Puntuación: ★★★★★Actriz, guionista y dramaturga, Greta Gerwig (Sacramento, 1983) es una figura central del cine indie norteamericano neoyorquino. Siguió estudios en una escuela católica de su ciudad natal y se graduó en inglés y filosofía en el Barnard College de NY. Una primera parte de su trabajo está ligada al joven realizador Joe Swanberg, con quien pasa de un rol como extra en LOL hasta actuar, escribir y codirigir Nights and weekends (2008).Pero el momento clave para Gerwig se da a partir de su asociación (en el cine y en la vida real) con Noah Baumbach, la que se produce luego de que finaliza su relación con su anterior pareja e intérprete, Jennifer Jason Leigh. Con Gerwig como guionista y actriz se precisa el universo fílmico de Baumbach, muy influenciado por la Nueva Ola francesa y sobre todo por el cine de Truffaut. En Lima, imposible sorprenderse, solo se ha estrenado Mientras somos jóvenes (2014).Sin embargo, Baumbach cuenta una decena de películas, en su mayoría intimistas y con fuertes matices biográficos, una vertiente que –si nos atenemos a Lady Bird– sin duda comparte con Gerwig, que ha actuado en Greenberg (2010, rodada en Los Angeles) y escrito y actuado en Frances Ha (2012, el mayor éxito artístico de Baumbach) y en Mistress America (2015), también muy lograda.Con estos antecedentes y ese lejano largo en codirección, era solo cuestión de tiempo que Greta Gerwig decidiera ponerse detrás de la cámara a parte entera. Si su decisión tardó, tal vez se debió a que buscaba asentar su vocación, ya que jamás ha pisado una escuela de cine y toda la pasmosa seguridad que derrocha en Lady Bird es autodidacta, extraída de sus dotes de observación y asesorías durante los numerosos rodajes a los que ha asistido. LA HISTORIAChristine Mcpherson (Saoirse Ronan), que ha cambiado su nombre a ‘Lady Bird’, es una adolescente de 17 en el último año de un colegio de curas y monjas en Sacramento, capital de California, ciudad pequeña y cordial, aunque ella vive “del otro lado de las vías”, el lado equivocado como suele decir. Su familia se compone de su madre Marion (Laurie Metcalf), una enfermera que hace doble turno para sostener la economía del hogar y con quien mantiene una relación contrariada. Su padre Larry (Tracy Letts), bondadoso pero desempleado, y su hermano adoptivo Miguel (Jordan Rodriguez), quien vive con su novia.Lady Bird tiene una amiga fiel en Julie (Beanie Feldstein), que lleva sin traumas su sobrepeso y las dos fantasean con los tópicos de su edad: virginidad, sexo, novios, universidad a la que quisieran ir (lo que en ella se traduce en una fijación por Nueva York), etc. Las estrecheces de la economía familiar la ponen en apuros: debe buscar trabajo y una beca o préstamo, pero ella aparenta más edad, tiene un empuje envidiable y encuentra breves parejas en el colega de la comedia musical que ensaya (Lucas Hedges) y en el vocalista cuyas poses altermundistas la encandilan (Timothée Chalamet). El tiempo pasará rápido y las vivencias serán intensas en ese 2002.PUESTA EN ESCENALa secuencia inicial es como sigue: en un viaje en el auto familiar, Lady Bird y su madre enjugan lágrimas luego de escuchar el final de Viñas de ira (novela de John Steinbeck que dio lugar a una obra maestra de John Ford). No pasan unos minutos cuando madre e hija se ven envueltas en una agria discusión que culmina de modo insólito: la adolescente se arroja del vehículo en marcha. Ingresan a continuación los títulos y no se vuelve sobre el incidente, salvo por la presencia de un brazo enyesado en la protagonista.Esta secuencia debiera mantener alerta al espectador, pues si bien es cierto que ingresamos a los recorridos terrenos del filme de formación o aprendizaje, las riñas entre madre e hija, las turbulencias entre amistades y las efusiones sentimentales en torno a la pérdida de la virginidad no son lo que se ha visto en decenas de películas, aparecen tan desplazadas como en esa caída inopinada. No se dramatiza sobre ellos.La peculiaridad de Lady Bird reside en la predominancia de su punto de vista marcadamente femenino y en la insistencia, casi diríamos natural, en que es expuesto a través de la puesta en escena de Greta Gerwig. Es decir que estamos ante una protagonista que sabe lo que quiere y no estructura su vida en torno al sexo, como tampoco es abrumada por una crisis sobre convicciones religiosas en un colegio cuyas autoridades ejercen una tolerancia bonachona que no evita las rigideces de siempre.Hay en ‘Lady Bird’ (la estupenda Saoirse Ronan) una suerte de insolencia y curiosidad que le son propias y que lo mismo se traducen en cambiarse de nombre, teñirse el pelo de rosado o intentar, con un oportunismo bien entendido, reivindicar un estatus que no es el suyo en un cuerpo social lo suficientemente elástico como para tolerar sin ningún escándalo este tipo de desplazamientos, asimilados luego en términos de experiencia, generalmente fallida.Es verdad que en los adultos la vida pasa por otras convenciones y el costo puede medirse en esa depresión más o menos controlada que atenaza al padre Leviatch (Stephen Henderson) o al padre engreidor que, hasta donde puede, favorece a la hija rebelde, haciendo de buena vibra ante las tensiones entre madre e hija, en el fondo demasiado parecidas como para dar su brazo a torcer. Por ello, las secuencias de riña y tensión entre Saoirse Ronan y Laurie Metclaf son de lo mejor de Lady Bird.Pero hay otras virtudes que debemos destacar, además de la apreciable facilidad de Greta Gerwig para la creación de personajes (ya destacable en los filmes de que ha escrito para Baumbach o Rebecca Miller), y es el situar a sus actores en el centro de viñetas rápidas que se encadenan unas a otras por medio de una planificación corta y una edición picada. Sus travellings descriptivos, el recorrido por la geografía de una ciudad que aparece muy bien retratada tanto en sus barrios pudientes como en sus zonas de clase media descubren la inmersión de Gerwich en una realidad que conoce bien y que muestra con afecto aunque sin nostalgia. ‘Lady Bird’ sabe que en Nueva York volverá a ser Christine.En suma, estamos ante una película cuyo tono cálido y acogedor, agridulce y melancólico, propios del mejor indie gana por completo al espectador. Gerwig, desarrollando lo particular –el aquí y ahora de una ciudad y unos adolescentes norteamericanos a inicios del siglo XXI– logra lo universal con frescura y espontaneidad. La realizadora afirma que fue lo que más le costó trabajar y que para ello tuvo siempre como referencia las lecciones del cine de Truffaut en el ciclo Doinel. Es mérito suyo que la influencia del maestro francés no se note demasiado, algo que sí ocurría, y de modo intencional y sin molestar, en la entrañable Frances Ha de Noah Baumbach.❧La fichaDirección, guion. Greta GerwigFoto. Sam LevyMúsica. John Brion.Reparto: Saoirse Ronan, Laurie Metcalf, Tracy Letts, Bonnie Felstein, Lucas Hedges, Timothée Chalamet.Premios. Mejor comedia, Mejor actriz (Globo de Oro), cinco nominaciones al Óscar.Producción. EEUU, 2017.Duración. 94 minutos.