Cada vez es peor, pero no lo queremos asumir: el cambio climático no es un “cuento chino”, como proclamó alguna vez el negacionista de este fenómeno, Donald Trump, que hoy quiere aterrizar de nuevo a la Casa Blanca. Ya está acá, desde hace décadas, aunque hoy comienza a mostrar su peor garra, como acabamos de ver con horror en Valencia, España.
Más de un científico, como el meteorólogo Matt Taylor citado por la BBC, ha declarado que la Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA), que asoló esa parte de la península ibérica, ha sido agudizada por la crisis climática. También los huracanes más intensos en el Caribe, los incendios forestales en varios países sudamericanos o, incluso, la escasez de agua en Piura.
¿Qué tiene que pasar para que entendamos que el planeta ya no es el mismo? El sociólogo francés Bruno Latour bautizó a este tiempo como el ‘Nuevo Régimen Climático’ y el Premio Nobel neerlandés Paul Crutzen como el ‘Antropoceno’. El periodista norteamericano David Wallace-Wells habló, antes de la pandemia, de una “nueva normalidad” (climática).
El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, siempre que puede clama sobre el problema, mientras la NASA, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) y numerosos investigadores insisten en que estamos entrando en una fase crítica. No puede que ser que entenderlo tenga que costar tantas tragedias.
España reporta ya más de 200 muertos y cientos de desaparecidos, una cifra desoladora que casi no tiene precedentes en ese país. Si volteamos la mirada hacia años recientes, nos encontramos con los espantosos incendios que acabaron con 30 millones de hectáreas de bosques en Australia, en el 2020. O con los 20.000 muertos por las inundaciones en África, en el 2022.
Aun así, hay quienes niegan, o minimizan, el cambio climático. Como los cruzados de VOX en España, que antes de la DANA hablaban de “fanatismo medioambiental”. Como Javier Milei, que dice que todo esto es una “mentira del socialismo”. O como ese señor, melenudo y díscolo, que si vuelve a ganar puede acercarnos más a una gran catástrofe.