Un riesgo principal de la reestructuración de los estímulos para la cinematografía anunciada por la ministra de cultura no es solo que se quiera reducir los recursos a esta industria, sino que sea la llave para inducir a que solo se ofrezca financiamiento a las películas que cuenten las historias que convengan a los políticos de turno.
La ministra Leslie Urteaga sustenta su iniciativa en que se trata de recursos públicos, y pretende disminuir la preocupación por su anuncio señalando que se hará un proceso participativo amplio, escuchando a todos, para brindar servicios de calidad al ciudadano.
Para empezar, no debe haber duda, aunque algunos políticos sostengan lo contrario, de la importancia de estímulos al cine. Como explicó Ricardo Bedoya ayer en Claro y Directo de LR+, esta actividad no está nivelada con la gran industria internacional, lo que demanda un esquema de subsidio tal como ocurre en todo el mundo.
Esos recursos se deben asignar mediante concursos en que los proyectos compitan por su calidad y no por si satisfacen al político de turno.
En ese sentido, preocupa mucho la oportunidad en que se hará la revisión de los estímulos al cine. Primero, en el contexto del debate sobre ‘La piel más temida’ del cineasta Joel Calero, que ha sido criticada por algunos que ven en esta propaganda al terrorismo.
Se puede opinar que sea buena o mala película —derecho de la crítica—, pero esta columna cree que no hay motivo para pensar que una historia de relaciones familiares en el Perú post terrorismo quiera reivindicar a Sendero. Es una malinterpretación de quienes quisieran que el cine sea propaganda.
Segundo, ocurre en el contexto de una campaña desde el congreso para reducir la perspectiva del cine peruano por creer que este se dedica a ese objetivo panfletario, lo que no es cierto.
Y, tercero, la revisión de los estímulos ocurre cuando el gobierno se ha dedicado a ceder a todo lo que pida el congreso con el fin de durar, lo que permite adelantar que en este caso se buscará alinear el cine peruano a lo que pide el congreso: que se le corten los recursos y se asignen a proyectos que se dediquen a contar las historias que quieren los políticos que manejan la billetera estatal en cada momento.