Los 7,062 kilómetros de recorrido del río Amazonas comienzan en el nevado Quehuisha, en Caylloma (Arequipa). En esta crónica le contamos cómo se llegó a determinar su origen.,Ramiro Escobar / Revista Rumbos El Amazonas fue 'descubierto' (los nativos obviamente ya lo conocían) por Francisco de Orellana en 1542, a borde del bergantín San Pedro. Según relata el geógrafo peruano Zaniel Novoa en su libro El origen del río Amazonas, otros sacerdotes -como Samuel Fritz (1707), el jesuita P. Uriarte (1761) y el obispo Hipólito Rangel (1808)- también quisieron responder a la difícil pregunta sobre dónde empezaba. PUEDES VER: Surfing en el Amazonas: una experiencia alucinante Lo intentó, asimismo, el explorador italiano Antonio Raimondi en el siglo XIX. Y ya en el siglo XX, lo tentaron los peruanos Augusto Cardich (en 1959, en su obra Leyenda y verdad sobre el origen del río Amazonas), Guillermo Faura (en su libro de 1964 Los ríos de la Amazonía Peruana) y Carlos Peñaherrera en su Geografía General del Perú (1969). Pero es Novoa uno de los que, al fin, parece haber dado con el chorro original. La quebrada prometida Junto con el curtido explorador polaco Jacek Palkiewickz (que tiene en su haber un audaz viaje por la gélida Siberia oriental, en un trineo jalado por renos), Novoa participó en la expedición Amazon Source 96, realizada del 3 al 18 de julio de 1996. Seis expedicionarios más formaban parte del equipo, entre los que había un italiano, dos rusos y tres peruanos, incluyendo al ya citado Faura, oficial de la marina peruana hoy fallecido. Una expedición comprobó que el primer hilillo de agua del Amazonas se encuentra en el nevado Quehuisha. Foto: Archivo Rumbos El grupo -comandado por el polaco- subió a las alturas de Caylloma (región Arequipa, sur del Perú) y, más precisamente, hasta el nevado Quehuisha, donde habrían constatado que el primer hilillo, que luego llega hasta el Atlántico, nace de un bofedal (cuerpo de agua altoandino) en la quebrada de Apacheta. Más de 15 años después, en 2011, un colectivo de instituciones de varios países ha validado el hallazgo. Lo que hizo decir a Palkiewickz, mientras pasaba por Lima, que “ahora los mapas o las enciclopedias tendrán que consignar este dato”. No le falta razón y eso ha ocurrido. En documentos oficiales y enciclopedias ya se consigna que el origen de los 7,062 kilómetros del recorrido del río más grande y caudaloso está en la quebrada de Apacheta. Más aún, esa validación hace que el profuso curso de agua al que llegó Orellana, tras muchas penurias, sea realmente el más grande: más largo que el Nilo, que tiene 6,671 kilómetros de largo, y con el alucinante volumen de descarga de 200.000 metros cúbicos de agua por segundo que abastece a una gigantesca cuenca presente en ocho países de Sudamérica (Perú, Brasil, Ecuador, Colombia, Venezuela, Bolivia, Guyana y Surinam). Un torrente de teorías Se trata del río que contiene el 20 por ciento del agua dulce de toda la Tierra, por lo que no es extraño que la búsqueda de su origen ha estado llena de meandros históricos, incluso más recientes. En 1971, por ejemplo, en base a unas fotos aéreas la revista National Geographic determinó que el origen del Amazonas estaba en una pequeña laguna al pie del nevado Mismi (vecino al Quehuisha, a donde llegaron Palkiewicz y su grupo). Los bofedales son cuerpos de agua que se forman en las zonas altoandinas. Foto: Archivo Rumbos Acto seguido envió al fotógrafo Loren McIntyre para que documente gráficamente el lugar. Según Novoa, “no se trató de una expedición científica, sino de un trabajo de gabinete” que al tomarse fotos satelitales quedaría en cuestión, debido a que estas comprobarían que dicho cuerpo de agua no tenía conexión alguna con la quebrada de Carhuasanta, por donde se suponía que comenzaba el primer chorro amazónico. En cambio el bofedal al pie del Quehuisha (5.170 m.s.n.m.), al cual llegó Novoa con los otros siete expedicionarios, sí corre claramente hacia abajo, según su versión. Baja silencioso por la quebrada de Apacheta, que da a otra quebrada, llamada Lloqueta, la cual surte al pequeño río Challamayo que luego se convierte en el Hornillos. Unos kilómetros más allá está el Apurímac. Este río sigue avanzando y se transforma en el Ene, que deviene después en el Tambo, el cual, finalmente, da en el torrentoso Ucayali que junto con el Marañón, paren al voluminoso Amazonas en sí. Además, explica Novoa, se usan una serie de criterios hidrológicos y geomorfológicos que evidencian que, en efecto, el curso de agua elegido como origen es el principal. Uno de ellos es el denominado 'gasto de agua' (caudal). En el caso de la Apacheta, medido un día a las 11 de la mañana, arrojó el flujo de 0.96 metros cúbicos por segundo. O sea, más agua que la Carhuasanta, lo que sumado a otros criterios (cuenca más desplegada, lecho más claramente formado), corroboraría que ése, y no otro, era el origen del flujo de agua que, tras recorrer miles de kilómetros y varios ecosistemas, da vida a la Amazonía con sus miles de especies y desbordantes paisajes. Un área protegida Con tal baño de validaciones encima -en el que debe incluirse a las autoridades de la región Arequipa- Novoa ha solicitado al gobierno peruano que constituya un área protegida en el territorio donde se encuentran estos nevados y quebradas vitales, a fin de “preservar las características peculiares de sus componentes naturales y culturales”. El pedido está en proceso, con buen pronóstico, aunque todavía pendiente de confirmación. En las alturas de Caylloma, Arequipa, nacería el Amazonas. Foto: Archivo Rumbos