Llama la atención el pedido de Nicolás Maduro para que los emigrantes de Venezuela vuelvan al país. ¿Es más teatro político? ¿Qué interés tendría el chavismo en alimentar más bocas? En el 2018 Maduro decía que muchos querían volver (al Perú mandó un par de aviones), este 2024 les está pidiendo que lo hagan. En verdad no hay muchos interesados.
Pero en términos generales una parte de los migrantes regresa a su país de origen. ¿Por qué? Las cifras que existen representan un agregado de decisiones personales o familiares, muy variadas. Mucho depende de la comparación entre la vida antes y la vida después de la migración. A menudo volver sería un suicidio por nostalgia.
Que se sepa, aquellos gobiernos que producen las condiciones objetivas para la fuga desesperada o la emigración en orden de millones de ciudadanos no tienen especial interés en verlos volver. En las economías de la miseria no falta mano de obra, y las remesas de los que ya se fueron son particularmente valiosas.
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Una vez que se pone de lado consideraciones xenófobas, racistas o coyunturales, los inmigrantes son un activo para el país que los recibe. Es cierto que pueden ser una competencia por puestos de trabajo, y un factor de abaratamiento de los salarios, pero eso no es permanente. El balance tiende a ser positivo.
Desde hace unos pocos años ha aumentado el caudal de los emigrantes peruanos, generalmente jóvenes. Sondeos y conversaciones privadas transmiten ideas como pocas oportunidades, poco futuro o, parafraseando a Milan Kundera, que la vida realmente moderna está en otra parte. No parece una emigración desesperada, pero sí decidida y constante.
La distancia social y económica entre el país de destino y el país de origen suele ser tan grande que simplemente crea una nueva realidad. No tiene que haber una historia de éxito para preferir Europa a las satrapías africanas. En otro plano, el Perú es duro para todos, locales o no, pero entre Hugo Chávez y Maduro han construido un lugar invivible.
A pesar de cualquier excepción, el Perú ha ganado mucho con la llegada de los venezolanos espantados por el socialismo del siglo XXI. Maduro lo sabe. En otro tiempo los insultaba, hoy les pide volver. Mejor que espere sentado.