El boexeti, el peine ancestral shipibo-konibo que José Castro produce con artística paciencia, puede desaparecer si el maestro no encuentra discípulos que mantenga su oficio. Conozca esta realidad en la siguiente crónica bilingüe. , Luis Pérez / Revista Rumbos Westiora onan joni. Tsonbira nokon yosi onanyamake. Tsonbira onanyamake jan noa menia jawen axe jatibi perujonibo noariki jatibitian y non onanke jawen jaweki aki paxkianmai chibanresai ja axea aka ana shipiboana. Ichabires non noia. Jawena iki ja kikin raroti jaweki. PUEDES VER: Camu camu, el milagro agroturístico de Yarinacocha No hay que entender esas palabras anudadas en su garganta durante tantos años, para darse cuenta de su significado. La voz y el rostro de quien las pronuncia, revelan una profunda decepción por ser parte de un Estado que los mira con desdén, como a tantos otros pueblos originarios. Es así que, mientras suelta el hilo vital que suma y tensa; que teje y une creando los diseños geométricos del kené, Maryori Ramírez reflexiona sobre la realidad que viven los suyos en una sociedad que dice ser inclusiva. En una sociedad plástica donde su abuelo, un maestro shipibo-konibo, es invisible. Y no es que José Castro (80) posea un poder sobrenatural, sino que jamás, pero jamás, lo han contactado para ver la manera de que su saber no se pierda, como tantas otras expresiones y técnicas ancestrales de los hijos de la Amazonía. Una realidad que se ve y se siente. Duele. La producción del peine shipibo puede desaparecer. Foto: Ricardo Ramos Boexeti en agonía Su saber agoniza, pende de un hilo. Es el único conocedor de cómo o con qué hacerlos. Muchos de sus paisanos que dominaban el oficio ya viven en las entrañas de la madre naturaleza. Sus almas han dejado el mundo de los vivos para reencarnarse en animales o plantas. Y con ellos, también, se fue la producción de los boexeti. Así es como José recuerda a los amigos con los que creció en el bosque, aprendiendo los saberes de sus ancestros en la comunidad shipiba Paoyhan, en el Bajo Ucayali. Hoy, él ya no vive ahí. Migró a Yarinacocha (Coronel Portillo, Ucayali) para iniciar una nueva etapa en la comunidad nativa Bena Jema. Pero su saber sigue intacto. Desde tempranito y siguiendo la tradición artesanal, trabaja los boexeti o peines shipibos. Utilizados por las mujeres, están hechos con delgados y finos palitos de caña brava que tienen los extremos bien tallados. Él los une con coloridas hebras de hilo. José comparte su saber con los jóvenes de su comunidad. Foto: David Díaz Solo así, las mujeres -luego de utilizar el fruto del huito como champú natural- desenredan su cabello negrito, suave y brilloso, y, a la vez, mantienen viva su cultura, porque el uso del boexeti tiene un significado mayor. Algo que va más allá de todo. Eso lo sabe Maryori, los suyos y todos los que admiran y conocen el universo shipibo-konibo. Es por eso que el rostro de decepción de Maryori habló por si solo. Pero, igual, es mejor traducir aquellas palabras que dejaron de ser un nudo en su garganta: "Es un maestro invisible. Nadie sabe de mi abuelo. Nadie conoce de su aporte a la identidad de todos los peruanos, pero nosotros sí… Somos quienes lo seguimos desde siempre y conocemos de su incansable esfuerzo por continuar con la herencia artesanal y ancestral de los shipibos… Lo admiramos mucho. Y eso es para él un gran reconocimiento". En José Castro aún vive el saber shipibo. Foto: David Díaz Los datos El maestro shipibo José Castro es experto trabajando en la línea artesanal del tallado en madera. Sus productos nacen del árbol de la bolaina. Él lo transforma en canoas, vacas marinas, osos hormigueros, cocodrilos, entre otros. Buenas nuevas. El CITE Artesanía Ucayali y el proyecto Con los pies en la tierra ha iniciado la recuperación del saber ancestral a través del dictado de diversos talleres. En Rumbo ¿Dónde? Comunidad nativa Bena Jema. Referencia: jirón Aviación - Yarinacocha, Coronel Portillo. Teléfono: 94 2590519. Nota de redacción: Un agradecimiento a Sanny Ancon, traductor interprete shipibo-konibo.