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Opinión

¿Habrá paz el año siguiente?, por Ramiro Escobar

“Este año 2023 termina con una desoladora montaña de víctimas mortales por conflictos armados en el mundo (cerca de 300 mil)”.

larepublica.pe
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(*) Profesor PUCP

Este año 2023 termina con una desoladora montaña de víctimas mortales por conflictos armados en el mundo (cerca de 300 mil), pero con dos guerras que son desoladoras y a la vez preocupantes desde el punto de vista geopolítico: la de Rusia contra Ucrania y la de Israel contra Hamás. Especialmente la segunda, está marcando niveles de horror pocas veces antes vistos.

No nos engañemos: la guerra que ha causado más muertos en los últimos años ha sido la de Yemen, en la que están involucrados Arabia Saudí, los rebeldes hutíes de ese país, Irán y algunas potencias occidentales como Estados Unidos y el Reino Unido (que respaldan a los saudíes). Casi 400 mil muertos en nueve años, entre ellos un estimado de 85 mil menores de edad.

Hay una leve posibilidad de que el conflicto termine, o amaine al menos por negociaciones recientes, pero la sangría ha sido de espanto, sin que, a numerosos medios occidentales y políticos de todo el mundo, se les mueva muchas pestañas. Es un caso dramático de ninguneo mediático y político, con el agravante de que ha habido literales hambrunas en Yemen.

La guerra de Siria, ya prácticamente ganada por el autócrata Bachar el Asad, ha dejado cerca de 600 mil fallecidos y, aunque sí contó con más atención global, de todas maneras continuó de manera despiadada debido a la renuencia de Rusia y Estados Unidos por detenerla. La primera porque El Assad es un aliado, y el segundo para evitar que llegue un Gobierno islamista al poder.

Ambas guerras han sido guerras ubicadas en un país, pero con el involucramiento de otros países. Algo así como conatos de ‘guerra fría’ en la escena contemporánea. El problema con la guerra en Ucrania es que, por primera vez en varios años, una potencia nuclear se involucra en una guerra interestatal con capacidad de extenderse de manera perniciosa a otras zonas.

Y el drama en la Franja de Gaza, tras el brutal ataque terrorista de Hamás el pasado 7 de octubre, consiste en que la represalia israelí es de tal magnitud, y en tan poco tiempo, que está haciendo estallar los estándares mínimos del Derecho Internacional Humanitario. Más 21 mil muertos, entre ellos al menos unos 8 mil menores de edad, si no más, es algo inenarrable.

¿Qué nos queda para el  2024? El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ya ha anunciado que los bombardeos tienen para varios meses más, con una frialdad impresionante; y en Rusia no se ve a un Putin capaz de renunciar a su cruzada bélica en nombre de un nacionalismo demodé que pasa por anexionarse buena parte de Ucrania, un Estado soberano.

Las guerras intestinas en África continuarán, también ninguneadas por gran parte de la opinión pública global, mientras en el lugar de los hechos, en el frío o calcinante territorio en guerra, miles de personas, incontables niños incluidos, seguirán sufriendo por la infame costumbre de convertir a la población civil en carne de cañón sin defensa que justifica razones de Estado.