Entre la población mundial, la presencia de lunares en los cuerpos de mujeres y varones resalta significativamente. Esta característica se encuentra en diferentes lugares, como el rostro, brazos, pecho, entre otros.
En ese sentido, debes saber que entre estos existen algunas particularidades. De ese modo, encontramos algunos localizados en los ojos. Asimismo, tenemos otros de color rojo, denominados lunar de sangre o de rubí. A continuación, te contamos más sobre por qué ciertas personas lo tienen y cuándo son riesgosos.
Los lunares rojos o de sangre son lesiones vasculares cutáneas. El porqué de su presencia se debe a pequeños vasos sanguíneos y capilares al interior de la piel, los cuales son los responsables del color carmesí.
Los lunares de sangre suelen tener mucha presencia en áreas como la espalda o el pecho. Foto: composición LR/Semana/difusión
Aunque tengan la apariencia de un nevo o lunar, estas características son más como unas pequeñas dilataciones vasculares llamadas angiomas. Aunque se desconoce su etiología, investigaciones resaltan que diferentes alteraciones en los mecanismos de angiogénesis y vasculogénesis determinan su aparición localmente.
De acuerdo con el artículo titulado Puntos de Campbell de Morgan, hemangioma capilar o angioma senil, estas lesiones capilares son mal llamadas angiomas seniles, ya que pueden aparecer a cualquier edad e indiscriminadamente a lo largo de la vida. Sin embargo, son menos frecuentes en las primeras décadas de vida, y aumentan a partir de la segunda o tercera década de vida hasta ser adulto mayor.
Aunque las especialidades tipifican a estas lesiones como eminentemente benignas, pueden tener otras causas de aparición, como el estrés o la exposición a determinados productos químicos (ciclosporina, bromuros, gas mostaza o 2-butoxietanol). Solo en casos excepcionales, con un número elevado de lesiones, su aparición también se ha relacionado con enfermedad hepática o cirrosis.
Los lunares de sangre no son riesgosos en sí mismos, pero, si es que con el paso del tiempo cambian su color, tamaño o apariencia, deben ser revisados por un dermatólogo. Dependiendo del caso que se tenga, se puede optar por tratamientos como la electrocoagulación, la crioterapia o la aplicación de láser. Por el contrario, si tienes muchos puntos rojos en la piel y se mantienen estables en el tiempo, puedes quedarte muy tranquilo.