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Opinión

Tejido social y democracia, por Las Tejedoras

En tiempos de crisis, un tejido social robusto es esencial para mantener la democracia.

larepublica.pe
En tiempos de crisis, un tejido social robusto es esencial para mantener la democracia.

*Por María Elena González Azurín, ciudadana activa.

En el Perú, el tejido social ha sido clave para la estabilidad y el avance democrático. Sin embargo, en tiempos de incertidumbre política, económica y social, este tejido se enfrenta a desafíos que amenazan la cohesión social y la supervivencia de la democracia.

El tejido social está compuesto por redes de relaciones, valores compartidos y estructuras que fomentan la cooperación, como familias, organizaciones civiles y empresas. En épocas de estabilidad, estas redes promueven la solidaridad y la participación ciudadana, pero, en momentos de crisis, se ven debilitadas por la desconfianza y el individualismo.

Nuestro país atraviesa una de sus etapas más complejas. La creciente deslegitimación de las instituciones democráticas, sumada a la corrupción y la inestabilidad, ha generado un profundo desencanto ciudadano. El Estado ha sido capturado por intereses individuales que responden a una agenda vinculada a economías ilegales. Ante la falta de una oposición efectiva, las organizaciones sociales y empresariales se han convertido en actores clave para enfrentar la incapacidad de gestión y captura del Estado.

Ejemplos de estos esfuerzos incluyen iniciativas como “Los Pacientes Importan”, que ha puesto en agenda pública la ineficiencia del gobierno en la compra de medicamentos; y “Actúa Verde Perú”, que ha iniciado un procedimiento internacional de incumplimiento de legislación ambiental ante el Acuerdo Comercial Perú-EE. UU., porque en Lima y Callao cada año mueren 10 mil compatriotas. También, destaca el movimiento “Capitalismo Consciente”, donde líderes empresariales articulan una agenda que promueve pasar de la preocupación a la acción abriendo mesas temáticas de interés público; “Warmikunas”, que fomenta un espacio de discusión sobre la participación de mujeres en política; y “Tejedoras”, espacio dialogante de mujeres diversas con el objetivo común de restaurar la esperanza y participar en la construcción de un proyecto democrático.

En tiempos de crisis, un tejido social robusto es esencial para mantener la democracia. La polarización y el desencanto aumentan cuando la cohesión social se debilita, y sin espacios de diálogo y cooperación, las divisiones sociales se profundizan. Por eso, la reconstrucción de este tejido es crucial. Las organizaciones civiles, los líderes comunitarios y las redes juegan un papel clave en este proceso, promoviendo la participación ciudadana y restaurando la confianza en las instituciones.

La democracia no se sostiene solo con leyes e instituciones, sino con una ciudadanía comprometida. El futuro democrático del Perú depende de nuestra capacidad para reconstruir los lazos de confianza y solidaridad, protegiendo el tejido social que nos une. Es imprescindible defender la democracia en tiempos aciagos para el Perú y una forma de hacerlo es participando en colectivos, movimientos y redes. Los ciudadanos y ciudadanas nos estamos organizando.