Recorre los lugares históricos, legendarios y culturales que alberga el distrito,Sábado 15 de enero de 1881, estudiantes, profesionales, voluntarios, niños y todo aquel que pudiese coger un fusil, se enfrentó a la soldadesca chilena, superior en armamento y número. Y aunque perdieron, nuestros compatriotas demostraron su coraje y amor por la patria. Este arrojo puede ser testimoniado en uno de los reductos que se establecieron para la defensa de Lima. PUEDES LEER: Chosica, la Lima verde Foto: Archivo Rumbos Hablar de Miraflores es hablar, pues, del Parque Reducto N° 2, y sus relatos de luchas y sacrificio durante la Guerra del Pacífico. Por supuesto que Miraflores también está ligada a la historia de ese Perú prehispánico y su legado arqueológico, el cual se expresa en la impresionante Huaca Pucllana. También hay que reconocer que el distrito atesora una de las vistas marinas más espectaculares y que, por lo tanto, disfrutar de las vistas que ofrecen los malecones Cisneros, la Reserva y 28 de Julio es casi un acto impostergable ¡Por algo el malecón de Miraflores es uno de los mejores de América! Foto: Archivo Rumbos Ahora que el calor aletarga a Lima pues los visitantes y vecinos tiene cómo refrescarse en las playas Los Delfines, La Pampilla, Punta Roquitas, Waikiki, Makaha, Redondo, La Estrella y Tres Picos. ¡Son cinco kilómetros de litoral! En este distrito también celebra los sentimientos. Ya que alberga el visitadísimo Parque del Amor, punto de encuentro de parejas que se toman selfies con una enorme escultura llamada "El Beso" y que fue fruto de una impronta afiebrada de Víctor Delfín. Foto: Revista Rumbos Ya en su corazón urbano, es imperdible recorrer el Parque Central y sus atractivos como el mercado de pulgas, y, cómo no, el Palacio Municipal y la Iglesia Virgen Milagrosa, construcciones centenarias que incluso han sido declaradas Patrimonio Cultural de la Nación. Miraflores es así, un pedacito de ciudad donde coexisten el legado histórico y la modernidad. Un lugar para disfrutar del mar, de la cultura y los parapentes que surcan sus cielos, mientras en sus parques los niños comen helados, los más grandecitos montan skate, y los mayores cogemos un libro para leerlo hasta que caiga el sol.