A cinco meses y medio de las primeras muertes en Andahuaylas por la represión de las fuerzas del orden, un importante sector de la ciudadanía mantiene la idea de la convocatoria a nuevas elecciones generales. Un 82% de peruanos considera que esto sería lo más conveniente para el país, según la encuesta de mayo del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), realizada para La República.
Esta demanda del adelanto de las elecciones generales es incluso mayor entre los jóvenes comprendido entre 18 y 24 años. En este sector de la población, un 92% apuesta por la pronta renovación de los gobernantes de Palacio y el Congreso.
Infografía - La República
Solo un 15% de encuestados considera que Dina Boluarte debe culminar su mandato hasta el 2026, mientras que un 3% no sienta una posición.
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A la pregunta sobre qué cree que ocurrirá en adelante, un 46% considera que habrá elecciones antes del 2026, mientras que el 43% asume que Boluarte culminará su mandato.
Entre tanto, la desaprobación hacia Dina Boluarte se mantiene en un 79%, porcentaje similar a la medición de abril. De hecho, en el sur del país, la desaprobación a la mandataria es aún mayor: 87%.
Solo un 15% aprueba la gestión de Dina Boluarte, una cifra inalterable desde febrero.
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En buena cuenta, la alta desaprobación hacia la mandataria se mantiene inalterable, no obstante, los esfuerzos del Gobierno en su búsqueda de legitimidad.
Peor es la percepción en relación al Congreso de la República. La desaprobación se mantiene en un alto 90%; mientras que la aprobación bajó en un punto de 7% a solo 6%.
El rechazo a los parlamentarios es aún mayor en los ciudadanos de Lima Metropolitana, donde el porcentaje sube a 92%. Y en las regiones del sur el reproche hacia el Congreso se incrementa a un 94%.
Enfoque. Iván Lanegra, politólogo
La muy baja aprobación de los poderes legítimamente electos —en especial el Congreso— revela una pérdida de legitimidad como consecuencia del juicio negativo de la población sobre el desempeño gubernamental y parlamentario, cuando aún no llegan a los dos años de gestión. El amplio apoyo al adelanto de elecciones es consecuencia de ello.
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A la vez, un sector muy importante cree que el adelanto de elecciones no ocurrirá, tanto por la falta de voluntad de los políticos como por la falta de actores que presionen por una salida. Y también por la incertidumbre de unas elecciones sin opciones claras.
Entre tanto, continúa la demolición contra la democracia y las respuestas autoritarias pueden seguir ganando adeptos. Estamos en un entrampamiento que puede ser fatal.