El auge del Bitcoin en 2009 inició una nueva era: la era de las divisas digitales. Mientras los inversores tecnológicos le daban la bienvenida como “la próxima revolución”, la inversión en criptoactivos suscitaba la preocupación de los reguladores debido a la naturaleza descentralizada y especulativa de los activos digitales.
Hoy, quince años después, los supervisores financieros todavía no se han puesto de acuerdo sobre si las divisas digitales tienen estatus de valores (productos de inversión) o de materias primas. En un esfuerzo para definir un marco regulador para los activos digitales, los legisladores han avanzado una serie de normativas que se conocen como “test o prueba de Howey”.
De acuerdo con el test de Howey, los valores se definen como vehículos de inversión que cumplen las siguientes condiciones de forma conjunta:
En cuanto a las criptos, el escenario se vuelve más complejo porque todas las ICOs (Ofertas Iniciales de Monedas) conllevan inversiones en una empresa común (proyecto ICO) para que se genere un beneficio a través de los esfuerzos de terceros (la empresa que hay detrás del proyecto ICO). Basándonos en esta premisa, la mayor parte de ICOs podrían considerarse valores.
En 2017, la SEC (Comisión de Bolsa y Valores de EEUU) estableció que los tokens del DAO, una popular comunidad cripto, eran valores (productos de inversión). Esta decisión definió la perspectiva de los reguladores de que la mayoría de ICOs entran dentro de la definición de la Ley de Valores (Securities Act) de 1933.
Además, en los últimos años la SEC ha estado siguiendo de cerca a las empresas de préstamo de criptos. Esto culminó en 2020 con la disputa legal contra Ripple Labs, la empresa creadora del XRP, una criptomoneda que tenía como objetivo permitir transacciones rápidas interfronterizas.
En 2023, después de una batalla legal que se prolongó durante varios años, la jueza Analisa Torres emitió una resolución parcialmente favorable para la empresa dictaminando que los tokens XPR no eran valores siempre y cuando se negociaran a través de casas de cambio de activos digitales. Sin embargo, en los casos en los que se ofrecieran a inversores institucionales, pasarían a ser valores.
Sin embargo, la SEC continuó la guerra contra Ripple con el objetivo de conseguir que la empresa dejara de ofrecer XPR bajo el fundamento de que los tokens son valores. Esto significaba que el XPR debería haberse integrado en un régimen regulatorio diferente, en línea con la Ley 1933.
Como reacción ante estas noticias, el precio del XPR escaló en un 73% el 13 de julio 2023*, fecha en que el anuncio se hizo público. Pero la guerra de la SEC contra Ripple continuó, y tomó un giro interesante cuando se pusieron a disposición pública los famosos “Documentos de Hinman”.
Escritos por el antiguo director de finanzas corporativas de la SEC, Bill Hinman, dichos documentos destacan el estatus ambivalente de las criptomonedas como Bitcoin y Ethereum.
De acuerdo con Hinman, las dos principales criptomonedas podrían haber entrado en el espacio cripto en calidad de valores (productos de inversión), pero una vez se han convertido en valores verdaderamente descentralizados, se han transformado en algo parecido a las materias primas.
A pesar de este argumento, que quizá podría calificarse de ventajoso para Ripple, en agosto de 2024 un juez federal del Distrito Sur de Nueva York multó a la empresa emisora de XPR con 125 millones de dólares estadounidenses por supuestamente defraudar a inversores institucionales por venderles tokens como valores o productos de inversión no registrados.
La SEC, que pedía una multa de 2.000 millones de dólares a Ripple, interpuso un recurso de apelación al Segundo Circuito de Cortes de Apelaciones de EEUU un día antes de que Bitwise Asset Management Inc solicitara a la SEC el lanzamiento de un fondo cotizado (ETF) directamente vinculado a XPR, según un informe de Bloomberg. Tras la noticia, XRP se desplomó en más de un 8%.
A pesar de todo, se ve luz al final del túnel. Con la victoria del presidente electo Donald Trump frente a la vicepresidenta demócrata Kamala Harris, el precio de la vilipendiada criptomoneda ha experimentado una subida espectacular.
Con los inversores en criptos valorando una regulación sobre criptoactivos más favorable bajo la nueva administración Trump, XPR marcó un máximo histórico de $2,90 el 3 de diciembre, antes de volver a bajar a $2,59 (cierre).
Con la nominación de Paul Atkins como director de la SEC, las criptomonedas podrían entrar en una nueva era. La postura favorable del presidente electo hacia los activos digitales ha tenido un impacto positivo en el mercado operado por el Blockchain.
Mientras tanto, quienes conocen la industria cripto encaran el futuro con optimismo, lo que podría provocar más subidas de los precios de las criptomonedas, y es posible que XPR sea uno de los principales beneficiarios.
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*Nota: Los porcentajes que se mencionan en este artículo se calculan según los precios del XPRUSD disponibles en la plataforma Libertex un día antes y después de la publicación de las noticias al cierre.
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