Un gran sector de la población quiere irse del Perú, entre ellos están los jóvenes que buscan mejorar sus condiciones de vida, quienes además se caracterizan por su talento y vigor, constituyéndose en la fuerza vital del desarrollo de nuestro país.
Antes que sea tarde, el gobierno debe evitar una desenfrenada emigración de nuestra juventud, generando condiciones necesarias en el aspecto laboral, económico y educacional, con el objetivo de establecer una sociedad que les brinde oportunidades. En el aspecto educativo, urge mejorar la enseñanza en el nivel técnico y universitario para que tengan una formación de calidad, que les sirva para incrementar su empleabilidad.
Para los recién graduados y jóvenes profesionales se debe generar puestos de trabajo en las empresas del sector público y privado, para que puedan ganar experiencia, esto a su vez, permitirá estrechar la relación entre las universidades e institutos con las empresas públicas y privadas, lo cual será capitalizado a través de la formación de bolsas laborales. La formación de un joven debe concluir en un puesto de trabajo.
También es necesario apoyarles en la formación de sus emprendimientos con capital semilla, capacitación, acceso a la tecnología y haciendo que el accionar de las incubadoras y las aceleradoras sean eficaces.
Debemos ser capaces de mejorar las condiciones laborales para desterrar la informalidad y el desempleo, que generan incertidumbre en los jóvenes, por ello es urgente que los dirigentes políticos, académicos y empresariales depongan sus posiciones ideológicas y consensuen políticas que apoyen su desarrollo, y de esa manera saldar la deuda que les tenemos. Su salida del país debe ser para estudiar, trabajar, conocer nuevas realidades y luego volver para liderar el desarrollo social, ser actores del crecimiento económico y participar en política con el objetivo de dirigir el destino del Perú.