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Opinión

El canciller invita a una cena, por Mirko Lauer

El interés de Givi nos indica que ser convocado a una reunión no es un compromiso menor.

Mirko Lauer
Mirko Lauer

Julian Givi acaba de publicar (en realidad hace unas tres semanas) en The Wall Street Journal un breve informe sobre una investigación acerca de cómo se debe responder a una invitación. El resultado final es escueto: diga sí o diga no, pero no diga quizás, porque los anfitriones detestan ser arrinconados contra la incertidumbre.

En efecto, ese quizás es un lujo que se da el invitado: saber o no saber, dudar. El anfitrión no va a saber cuánto gastar, para cuántos poner la mesa, si fuera el caso, y hasta qué hora esperar a que su reunión se complete. Un quizás es una molestia; varios quizás pueden ser una tragedia social, incluso un percance mayor que una racha de sinceras negativas.

El asunto puede ser complejo. Hace años, en México, descubrí que el anfitrión prefería que el invitado le aceptara la invitación y luego no asistiera. Cuando pregunté cuál era el sentido de eso, se me dijo: si dices que sí y no vas, es que realmente quisiste ir y no pudiste; si dices no, es porque en efecto no quisiste aceptar la invitación recibida, lo cual es un desplante.

Hay circunstancias en que la invitación se complica. Por ejemplo, los políticos mexicanos de cierta importancia están acostumbrados a llegar a los lugares donde son invitados con un abundante séquito, que estaría mal anunciar de antemano, aunque siempre se le espera. Así, el falso sí puede tener serio impacto en la economía de quien invita, sobre todo si es a su casa.

Pero aun así, el anfitrión mexicano parece preferir el engaño de una falsa aceptación antes que la frustración de un no franco. ¿Pero prefiere una negativa a un quizás? Parece que esto último cae mal en todas partes, y más cuando la reunión es de pocas personas y la duda puede sonar a “iré siempre y cuando no aparezca alguna invitación más importante o interesante”.

¿Cómo es la cosa en el Perú? Creo que más o menos como la describió Givi en WSJ, con el quizás resultando peor que un sí o un no. Solo he podido detectar una levísima variante, en una suerte de quizás postergado, en la línea de “más tarde le aviso”. El interés de Givi nos indica que ser convocado a una reunión no es un compromiso menor.

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