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Opinión

Con la economía no se juega, por Augusto Álvarez Rodrich

La rebaja de la calificación de S&P al Perú afectará a la gente.

larepublica.pe
Augusto Álvarez Rodrich

El anuncio de la reducción de la calificación de S&P Global es una de esas malas noticias que se convierten en hitos en una trayectoria que luego los historiadores recuerdan como el punto de inflexión que marcó un cambio de tendencia, pero que, en realidad, son hitos de un proceso más antiguo, como cuando se le pone el termómetro a un enfermo que ya se ve que no anda bien desde hace tiempo.

El Perú no anda bien desde hace tiempo, el suficiente para que el despelote político y el deterioro de la institucionalidad política, jurídica y económica perjudiquen de manera considerable al clima de inversión en el país, como acaba de precisar S&P Global:

“Esperamos una recuperación económica moderada para Perú en 2024-2025 tras la contracción del PBI real del año pasado, como consecuencia de diversos impactos sobre el crecimiento. Un congreso fragmentado y el limitado capital político del gobierno pesan sobre la confianza de los inversionistas del sector privado y suponen un costo de oportunidad para el crecimiento, lo que limita la capacidad de Perú para poder reconstruir espacio fiscal”.

La decisión de reducción de la calificación al Perú de ‘BBB’ a ‘BBB-’, ya a un paso de perder el grado de inversión, y que implica un retroceso de unos 12 años, no ocurren de un día para otro, sino que son consecuencia de un proceso que tiene casi una década.

Empezó con el ataque del congreso de Keiko Fujimori en 2016 y la presidencia de Pedro Pablo Kuczynski, que impidió que sea un lustro estupendo para el avance económico y la generación de bienestar para la ciudadanía, junto con la reducción de la pobreza, que se agravó por la turbulencia de siete presidentes en nueve años, y que terminó de reventarse con la elección presidencial de Pedro Castillo y su relevo posterior por quien fue su vicepresidenta, Dina Boluarte, incluyendo la selección de responsables del MEF que desde 2021 hasta ahora han subordinado el manejo económico a las necesidades políticas e ignorancias de los jefes de estado.

Hoy el Perú sufre las consecuencias y serán los más pobres los más perjudicados por la irresponsabilidad de todos sus políticos, desde la izquierda hasta la derecha. Con la economía no se juega, y la gente ya lo viene sintiendo.