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Opinión

Resolver, resuelto, resolviendo, por Camila Vera

"Un Gobierno que resuelva es más útil que un novio que resuelva".

larepublica.pe
CAMILA

Infinitivo, participio y gerundio. Las formas no conjugadas —y, por tanto, carentes del yo, tú y él— del verbo trendy de la semana permiten rescatar a alguien —“Un hombre que resuelva”— de una responsabilidad dictada por las redes sociales. Además, esta distancia le abre paso a una observación que justifica la pregunta entre usuarios: ¿resolver qué? La respuesta es indispensable incluso bajo el lente gramatical: resolver es una acción transitiva. Es decir, el acto exige la presencia de otro integrante, un complemento.

Resolver conflictos, resolver acertijos o resolver expectativas. Resolver algo. Y como los memes condensan su gracia en el asunto del amor, el término ha navegado entre feeds y ha puesto el dedo índice sobre la cabeza del género masculino. “Un novio así” es la póliza que respalda, virtualmente, el éxito en una relación sentimental. Google resume esta nueva extensión significativa: que el sujeto, por iniciativa, sostenga detalles de servicio para demostrarle afecto a la pareja.

Y el sujeto carga entonces ya no solo con la urgencia de cerrar, como todos, un 2023 de manera decente, sino también con la búsqueda de estrategia para preguntar, sin que el interlocutor se ofenda, si aquello de resolver puede ser recíproco. Flota en el mar del doble clic una cláusula cuya desigualdad de género se disfraza entre likes y compartidos. Resolver puede parecer un contenido de parodia, pero se instala en la mente de la audiencia como una condición que él, y su plural ellos, debe acreditar en su hoja de vida.

El uso de esta palabra, sin embargo, podría aprovecharse para apuntar hacia aspectos además del amoroso. ¿Qué tal el político? Juan Carlos Lizarzaburu, congresista de Fuerza popular, lanzó un comentario sexista sobre Patricia Juárez, su colega, durante la sesión de la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales (SAC). La víctima ya ha comunicado que interpondrá una denuncia ante la Comisión de Ética Parlamentaria y que espera “una sanción ejemplar”.

Un Gobierno que resuelva es más útil que un novio que resuelva. Los hashtags y la indignación quizá no cambien la clase de legisladores que acceden al poder, pero sí hacen que en el país, en el ideario colectivo, se visibilice la diferencia entre un profesional y una persona buena.