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Opinión

Verdades, mentiras y apariencias, por Sandro Mairata

"Cuando termina Anatomía de una caída, aún resuenan los ecos de su elegante narrativa. Cosa ejemplar, siempre apreciable".

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Caída libre. Anatomía de una caída es un título mayor del cine del 2023 y de la década en curso. Foto: difusión

Justine Triet propone un caleidoscopio emocional en Anatomía de una caída, un título mayor del cine de 2023 y de la década en curso. A partir de una tragedia muy puntual, se destejen las filigranas de lo que fue una relación de pareja, sus aristas y sus culpas, en una pesquisa con visos de drama judicial que se inspira tangencialmente en Anatomía de un asesinato (1959) de Otto Preminger.

En una casa en medio de la nieve de los Alpes franceses, Samuel (Samuel Theis) es el esposo de la exitosa novelista Sandra Voyter (Sandra Hüller, inolvidable en este rol). El hijo de ambos, ciego, anda con su perro por ahí. Mientras Sandra le concede una entrevista a una periodista, suena a todo volumen ‘P.I.M.P.’, una versión extendida de la Bacao Rytyhm & Steel Band del éxito de 50 Cent (no al revés, 50 Cent no usó un sample), evidentemente una excentricidad de Samuel. Al no poder continuar la charla por el ruido, se postergará la entrevista, pero el día familiar acabará en horror con la caída de Samuel desde el segundo piso, debido a la cual perderá la vida.

¿Acaso Sandra lo empujó o Samuel se suicidó?

En idas y vueltas revisando la evidencia disponible, el guion de Triet y Arthur Harari provee evidencias suficientes para ambas explicaciones. Más allá de ello, la perspectiva del hijo, Daniel (Milo Machado Graner), será decisiva, catalizando el choque de energías provenientes desde sus padres. Ante la embestida de la justicia, ¿debe serle fiel Daniel a su madre o a lo que parece ser la verdad?

Es cierto que el ritmo de Anatomía de una caída requiere paciencia, ya que carece del ritmo hollywoodense de frenesí, con ediciones violentas o música incidental angustiante para llevarnos de los pelos por la historia. A fuego lento, sin embargo, esto se cuece mejor. 

En esta perspectiva, conoceremos las dos caras de ambos esposos: la que ofrecen a la sociedad y aquella que se ha curtido al interior de la vida de pareja por las ambiciones truncas de uno y los ímpetus competitivos del otro. Triet cuestiona no solo las relaciones de pareja sino las múltiples aristas del “éxito” cuando lo que queda son cenizas de la vida familiar.

Hüller, ya está dicho, es superlativa. Ya en Toni Erdmann de 2016 se habían lucido sus cualidades dramáticas y aquí, hablando en francés e inglés, su Sandra Voyter no es un monstruo, es un ser humano amenazado por las circunstancias de una vida diaria condicionada por sus necesidades personales. Los flashbacks, cuidadosamente diseñados, nos revelan a un Samuel Theis secundando a Hüller en su desesperada performance de un hombre que no puede ser feliz aun teniéndolo todo en casa.

Cuando termina Anatomía de una caída, aún resuenan los ecos de su elegante narrativa. Cosa ejemplar, siempre apreciable.

Masters Of The Universe: Revolution

Para quienes siguieron los hechos extremos del reinicio de la saga de He-Man, Revelation de 2021, esta continuación trae nuevos personajes contra el maligno Kelgor (post-Skeletor). No termina de convencer, pero viene con sorpresas.

The Curse

Emma Stone en una serie es todo lo que los fans de Pobres criaturas necesitan. Benny Safdie (quien escribió Diamantes en bruto con Adam Sandler) trae esta historia inclasificable de 10 episodios sobre una pareja, un reality y mucha hipocresía.