Cultural

La novela póstuma de Rivera Martínez

Legado. El escritor jaujino dejó, antes de morir, Soliloquios, una novela corta, introspectiva en el alma humana, donde aflora sus temas preferidos, como el amor, el mundo andino.

Visión. Edgardo Rivera Martínez miró al mundo andino sin perder de vista a Occidente.
Visión. Edgardo Rivera Martínez miró al mundo andino sin perder de vista a Occidente.

Por: Carlos Villanes Cairo

Las novelas póstumas tienen un dejo a despedida. Son páginas pergeñadas con la guadaña del heraldo negro agazapado. Concebidas en las horas bajas, son el rescoldo de una brasa viva preguntándonos qué fue lo último que un escritor agitó entre sus manos junto al blanco pañuelo del adiós.

Nadie quisiera morirse, pero la vida termina en ese paradero. Algunos como Arguedas o Roberto Bolaño prepararon su muerte. El gran narrador chileno supo que se iba a media escritura de su mayor novela 2666 y pidió que el texto fuera divido en 3 partes y publicado en 3 años sucesivos. Pero su editor Jorge Herralde no cumplió. Y Arguedas, después de sumergirnos en su Gólgota particular, se suicidó un viernes para no interrumpir con su deceso las clases en su universidad, pero vivió, gravemente herido, varios días más.

El recordado narrador jaujino Edgardo Rivera Martínez (1933-2018) escribió su última novela ya tocado por la enfermedad. Es una carta de despedida a sus temas preferidos: el amor melancólico y fugaz, la comedida introspección en el alma humana - esta vez dentro de una mujer-, la vivencia familiar respetuosa con los mayores y el recuento de las horas trascendentes, el acercamiento fascinado al mundo andino, la impronta de familias extranjeras, y la mirada a ciudades clásicas como París, Lima, Arequipa y el Cusco.

Rivera Martínez murió el 5 de octubre de 2018, a 2 meses de ver impresa su última novela reunida en Soliloquios/Ciudad de fuego (Lima, Penguin Random House, col. Debolsillo, 197 pp.) integrada por 3 relatos más, publicados con anterioridad.

Soliloquios enmarca dentro de la ficción un texto confidencial dictado a una grabadora, entre el 5 de setiembre y el 5 de diciembre de 2012, con el propósito de “convertirse en una futura novela” por Laura del Valle Bradsen a su padre, oyente silencioso a quien se dirige en primera persona para relatar sus más importantes experiencias desde su niñez hasta esos días. Ella es una dama limeña cincuentona, vive en Barranco cerca de la bajada de los Baños, profesora de francés, enamorada de la poesía, de Lima y París, pero también apasionada por la sierra peruana, de sus canciones, sus costumbres y la artesanía, en especial del valle del Mantaro.

Laura ha tenido dos experiencias prematrimoniales: con su primer gran amor en la universidad, pero la vida los desunió; y con otro colega estudiantil, en París, que también se disolvió. En plena madurez conoce a Alfonso, un arquitecto que la corteja y a quien ella acepta sin estar realmente enamorada. Se casan y la alegría de ser padres se interrumpe con un aborto y la sentencia médica de quedar infértil. Ella plantea el divorcio consciente de que no tendrá resistencia.

Su padre enferma y Laura deja todas sus ocupaciones para cuidarlo. En tanto conoce a una joven provinciana y a su hermanito, también azotados por la muerte del abuelo que las mantiene. Adopta al niño y matricula a la chica en un colegio sobre todo para cultivar su voz.

Anteriormente Rivera Martínez había otorgado protagonismo a varias mujeres, como a Felicia de los Ríos, la francesa Solange y la peruana Matilde que coinciden en el internado de Diario de Santa María; y en El país de Jauja a Leonor enamorada de Claudio, Laurita su hermana, Zoraida Awapara, hembra madura que hace conocer la sexualidad al protagonista y Elena Oyanguren, mujer bella y tuberculosa que encandila a los más jóvenes.

Soliloquios es una interesante novela, escrita con pulcritud y esmero, buen ejemplo del universo que Rivera Martínez manejó con alta calidad y nos dejó en 4 novelas, 11 compilaciones de cuentos, 2 poemarios, y libros sobre crónicas de viajes y estampas, antologías, trabajos de investigación y gran cantidad de artículos.

Betty Martínez viuda de Rivera ha anunciado que conmemorando el primer aniversario de la partida del narrador y ensayista jaujino se desarrollaran en Lima actividades implicadas con exposiciones, conferencias y mesas redondas.