“Se piensa con frecuencia que la formación de la noticia moderna implica una dinámica fría, casi industrial y jerarquizada, donde la voz del que escribe, filma y fotografía no es relevante”.,El estupendo libro de José Alejandro Godoy (El Comercio y la política peruana del siglo XXI. Lima, IEP, 2019) contribuye a desmitificar el papel de la prensa en la política, gracias a un tratamiento objetivo, pulcro y audaz de los vaivenes de uno de los diarios más influyentes del país. La investigación retrata la política vivida desde un medio y no solo la política expresada desde sus páginas, es decir, la batalla interna por construir un mensaje y una visión que impacte y transforme, revisando los últimos 20 años de un diario que el autor divide en tres etapas: liberal moderada (1999-2008); conservadora (2008-2014), y “más liberal de su historia” (2014-2018). En el texto adquiere forma la relación compleja entre el medio de comunicación y la realidad, desvirtuando la extendida certeza que reduce la línea periodística a la defensa de intereses empresariales, una relación mecánica entre el medio y el poder, o entre el medio y la competencia política. En el caso de El Comercio, de acuerdo al relato del autor, y quizás debido a la amplitud de su accionariado y al contexto desafiante del Perú, su historia reciente es la de una pugna cultural entre el liberalismo y conservadurismo, con la victoria del primero, y con ello la aparición de un paquete de intereses que forman parte del capital social del medio. La investigación aborda el problema de la elaboración de la línea periodística como un acto emotivo, y hasta tortuoso, de propietarios que deben elegir un director en una tendencia de creciente reclamo de autonomía por parte de los designados, de modo que la elección del director operó en este diario como una forma de gestión de conflictos, para resolverlos o agravarlos. La relación interactiva entre política y prensa es documentada por el autor en un contexto de ampliación de la oferta informativa, la irrupción de las redes sociales, la baja lectoría de la edición en papel y reducción de la publicidad, un proceso en el que las decisiones políticas acarrean consecuencias económicas y viceversa, y donde los lectores son decisivos. Por ejemplo, la apuesta del diario por el fujimorismo el año 2011 trajo como efecto la caída de las ventas y la imagen de marca; o el posicionamiento editorial de El Comercio a favor de la investigación de la empresa Graña y Montero, de propiedad de accionistas del diario, a pesar de la presentación de un proyecto de ley que pretendía impedir a los directivos de esta empresa consorciada con Odebrecht el ejercicio de sus derechos societarios, una iniciativa promovida por un sector de accionistas. Es interesante que el libro de Godoy entregue valor y voz a los periodistas, empezando por los editores, en una dimensión que, a pesar de las limitaciones de un medio privado, aquilata el peso político de una redacción. Se piensa con frecuencia que la formación de la noticia moderna implica una dinámica fría, casi industrial y jerarquizada, donde la voz del que escribe, filma y fotografía no es relevante. En el repaso de la historia de El Comercio, se muestra que esa presunción es falaz, y que los periodistas hacen el medio y labran su identidad. http://juandelapuente.blogspot.com