¿Qué significa ocupar el primer lugar a nivel mundial en incidencia de tuberculosis? La OMS nos coloca en su último reporte en esa ubicación que representa el fracaso estrepitoso de la salud pública en el combate a una enfermedad que ha vuelto a ser una de las causas principales de muerte en el mundo, después de la pandemia. Se ha señalado que 1,25 millones de personas mueren al año por esta enfermedad infecciosa al año.
Representa que lamentablemente no se han llevado a cabo acciones de prevención suficientes y que tampoco han resultado eficientes las iniciativas para proceder con el diagnóstico y el tratamiento de este proceso infeccioso que afecta a más de 8 millones de personas al año en el mundo.
Se trata de una enfermedad que afecta principalmente a países con renta media o baja, siendo una de sus principales detonantes la desnutrición.
Conocidos los índices que alcanza la pobreza extrema en el Perú, que se ha visto incrementada de manera dramática en los años de Gobierno de Dina Boluarte, alcanzando a casi 10 millones de personas; y luego el informe de FAO, que nos ubica como el país con mayor inseguridad alimentaria de la región, lo cual afecta al 51,7%del total de la población; es decir, 17,6 millones de personas; saber que tenemos la mayor incidencia de tuberculosis parece ser una consecuencia obligada de tan malas cifras.
Grandes bolsones de pobreza que rodean las ciudades, en las que se carece de lo básico como agua potable y luz eléctrica, y en las que las familias viven en hacinamiento, permiten la propagación de la enfermedad que, si no existen medidas de higiene, puede ser muy contagiosa.
La mayoría de los enfermos, además de ignorar el mal que los aqueja, cuando se les detecta, no reciben el tratamiento médico adecuado, por el colapso del servicio público de salud que no logra brindar atención de calidad en general, y que en relación con los más pobres es aún más incapaz. La carencia de medicinas en el sistema público convierte en aún más grave la dolencia, que con atención adecuada puede ser curada.
Uno de los objetivos del milenio al 2030 es haber derrotado esta enfermedad. Los países están obligados a desplegar sus máximos esfuerzos en la prevención, detección y tratamiento de la tuberculosis. Esperemos que en el Perú la parálisis gubernamental que nos coloca en estas posiciones ceda y se activen mecanismos capaces de controlar esta grave situación sanitaria que afecta a los más vulnerables.