La declaración de ayer del alcalde Rafael López Aliaga despeja la duda de que él es responsable de la salida del exministro Carlos Oliva del consejo fiscal (CF), y confirma la preocupación de que la debilidad de la presidenta Dina Boluarte hará que su gobierno sea el mayordomo de todos los que ella crea que la ayudarán a durar hasta el 2026.
“En el Perú no hay imprescindibles, no se trata de nada personal”, señaló López Aliaga. Agregó que el CF “se fija en el trabajo municipal que tiene clasificación de riesgos, que tiene usos de fondos, fideicomisos de protección para infraestructura; Lima, a gritos, necesita inversión en infraestructura”, y terminó diciendo que “el CF debe tener un rol técnico y no político”.
Claro que Lima necesita infraestructura y que el CF debe tener un rol técnico, como el que efectivamente tiene, pero por eso mismo se debe asegurar que el municipio no incurra en un alto riesgo de sobreendeudamiento que derive en la necesidad de un salvataje con recursos del gobierno central.
Por hacer notar ese riesgo, entre otros vinculados al desbalance fiscal que hoy se enfrenta, como corresponde a la misión del CF, la presidenta Boluarte se puso el uniforme de mucama y le sirvió al alcalde la cabeza de Oliva, contando, además, con la anuencia cómplice del titular del MEF, José Arista, con actitud de ujier, agravando la pérdida de liderazgo, poder y prestigio que alguna vez tuvo ese ministerio.
Lo cual es una decisión muy torpe pues el CF solo puede emitir opinión, pero sin un carácter vinculante.
De este modo, el gobierno de la presidenta Boluarte ratifica su voluntad de ser la piñata de cualquiera que la amenace con desestabilizarla, sin advertir que la mayor fuente de desestabilización será el grave peligro que está construyendo al elevar el riesgo regulatorio y erosionar más el clima para la inversión al ponerse de sirviente de entidades mediocres y corruptas como el congreso de la república.
El daño que le va a haber producido este lustro político al país, primero con la presidencia de Pedro Castillo, y ahora con la administración de quien antes fue su vicepresidenta, Dina Boluarte, va a ser enorme, especialmente en este tramo en el que el gobierno se puso a gobernar con rodilleras.
Economista de la U. del Pacífico –profesor desde 1986– y Máster de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, Harvard. En el oficio de periodista desde hace más de cuatro décadas, con varios despidos en la mochila tras dirigir y conducir programas en diarios, tv y radio. Dirige RTV, preside Ipys, le gusta el teatro, ante todo, hincha de Alianza Lima.