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Opinión

Rescatando a la Policía Nacional, por Mesías Guevara

Urge establecer una gestión estratégica del talento del policía, haciendo transparente el proceso de admisión.

larepublica.pe
GUEVARA

Una de las instituciones llamadas a liderar la lucha contra la criminalidad es la Policía Nacional del Perú; sin embargo, a la luz de los hechos, vemos que no está en condiciones de asumir esa gran responsabilidad, porque está pasando por una de sus peores crisis institucionales, como consecuencia de su politización, y por las malas acciones que han realizado algunos de sus miembros pertenecientes a la plana mayor y de suboficiales, la ciudadanía ha perdido la confianza en ellos. Hay efectivos que han sido denunciados por pertenecer a organizaciones criminales, realizar operativos falsos y hacer cobros ilícitos a los ciudadanos a cambio de no imponerles una sanción; esto ha sido denunciado a través de denuncias periodísticas, caricaturas y programas humorísticos que han sido propalados a través de la televisión. A pesar de estas denuncias contra policías, en lugar de cambiar esta realidad, se ha normalizado, lo que acentúa su crisis institucional.

La Policía tiene como referentes a dos héroes como Mariano Santos y Alipio Ponce, que ofrendaron su vida por nuestra patria, y ellos constituyen los faros que orientan a los buenos policías que están en actividad o en retiro, quienes constituyen la reserva moral de esta importante institución. Por otro lado, también hay experiencias muy valiosas como la que protagonizó el GEIN. Sobre ellos se debe realizar una profunda reorganización de la Policía Nacional, para ir en primer lugar del “policía mendigo” al “policía amigo”, luego darle el liderazgo que le corresponde con fortaleza ética, capacidad profesional y material para que afronte con éxito la lucha contra la criminalidad.

Urge establecer una gestión estratégica del talento del policía, haciendo transparente el proceso de admisión que realizan las diversas escuelas de formación, sea de oficiales o suboficiales, que los ascensos sean por méritos y no por prebendas o favores políticos.