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Política

Simeon Tegel: “Estamos viendo al Perú que está cada vez más dividido y hundiéndose en esta crisis”

El periodista británico Simeon Tegel, colaborador del influyente diario estadounidense The Washington Post, señala que hay problemas históricos que se advierten desde el exterior y no tanto entre los propios peruanos.

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Reflexiones. Tegel señala que hay problemas históricos que se advierten desde el exterior y no tanto entre los propios peruanos. Foto: difusión

El periodista británico Simeon Tegel, colaborador del influyente diario estadounidense The Washington Post, considera que la prensa extranjera advierte que en la crisis peruana hay "temas de fondo que subyacen", como la desigualdad, la discriminación y el limeñocentrismo. Estima que las “nuevas elecciones es algo impostergable”.

—¿Cómo mira la prensa extranjera esta crisis en el Perú?

— Con preocupación y consternación. Estamos viendo al país cada vez más dividido y hundirse en esta crisis, que en este momento no parece tener salida obvia. También hay varios elementos que desde fuera sí se aprecian y subrayan bastante.

—¿Y desde adentro no?

— Hay medios como La República que las ven y otros que no.

—¿Qué elementos son?

— Ha gatillado esta crisis la vacancia de Pedro Castillo, pero los temas de fondo se arrastran hasta siglos: desigualdad, discriminación, esos temas, y el limeñocentrismo. Decisiones importantes sobre Puno, Cajamarca u otro lugar se toman en Lima por gente que no conoce bien la selva o sierra o los desprecian. Se ven desde afuera esos temas históricos y la corrupción, que es sistémica aquí y complica todo. Otro tema importante es la respuesta del Gobierno a las protestas. Boluarte es presidenta constitucional y hay violentistas, pero el Gobierno parece incapaz de distinguir entre el espectro de tácticas y de demandas de los manifestantes, y escuchamos ese discurso terruqueador. El Gobierno debe escuchar y buscar interlocutores. Los manifestantes no tienen liderazgo, pero ¿quiénes pueden ser? ¿Los gobernadores, la Iglesia, las universidades…? El problema es que los políticos, los partidos y los congresistas no están en eso.

—Con seis presidentes en seis años, ¿qué nos dice esa inestabilidad sobre el Perú?

— Que su sistema político es inviable. Ese sistema de equilibrio de poderes  y  modelo híbrido presidencial-parlamentario no ha funcionado. Los partidos casi no existen, son vehículos de caudillismos personales. Hay dueños de partidos vinculados a intereses económicos, a veces muy oscuros, que ponen candidatos a dedo, no hay primarias. Vemos este Congreso y los anteriores: cada vez peor. Es difícil imaginar un Congreso más de espaldas al país que el actual.

—¿Ve país con caso similar?

— No he visto colapso político así. Difícil hallar comparaciones.

—¿Cómo se percibió la elección de Castillo, su gobierno y caída desde el exterior?

— La elección, con sorpresa. Era obvio que no iba a ser buen presidente: salió con cada cosa en la campaña…, sin interés en informarse, estudiar políticas, marco institucional y jurídico, Eso se confirmó en la presidencia. Cuando cayó, era una muerte política anunciada. El golpe fue una idiotez por desesperación ante la Fiscalía y estar desconectado de la realidad. Era opuesto a la prensa libre y no leía periódicos, no sabía más que lo que le susurraban algunos.

—Si Boluarte es presidenta constitucional, ¿cómo se explica su rechazo tan amplio?

— Hay varios factores. Hay ese bolsón de votantes que creían en Castillo y la ven como usurpadora. Pero ella ha tomado decisiones muy desacertadas que minan su legitimidad. Eso de hablar de las balas dum dum de Bolivia y que manifestantes se han matado entre sí no tiene sustento. Lo de “Puno no es el Perú” fue muy desafortunado. Sobre todo está la represión: ninguna democracia puede permitir que violentistas tomen aeropuertos, destruyan propiedad o agredan policías, pero la respuesta del Estado debe ser proporcional, no balear a todos, hasta a un médico que ayudaba.

—Dice que la corrupción es factor clave. ¿Por qué?

— Porque ha destruido la confianza de muchísimos ciudadanos en la democracia, instituciones, Gobiernos, es combustible para el descontento, y porque significa que el Estado no puede implementar políticas eficaces para abordar los problemas sociales. Si todo está podrido, cualquier política no funcionará porque los recursos desaparecen y las personas que los manejan no son las adecuadas por el amiguismo en vez de meritocracia.

—Castillo tiene indicios de corrupción y en estas protestas sus seguidores abogan por él. ¿Cómo se explica eso?

— Creo que él mostró ser corrupto y que las demandas cambian poco a poco y ya no escucho mucho “que vuelva Castillo”. Creo que los manifestantes o la gran mayoría entienden que eso es imposible y quizá más que antes entienden que Castillo traicionó a los pobres. El tema es mirar hacia adelante. Castillo ya fue y el tema es qué quieren hacer los peruanos con este Congreso, con esta presidenta.

—¿Qué salida posible ve?

— Nuevas elecciones es algo impostergable; es necesario para pacificar el país. Eso es indispensable, pero eso es un parche, nada más, para bajar la temperatura en este momento. En el largo plazo, se requieren reformas profundas al sistema político y hacer que la política sea representativa y que los políticos elegidos sigan respondiendo a los votantes, en lugar de darles la espalda como ahora. También requerimos reformas para que se compartan mejor las bondades del crecimiento económico, porque hay muchas partes con la tremenda pobreza.

—¿Las nuevas elecciones deben ser este año o la situación aguanta hasta el 2024?

— Lo más pronto posible. Creo que mucha gente disgustada con el Gobierno y más con el Congreso se manifestaría pacíficamente, pero no lo hacen por la represión y los violentistas. Quizás en unas semanas o meses lo harán y veamos movilizaciones masivas en Lima. De darse, sería muy difícil para el Gobierno y el Congreso resistir esa exigencia de nuevas elecciones.

—¿Qué futuro ve a Boluarte?

— Poco futuro. Creo que deja la presidencia y políticamente acaba. Quizás la mayor pregunta para ella es si la meten presa, si la procesan por violaciones a los derechos humanos o no, pero, aun si ella evita un proceso legal, creo que, por donde vaya, en el país estará repudiada.