Podría empezar esta columna con cualquier renglón de alguna de tus canciones. Sobre todo, las que me encantan: Me elevé, Lo olvidé, Alguien que bese como tú, No pensé que era amor, Sé que todo ha acabado ya, Talk show, Sentimiento increíble, Tema del adiós y, por supuesto, las de tu etapa con Arena Hash: Y es que sucede así y Cómo te va mi amor.
Como ves, me inclino por tus baladas, pero baladas rockeras, con cuerpo, con temple, con alma. Con esos lugares comunes que tú, con tu estilo, los convertías en originales, distanciándote, para mi gusto, de todos tus colegas contemporáneos, sobre todo de Gian Marco, porque tus letras y melodías no saben a encargo y porque la gloria creativa te la quedaste tú, no otros.
Mientras sigo escribiendo, si esto fuese un reportaje televisivo, pondría los mágicos acordes de Me elevé durante todo el párrafo y, si me obligaran a musicalizar con solo una de tus canciones, quedaría atrapado entre Me elevé, el final de Alguien que bese como tú y Sentimiento increíble. Si mezclo toda la escena nacional, salvo por Frágil, eres mi preferido, porque hiciste buen pop, bien puesto, bien a la mano y nunca me empalagaste, pues tienes el touch acriollado de los Stones que tanto te gustaban y nos dabas azúcar de calidad.
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Seguramente metiste la pata en algunas de tus columnas o declaraciones. ¿Quién no? No me gustaban tus posturas políticas, tampoco la forma en la que abordabas algunos temas polémicos, como las relaciones con las mujeres. Aquello, sin embargo, queda muy por debajo de tu obra, la obra que te sobrevive, esa obra que podía unir Puno con Lima, Cusco con Trujillo, Iquitos con Arequipa, Ayacucho con Tumbes.
Desde tus tiempos ochenteros del colegio parroquial, entre Miraflores y San Isidro, de tus barrios con bodega en la esquina, parquecitos, en donde en este momento sigues sonando y caminando.
Desde allí, desde esa clase media pitucona, indujiste nación, colectividad, musicalizaste vidas, caray, para todo el país. Un país a cuya gente nos une tan pocas cosas. Eso es grandioso, Pedro, no cualquiera lo hace y tú lo hiciste y lo seguirás haciendo. Sé que no todo ha acabado ya, que al fin te elevaste, que a este infierno no vas a volver, que lo que siento es increíble, no lo olvidé. Y es que sucede así, al fin al cabo, la vida es un talk show.