Para ser competitivos y conquistar los mercados del mundo, resulta imprescindible mejorar en cuatro aspectos decisivos: el nivel microeconómico, el nivel macroeconómico, el nivel mesoeconómico y el nivel metaeconómico.
En el nivel micro está la excelencia gerencial de cada empresa. En el nivel macro están las buenas políticas monetarias y fiscales. En el nivel meso están las buenas políticas sectoriales como la industrial, la educativa, la sanitaria y las de innovación, ciencia y tecnología. Pero, a mi juicio, el más importante y urgente es el nivel meta, que incluye los factores socioculturales, la cohesión social, el pensamiento crítico y la capacidad estratégica de un país.
En la actualidad, el 99,3% de las empresas está constituida por la micro y pequeña empresa y, de estas, ocho de cada diez son informales. ¿Hacemos algo para remediar esta situación? Hay que hacer algo. Necesitamos de un proyecto nacional que nos cobije a todos. No podemos limitarnos a ser prisioneros de este mercantilismo de mercado. Necesitamos crear nuevos mercados y defender competitivamente los nuestros ya existentes.
Para crear y conquistar nuevos mercados se requiere de innovación, ciencia y tecnología. Se requiere de la alianza estratégica entre nuestras empresas y la academia, es decir, de universidades. Pero sobre todo se requieren auténticos empresarios emprendedores o schumpeterianos. Requerimos de una auténtica burguesía nacional.
Necesitamos de empresarios que promuevan la ciencia, la tecnología y la investigación a nivel de sus empresas y la sociedad, que cuiden el medio ambiente, que sean inclusivos, que respeten el ordenamiento legal, que busquen generar confianza en la población, que alienten a los jóvenes a emprender, que promuevan el desarrollo regional como forma realista de una auténtica descentralización, que promueva la diversificación productiva, que busquen nuestra propia forma nacional de ser universales y que busquen un lugar digno en el concierto nacional de las naciones.