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Política

Eduardo Ballón: "El único freno que puede tener el Congreso de la República es la calle"

El antropólogo y analista político Eduardo Ballón considera que los congresistas están equivocados si creen que con las contrarreformas y sus maniobras autoritarias que aprueban, van a tener el camino allanado para reelegirse.

Eduardo Ballón explica el comportamiento de la coalición autoritaria.

El juego en pared entre Dina Boluarte y el Congreso no es eterno. Según el antropólogo y analista político Eduardo Ballón esa alianza puede variar dependiendo de el desenlace de las protestas. Porque a medida que la calle se caliente y se acerque la campaña electoral, consideró, los partidos políticos que sostienen este régimen comenzarán a hecharle la culpa a Boluarte de la crisis que atraviesa el país.

- ¿A estas alturas no hay nada que pueda frenar al Congreso?

- Diría que el único freno que a estas alturas puede tener el Congreso de la República es la calle. Y es claro que la calle que se está empezando a activar lentamente tiene sus propios límites y dificultades, lo que me hace prever que en el corto plazo el Congreso busque acelerar la marcha en este afán absolutamente autoritario y conservador.

- ¿Cree que a largo plazo, cuando sean las elecciones, el ciudadano va a castigar con su voto a los representantes de este Congreso o habrá nuevamente una memoria frágil?

- El riesgo de la memoria frágil y del clientelismo de la última hora siempre existe. Sin embargo, tengo la impresión que los integrantes del Congreso están radicalmente equivocados si creen que por mucho autoritarismo que empleen van a tener el camino allanado para mantenerse en las posiciones que ocupan, para ser reelegidos o eventualmente ocupar cargos en regiones y municipalidades. De lo que se trata es de mantenerse prendidos de los sueldos y las ventajas que dan algunos de estos cargos de representación. Y en ese afán justamente por eso han querido o quieren eliminar los movimientos regionales.

- Hay una convocatoria para el 19 de julio y de una movilización para el 28 y 29 de julio. ¿Podrá encontrar la población en los representantes de los movimientos regionales esa ausencia de liderazgo frente a este régimen?

- Es difícil que los liderazgos y los movimientos regionales cubran el vacío que existe hoy en la política y en la propia sociedad. Los liderazgos se encarnan en figuras y por mucho esfuerzo que vienen haciendo, es evidente que su vinculación con las sociedades de sus territorios no tiene los lazos y la profundidad que se requerirían para que puedan cumplir un papel de liderazgo. Es claro, sin embargo, que también se están sumando a una lóbica que involucra a otros actores. He visto declaraciones de algunos de sus dirigentes sumándose al paro convocado por la CGTP para el 19 de julio, como parte de una estrategia donde buscan sumar fuerzas de diversos sectores y voces que están en contra de las decisiones del Congreso y del Ejecutivo.

- ¿Quién puede movilizar Lima?

- Es evidente que los movimientos regionales no van a movilizar Lima.

- ¿Cree que hasta el momento las movilizaciones no han tenido acogida, no solo por la ausencia de liderazgos, sino también porque la clase media no se ha comprometido? Y si es así, ¿por qué le cuesta tanto a la clase media comprometerse?

- Diría que las movilizaciones han estado en la situación de combinación de factores. En primer lugar, 69 muertos, una gran cantidad de heridos y una cantidad de judicializados por participar en las protestas. Es un argumento que abona en favor del miedo. En segundo lugar, los cotos de una protesta sostenida durante más de un año, con altas y bajas, y simultáneamente están los cotos económicos y los que suponen no haber conseguido los resultados que se buscaban. Tercero, la desconfianza que se genera y se profundiza como resultado del tiempo que vivimos. Y la cuarta razón tiene que ver efectivamente con sectores medios y la distancia entre una mirada limeña y la mirada que existe en el interior del país. Los sectores medios limeños son fundamentalmente conservadores, los sectores medios limeños han votado por Rafael López Aliaga y los sectores medios limeños sienten que tienen una cantidad de riesgos en un escenario en el que están dispuestos a cambiar espacios de libertad y decisión por seguridad.

- Volviendo al tema del Congreso. ¿Qué tan contraproducente puede ser para un partido político asumir la presidencia del Congreso? Se lo consulto porque el próximo mes es la elección de la nueva Mesa Directiva. ¿No es una sartén caliente tener la presidencia del Congreso?

- Es ambiguo. Sí, en un sentido es una sartén caliente, pero en el otro sentido es un poder significativo. A fin de cuentas, en la próxima legislatura, y esa es la hipótesis posible, el periodo de gracia que ha vivido Dina Boluarte se termina. Si la calle se calienta, el Congreso puede buscar cerrar el modelo que viene (construyendo) y cerradas las votaciones, como contra los movimientos regionales, en la segunda legislatura ya no la necesitarían (a Boluarte). Podrían transferirle a ella todas las culpas de las decisiones que han tomado ellos, podrían convertirla a ella en el chivo expiatorio que les permita tratar de limpiarse de la gigantesca responsabilidad que tienen de lo que estamos viviendo.

- ¿El Congreso puede a estas alturas deshacerse de Dina Boluarte? ¿No es una alianza que va a ser sólida hasta el 2026?

- Es una alianza en la cual el Congreso lleva la voz cantante. Lo que vivimos es un parlamentarismo autoritario y conservador y un Ejecutivo domesticado y que complace a ese parlamentarismo para permanecer en el gobierno y tratar de asegurar su impunidad. En ese marco, en ese contexto, no diga que inevitablemente vaya a ser así, pero ahí hay una posibilidad y es una que requiere el manejo del Congreso. Es evidente que las dos últimas gestiones del Congreso han sido particularmente torpes. El actual presidente del Congreso es francamente impresentable y no califica dado su nivel de ineptitud incluso para esconder sus intereses personales. En ese sentido, es evidente que dentro de las distintas derechas que comparten este parlamentarismo autoritario hay preocupación por ver quién se hace cargo del Congreso porque son conscientes de lo que puede estar en juego el próximo semestre.