del Parque de la Exposición, está por perderse.
En una cabaña comenzó todo. Allí se conocieron y empezaron a vivir de la ficción. Desde hace más de 50 años, Kusi Kusi Teatro y Escuela de Títeres, conformada por la arequipeña Victoria “Vicky” Morales y el boliviano Gastón Aramayo, ha realizado presentaciones para grandes y chicos en el sótano de La cabaña del Parque de la Exposición. Sus personajes, muchos de ellos de origen andino, han educado a distintas generaciones. Sin embargo, la pareja ha suspendido sus funciones desde hace un tiempo. Su teatro está a punto de perderse y las autoridades aún no dan respuestas concretas sobre su conservación.
Desde hace dos años, la visión y salud de Victoria Morales se ha ido resquebrajando. Y Gastón Aramayo, junto a ella, ha decidido bajar el telón para siempre.
Pero hoy dan una última función: cuentan su historia.
El inicio de un viaje
Victoria “Vicky” Morales descubrió su amor por los títeres cuando era una niña. Su padre le obsequio un cholito. Con él creaba historias, le daba vida. Y sin pensarlo demasiado, decidió dedicarse a ello.
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Mientras que, en Bolivia, Gastón Aramayo, ya iniciado en el teatro, comenzó a observar que no era lo que quería. Su deseo era educar a los niños y solo lo lograría con los títeres. Un compañero suyo haría una gira por el Perú, se embarcó en esta aventura. Y en unas de sus presentaciones, realizadas en La cabaña, conoce a Vicky.
Motivados por la pasión y el azar, Vicky y Gastón emprenden su compañía de títeres. Sin experiencia previa y de manera autodidacta, ofrecían breves espectáculos en el país. En esa época, el teatro de títeres era escaso y no habían funciones diarias, pero para ellos lo fundamental era el deseo.
En 1964 se prepararon para salir en una gira latinoamericana, que no pudieron culminar. Pero, con la ayuda del político Luis de la Puente Uceda, la agrupación pudo viajar a Corea. Sin conocer el idioma, trabajaron en un instituto de lengua, donde enseñaron castellano.
“Me pareció genial. Yo había estudiado para ser profesora en Católica. Estaba encantada, porque me gusta mi profesión. Yo renuncié a mi profesión para entregarme a los títeres, entendí que los títeres son de alguna manera otra forma de enseñar”, recuerda Victoria Morales.
Se quedaron tres años en Corea del Norte. Sin embargo, “no pudimos desarrollarnos en el teatro de títeres. Pero nos dio la oportunidad de viajar”, comenta Aramayo.
Años de Reforma Agraria
Tras 6 años fuera del país, a fines de 1969, Kusi Kusi regresa para trabajar en el proceso de la Reforma Agraria.
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En ese periodo, recorrieron distintas comunidades del país con su teatro de títeres portátil. A través de sus personajes, reflexionaron sobre el problema del campesino, convencidos de fomentar el cambio.
“Era la primera diversión del campesino, ver cómo dos personas están trabajando, haciendo sus cosas. Comenzamos la función, teníamos a Kusi Kusi, que en ese entonces era un muñeco de guante. Cuando sale Kusi Kusi con su poncho, los campesinos al verse reflejados ahí emocionalmente... ya la partida estaba ganada. Los temas que llevamos eran sencillos. Pero les llegó profundamente”, recuerda Aramayo.
Durante ese periplo, la pareja iba descubriendo cómo el campesino andino sentía una mayor fascinación por el teatro de títeres. Y es que -para Morales y Aramayo- el teatro y la vida campesina tienen un sentido animista: todo existe.
“El campesino está acostumbrado al teatro de títeres, en el sentido animista, el río, agua, están en él, en su cultura. En el teatro de títeres está el sentido animista, porque nosotros damos vida. Animamos a los muñecos. Eso imbrica directamente al campesino y hace que tenga un acercamiento profundo y se entrega”, dice Aramayo.
Su experiencia en la Reforma Agraria permitió que Kusi Kusi Teatro definiera la forma de hacer su trabajo. Marcó su perspectiva en la búsqueda de la libertad, la justicia y la cultura. Desde entonces, la agrupación ha realizado más de 30 montajes. Todos bajo la dirección y creación de Victoria Morales.
“Buscaba que en los cuentos se tratasen puntos fundamentales como la libertad. El ser un personaje libre. ¿Cómo lo consigues? Enseñándole al niño a ser libre. A partir de eso, recién podía imaginarme los personajes. (…) Queríamos dar a conocer la importancia de cada cultura y respetar los orígenes”, recuerda Morales.
Y así nacerían personajes como Kusi Kusi, Mantequilla, Kusi Coya, La gallinita trabajadora, entre otros de temática social.
En La cabaña
En la década del 70, culminado su paso por la Reforma Agraria, la pareja buscó un lugar para establecer su teatro y el sueño que persiguen hasta hoy: un museo dedicado a los títeres.
A través de Carlos Delgado, Chachi Dibós les entregaría La cabaña. Estuvieron 27 años hasta que el gobierno de Andrade renovó el Parque de la Exposición y derrumbó el espacio. Les ofrecieron un teatro hasta que finalmente -para salvar la situación- les dieron el sótano de lo que es ahora La cabaña. Llevan allí 20 años desde entonces.
El sótano está implementado para ser un teatro de títeres, con los elementos técnicos necesarios. Sin embargo, la agrupación ha decidido retirarse. Han solicitado al Municipio de Lima que preserven el lugar.
La República se comunicó con Fabiola Figueroa, de la Gerencia de Cultura de la Municipalidad. La titular del área tenía conocimiento sobre la carta, pero no mayor información acerca del proceso que se había iniciado hace un año. Según Figueroa, esos temas son de contratos y los observa el mismo municipio.
Dos días después de esta conversación, el área de prensa de la Municipalidad nos envío un comunicado a través del WhatsApp.
Según el Municipio, tras una evaluación realizada en 2019, se determinó que “el predio no cuenta con las condiciones de seguridad adecuadas, presentando un nivel de riesgo alto”. Ante ello, -agregan que- pidieron a la agrupación su retiro para realizar los trabajos correspondientes.
No obstante, la agrupación ha recibido la propuesta de llevar su material a la Universidad José María Arguedas, de Andahuaylas.
Ante algunas negativas, Victoria Morales prefiere entregar su trabajo a una universidad, pues dice que “son generosos. Y la Municipalidad no se ha interesado. ¿En cuántos años de nuestra vida nos han ayudado con algo? Nunca”.
Pero Gastón aún espera: “Es sentir que todo lo creado durante años se vaya a esfumar, eso claro que duele. Pero, ahí estamos, si hemos peleado con todo el mundo, hasta con Canal 7, pusieron un programa Kusi Kusi. Le ganamos y tuvieron que sacarlo. Peleas hemos tenido muchísimas, pero ya no estamos en la época de cuando éramos jóvenes”.
La función ha terminado.