Ciencia

Avistan en América un águila enorme que solo debería existir al otro lado del mundo

El águila tuvo que volar 8.000 km para llegar a otro continente. Sus fines son un misterio para los científicos.

Un águila marina de Steller (Haliaeetus pelagicus), nativa de Japón, Corea del Norte, Corea del Sur, la península de Kamchatka y el este de Rusia, ha sido avistada en el río Taunton, Massachusetts (Estados Unidos). Para haber llegado allí, el ave tuvo que recorrer casi 8.000 kilómetros al perderse o intentar migrar desde su hogar. Un artículo de Current Biology puede dar una explicación.

“Las aves errantes se registran con frecuencia fuera de su área de distribución geográfica regular. Un nuevo estudio documenta cómo la vagancia, en este caso en un pájaro cantor asiático, puede conducir al establecimiento de una nueva ruta migratoria”, señalan Alexander Lees y James Gilroy, investigadores del Reino Unido.

En el verano del hemisferio norte en 2020, el mismo ejemplar fue avistado en Alaska, según la revista Smithsonian. Asimismo, lo apreciaron sobrevolando el este de Canadá en noviembre de este año. Los observadores están seguros de que se trata de ese animal en específico por las marcas únicas en sus alas.

Andrew Farnsworth, investigador principal del Laboratorio de Ornitología de Cornell le dijo a New York Times: “Es alucinante (...). Está casi tan lejos de su origen como puede estar”.

Esta especie se diferencia de las demás porque pesa de 5 kg a 9 kg, una característica extravagante. Su envergadura alcanza los 2,5 metros. Lamentablemente, los científicos calculan que solo quedan 5.000 águilas marinas de Steller alrededor del mundo. Figuran como especies vulnerables en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Un águila marina de Steller fotografiada en Corea. Foto: Lim Yangmook / Wikimedia

Un águila marina de Steller fotografiada en Corea. Foto: Lim Yangmook / Wikimedia

Nick Lund, coordinador de promoción y divulgación de Maine Audubon, una reserva natural de Estados Unidos, describió al ave como un “monstruo ruso salvaje y raro”. Este comentario surgió a raíz de la comparación con águilas calvas locales, ya que esa especie es más pequeña.

Lees, biólogo conservacionista de la Universidad Metropolitana de Manchester, apuntó a la National Public Radio que el individuo animal no regresaría a casa porque puede estar en la búsqueda perpetua de una pareja, aunque también se considera que el águila tenga un fallo en su sentido de navegación.

Muchas aves como el águila marina de Steller —prosiguió apuntando Lees para el mismo medio— pasan por una “fase de deambular” temprano en la vida; no obstante, como no ha retornado a su lugar de origen en más de un año, permanecería en la región sin modificaciones.

Tampoco se descarta que el cambio climático haya empujado al ave a hallar nuevos entornos o “una incapacidad para desconectar el instinto de dispersión”, según Lees.