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Opinión

Hasta siempre, Gustavo Gutiérrez

Falleció el padre de la teología de la liberación y un peruano universal.

larepublica.pe
editorial

La dimensión de la obra de Gustavo Gutiérrez en la Tierra aún no ha llegado a dimensionarse. Todavía queda un tiempo de espera para que se cumpla la promesa de un mundo más justo y solidario.

La teología de la liberación, obra de su autoría que hoy lo encumbra y que sigue provocando debate y adhesiones, abre ese camino de esperanza a los más pobres, que fueron el centro de las preocupaciones del padre Gutiérrez, quien aseguró que “la pobreza es la mayor violencia”.

Esta opción preferencial por los pobres promovida por Gustavo Gutiérrez debe estar en el corazón de la acción evangelizadora de la Iglesia y representa una vuelta al camino en Cristo, a los orígenes de la fe.

Haber definido esta opción, y hacerla pública, despertó una campaña persistente contra la obra y la figura de Gutiérrez. Quienes lo hicieron representaban el oscurantismo y la mezquina defensa de sus privilegios.

Felizmente, corren otros vientos. El papa Francisco con ocasión de los 90 años de Gustavo Gutiérrez expresó la gratitud de la Iglesia por la labor intelectual desplegada y lo animó a seguir escribiendo y promoviendo su obra. En una carta enviada al teólogo peruano, el pontífice le dice: «Te agradezco por cuanto has contribuido a la Iglesia y a la humanidad, a través de tu servicio teológico y tu opción preferencial por los pobres y los descartados de la sociedad. Gracias por todos tus esfuerzos y por tu forma de interpelar la conciencia de cada uno, para que nadie quede indiferente ante el drama de la pobreza y la exclusión».

“La pobreza es un estado escandaloso que atenta contra la dignidad humana y, por consiguiente, contrario a la voluntad de Dios”, apuntó el teólogo, filósofo y sacerdote dominico que la noche del martes nos dejó a los 96 años. Su ausencia física nos consterna, aunque quedan poderosas sus ideas, removiendo conciencias y generando cambios. Reconocemos el carácter universal de su obra y su influencia venidera. Lamentamos, sin embargo, la partida de un hombre esencialmente bueno, sencillo, humilde y generoso. Descansa en paz.