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Opinión

La llama de la esperanza, por Mesias Guevara

"Estamos envueltos en una turbulencia política, la cual está impactando en la estructura de nuestra economía y conformación social".

larepublica.pe
Guevara

Estamos envueltos en una turbulencia política, la cual está impactando en la estructura de nuestra economía y conformación social. Esta sacude las estructuras de nuestra sociedad, golpea a las familias y de manera particular a las fibras de los ciudadanos, haciendo que estos pierdan el optimismo. Por otro lado, ha hecho crecer la desconfianza hacia las autoridades civiles, militares, líderes políticos, sindicales y empresariales, la mirada franca y sincera ha sido reemplazada por el reojo y la verdad por la mentira que es presentada como desinformación.

Nos acompañan sinsabores, muertes, recesión económica, delincuencia, extorsión, contrarreformas y actitudes irresponsables que provienen del Congreso de la República, los que no han podido doblegarnos, porque la mayoría de los peruanos tenemos la energía de las fuerzas telúricas de nuestras montañas, el entusiasmo que nos da el silbido de los vientos venidos de nuestro mar, y la paz que nos da el susurro de nuestra selva, y porque hemos aprendido a afrontar con éxito el infortunio.

Ante este escenario sombrío, tenemos que mantener encendida la llama de la esperanza, para que nos llene de optimismo y encienda las llamas de la fe, la paz y el amor. Y nos dé la posibilidad de mantener una actitud mental positiva, para afrontar con éxito el presente y escribir con entusiasmo la futura historia de nuestras vidas y de nuestro país.

Podrán caer tormentas e intensas lluvias sobre nuestras tierras, haciendo que perdamos nuestras cosechas, la oscuridad engendrada por la mentira y el odio pretenderá imponerse sobre la luz para negarnos la posibilidad de ver lo bello de las virtudes humanas, la ansiedad buscará reinar en nuestras almas por haber perdido el empleo y por no tener la posibilidad de alimentar y cobijar a nuestras familias. La melancolía de manera abrupta querrá sumirnos en la eterna tristeza arrancándonos un suspiro acompañado de una lágrima silenciosa. El desánimo intentará detener nuestras andanzas y derrumbarnos hasta hacer que hinquemos nuestras rodillas sobre el polvoriento suelo. Pero allí estará la esperanza que no permitirá que caigamos derrotados y desorientados.       

Busquemos que en nuestro país reine la esperanza y se nos dé la fortaleza para construir una sociedad donde nos reconozcamos como hermanos, y hayan sido desterradas la discriminación política, económica, religiosa y social. Donde podamos intercambiar ideas con tolerancia y que no nos descalifiquen por intentar restituir la democracia y la gobernabilidad, cuyo objetivo es mejorar la calidad de vida de todos los peruanos con empleo digno. Donde por conciencia ecológica respetemos el medio ambiente, y por responsabilidad trabajemos con seriedad en la mejora de los servicios públicos de salud, educación, transporte e internet, entre otros, para beneplácito de todos. Que cese la demolición de la institucionalidad de nuestro país y que la inseguridad ciudadana deje de ponernos en zozobra e incertidumbre.

¡Gloria a la esperanza! Que al desvalido le calma el hambre, el frio y el dolor. Que da sabiduría a los líderes políticos, empresariales, académicos y sindicales. Que ilumina el camino de las familias para que caminen con firmeza en busca de alcanzar sus sueños. Que logra que los partidos políticos dejen de ser sindicados como organizaciones criminales. Que guía a los jóvenes a conquistar sus proyectos y a convertirse en ciudadanos de bien. Que da paz y sosiego al corazón de los ancianos y a su otoño lo convierte en una eterna primavera. Que al obrero le brinda un nuevo amanecer a través de un justo salario y a nuestros niños crecer sanos. Que calma nuestra sed de justicia y nos proyecta hacia un Perú unido que nos permita construir una visión de futuro que sea compartida por todos para alcanzar la prosperidad.