El atentado terrorista cometido por ISIS en Moscú agudiza el enfrentamiento entre Rusia y la OTAN en territorio ucraniano. A la vez que Rusia intensifica los ataques a la infraestructura y arsenales bélicos de su vecino, apunta su investigación a los servicios de inteligencia de Estados Unidos, el Reino Unido y Ucrania como autores intelectuales. Europa se rearma, mientras crecen los rumores de una tercera guerra mundial.
Las relaciones entre Rusia y Ucrania empezaron a tensionarse desde 2014 cuando la CIA y funcionarios del gobierno estadounidense, en particular Victoria Nuland, participaron del golpe de Estado que derrocó al expresidente de Ucrania, el prorruso Viktor Yanukovich, que dejó 120 muertes en su haber. Investigaciones recientes sostienen que, los disparos a los protestantes y a la policía ucraniana en la plaza de Maidán, fueron realizados por francotiradores de ultraderecha que se oponían al depuesto gobierno.
Estos hechos no son ajenos a la Estrategia Nacional de Seguridad (NSS) de Estados Unidos. La NSS señala que Rusia representa una amenaza inmediata y continua para el orden de seguridad regional en Europa y es una fuente de interrupción e inestabilidad a nivel mundial, pero carece de las capacidades de China. El país asiático es considerado como el desafío geopolítico más importante de Estados Unidos, toda vez que es el único competidor que tiene la intención de remodelar el orden internacional y, cada vez más, el poder económico, diplomático, militar y tecnológico para avanzar en ese objetivo. La NSS considera que Europa debe “limitar a Rusia” y Estados Unidos “superar a China”.
Para el gobierno estadounidense, el mundo se encuentra ahora en un punto de inflexión y esta década será decisiva para gestionar la grave amenaza que representa el poderío ruso pero, sobre todo, el de China. "Si no actuamos con urgencia y creatividad", señalan, nuestra ventana de oportunidad para dar forma al futuro del orden internacional y abordar los desafíos compartidos se cerrará. Así, con alma guerrera, se anuncia el fortalecimiento de alianzas militares: con la OTAN en Europa, para aislar a Rusia, y con AUKUS (Reino Unido, Australia y Estados Unidos) y QUAD (Australia, Japón, India y Estados Unidos) para cercar a China.
Este es el marco en el que debe analizarse la guerra en Ucrania, en donde por el momento rusos y ucranianos ponen la sangre y europa occidental, y Estados Unidos, las armas. En una actitud de subyugamiento absoluto, Europa se ha comprado la narrativa de la guerra y ha renunciado al gas natural barato que le vendía Rusia. En su lugar, ha optado por comprar gas natural licuado de Estados Unidos extraído con técnicas contaminantes como el fracking, más costoso, y ha renunciado a investigar la voladura de 3 de los cuatro ductos del gasoducto Nordtream 2 que transportaba gas natural de Rusia a Alemania y desde allí al resto de Europa.
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La semana pasada, durante la Cumbre del Consejo Europeo en Bruselas, se acordó el apoyo militar urgente para Ucrania y aumento de la preparación defensiva de la Unión Europea. Además, se presentó la primera Estrategia Industrial Europea de Defensa general del bloque. Estas acciones van en detrimento del estado de bienestar, cada vez más debilitado en esa región. El complejo militar, industrial y tecnológico, se frota las manos y no es casualidad que Francia, que también posee armas nucleares, sea el promotor del envío de tropas.
El alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Políticas de Seguridad, Josep Borrell, dijo el martes a la CNN que "no podemos permitirnos que Rusia gane la guerra, de lo contrario los intereses estadounidenses y europeos se verían perjudicados y agregó: “No es una cuestión de generosidad, de apoyar a Ucrania porque amamos al pueblo ucraniano. Es una cuestión de nuestro propio interés".
No parecen haber escuchado las declaraciones de Putin en la entrevista que le hizo Tucker Carlson, ni su discurso en la Asamblea Nacional, donde señaló claramente que Rusia no tiene interés en avanzar hacia Europa. Pero si el continente se enfrentara conjuntamente a su país, y no pudieran hacerles frente con armas convencionales, entonces se vería forzado al uso de armas nucleares, lo que, señaló, acabaría con la civilización. “No queremos hacerlo” ha señalado repetidamente.
Putin busca un acuerdo que establezca que Ucrania no será parte de la OTAN para evitar la instalación de bases militares o misiles en su amplia frontera. Un reportaje publicado recientemente por The New York Times señala que la CIA ha creado una red de 12 bases secretas de espionaje en la frontera de Ucrania y Rusia durante la última década para tratar de vulnerar a este último.
La única posibilidad de destensar esta guerra es que Europa reaccione, busque un acuerdo de paz con Rusia lo más pronto posible, se independice de la Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos y se apure en definir una propia.