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Opinión

Sucio Maduro, el Pinochet de Caracas, por Mirko Lauer

"La red criminal chavista propicia una preocupación especial, pues se apoya en varios millones de venezolanos honestos obligados a vivir en el exilio, por toda la región".

larepublica.pe
LAUER

El notable periodista colombiano Ricardo Calderón (Radio Caracol) no solo ha ganado el premio Colpin (IPYS) este año, sino además ha puesto de especial relieve la red criminal de la dictadura chavista en América Latina. Su investigación premiada sobre el asesinato del teniente venezolano Ronald Ojeda en Santiago de Chile es un retrato fiel del lamentable Nicolás Maduro.

La red criminal chavista propicia una preocupación especial, pues se apoya en varios millones de venezolanos honestos obligados a vivir en el exilio, por toda la región. Una muy pequeña parte de ellos es gente con experiencia, vocación y necesidad delictiva. Los demás son víctimas del malandraje chavista que los vino siguiendo luego de desterrarlos.

La aparición del ‘Tren de Aragua’ en el tinglado criminal chavista le abre las puertas a la posibilidad de que la banda transnacional sea un franco instrumento de la política exterior de Caracas. Entre robarse una elección completa en Venezuela y asesinar a un opositor en Chile, hay algunos lazos obvios y escarapelantes.

El asesinato de Ojeda podría haber sido cometido por el pinochetismo o por los sangrientos militares argentinos. Sin duda estamos en el mismo territorio. Con el añadido de que el valiente Maduro a diario expresa su temor a un atentado. No es descartable que sus guardianes políticos de dentro, la inteligencia cubana, también lo cuiden fronteras afuera.

Quién sabe si el caso Ojeda es una versión actual del célebre caso Letelier, un crimen violento en los EEUU que fue la antesala de la acusación a Augusto Pinochet en Madrid, y su reclusión en Londres. No estamos ante un asesinato ordenado desde Santiago, sino ante uno ejecutado en Santiago.

No descartemos que ahora que Maduro está vetado por Lula para entrar al club BRICS, ciertas formas de delictividad empiecen a potenciarse en el Brasil. Por lo general son crímenes diseñados para competir por las primeras planas, y sumamente difíciles de rastrear. ¿Suena conocido? Quizás Maduro maneja un ejército de sicarios.

La investigación premiada de Calderón les abre las puertas a muchas otras en el terreno de la diáspora venezolana como espacio de intromisión chavista en los países de América Latina. Los Gobiernos democráticos de la zona deberían ser los primeros interesados en llevar adelante esas investigaciones. El Gobierno de Caracas no es igual a los demás.